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1 Reyes 16 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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1 Reyes 16

1 Recibió Jehú, hijo de Janani, palabra de Yahvé contra Basa, diciendo:

2 “Yo te he levantado del polvo y te hice jefe de mi pueblo, Israel; mas por haber tú marchado por el camino de Jeroboam y haber hecho pecar a mi pueblo, Israel, irritándome con sus pecados,'

3 voy yo a barrer a Basa y a su casa, y haré tu casa semejante a la de Jeroboam, hijo de Nadab.

4 El que de la casa de Basa muera en la ciudad será devorado por los perros, y el que de los suyos muera en el campo será comido por las aves del cielo.”

5 Él resto de los hechos de Basa, cuanto hizo, sus hazañas, ¿no está escrito en el libro de las Crónicas de los reyes de Israel?

6 Basa se durmió con sus padres y fue sepultado en Tirsa. Le sucedió Ela, su hijo.

7 La palabra de Yahvé había sido dirigida por medio del profeta Jehú, hijo de Janani, contra Basa y contra su casa, no sólo por todo el mal que él había hecho a los ojos de Yahvé, irritándole con la obra de sus manos y haciéndose semejante a la casa de Jeroboam, sino también por haber destruido a la casa de Jeroboam.

8 El año veintiséis de Asa, rey de Judá, comenzó a reinar sobre Israel, en Tirsa, Ela, hijo de Basa, y reinó dos años.

9 Conspiró contra él Zimri, su siervo, jefe de la mitad de los carros. Estaba Ela en Tirsa comiendo y embriagándose en casa de Arsa, su mayordomo en Tirsa;'

10 y entró Zimri y le hirió, matándole, el año veintisiete de Asa, rey de Judá, y reinó en su lugar.

11 Hecho rey, una vez que se sentó sobre el trono,

12 destruyó a toda la casa de Basa, sin dejar que escapara nadie de cuantos le pertenecían, ni pariente ni amigo. Destruyó Zimri toda la casa de Basa, según la palabra que Yahvé había dicho contra Basa por medio de Jehú, profeta,

13 por todos los pecados que Basa y Ela, su hijo, habían cometido y habían hecho cometer a Israel, irritando con sus ídolos a Yahvé, Dios de Israel.

14 El resto de los hechos de Ela, cuanto hizo, ¿no está escrito en el libro de las Crónicas de los reyes de Israel?

15 El año veintisiete de Asa, rey de Judá, reinó siete días Zimri en Tirsa.

16 Estaba el pueblo acampado contra Guibetón, que pertenecía a los filisteos, y supo la noticia: “Zimri ha conspirado contra el rey, y aun le ha dado muerte”; y aquel mismo día todo Israel alzó en el campamento por rey a Omri, jefe del ejército.'

17 Ornri, y con él todo Israel, subieron de Guibetón y pusieron cerco a Tirsa.

18 Cuando Zimri vio que era tomada la ciudad, se metió en el palacio real y puso fuego a la casa con él dentro, y así murió,

19 por los pecados que él había cometido, haciendo lo malo a los ojos de Yahvé y marchando por el camino de Jeroboam y dándose a los pecados que Jeroboam había cometido para hacer pecar a Israel.

20 El resto de los hechos de Zimri, la conspiración que tramó, ¿no está escrito en el libro de las Crónicas de los reyes de Israel?

21 Entonces el pueblo de Israel se dividió en dos partidos; una mitad del pueblo quería hacer rey a Tibni, hijo de Guinat, y la otra mitad estaba por Omri.'

22 Los partidarios de Omri vencieron a los partidarios de Tibni, hijo de Guinat, y Tibni fue muerto y reinó Omri.

23 El año treinta y uno de Asa, rey de Judá, comenzó a reinar Omri sobre Israel, y reinó doce años. Reinó en Tirsa seis años;'

24 luego compró a Semer la montaña de Samaría por dos talentos de plata, y edificó sobre la montaña, dando a la ciudad que edificó el nombre de Samaría, del monte de Semer, el dueño del monte.

25 Omri hizo el mal a los ojos de Yahvé y obró todavía peor que los que le habían precedido.

26 Marchó por todos los caminos de Jeroboam, hijo de Nabat, y se dio a todos los pecados que Jeroboam había hecho cometer a Israel, irritando con sus ídolos a Yahvé, Dios de Israel.

27 El resto de los hechos de Omri, cuanto hizo, sus hazañas, ¿no está escrito en el libro de las Crónicas de los reyes de Israel?

28 Se durmió Omri con sus padres y fue sepultado en Samaría. Le sucedió Ajab, su hijo.

29 Ajab, hijo de Omri, comenzó a reinar en Israel el año treinta y ocho de Asa, rey de Judá,

30 y reinó sobre Israel en Samaría veintidós años. Ajab, hijo de Omri, hizo el mal a los ojos de Yahvé, más que todos cuantos le habían precedido;'

31 y como si fuese todavía poco darse a los pecados de Jeroboam, hijo de Nabat, tomó por mujer a Jezabel, hija de Etbaal, rey de Sidón, y se fue tras Baal, le sirvió y se prosternó ante él.

32 Alzó a Baal un altar en la casa de Baal, que edificó en Samaría.

33 Hízose además una “a sera,” haciendo más que cuantos reyes le precedieron para provocar la ira de Yahvé, Dios de Israel.

34 En su tiempo, Jiel, de Betel, reedificó a Jericó; echó los fundamentos, al precio de su primogénito, Abiram, y puso las puertas al precio de Segub, su hijo menor, según la palabra que Yahvé había dicho por medio de Josué, hijo de Nun.'

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1 Reyes 16

1 Reyes 16 - Introducción

* Los reinados de Baasa y Ela en Israel. (1-14) Reinos de Zimri y Omri en Israel. (15-28) la maldad de Acab, Hiel reconstruye Jericó. (29-34)

1 Reyes 16:1-14

1-14 Este capítulo se relaciona totalmente con el reino de Israel y las revoluciones de ese reino. Dios todavía llama a Israel su pueblo, aunque miserablemente corrupto. Jehú predice que la misma destrucción vendrá sobre la familia de Baasa, que ese rey había sido empleado para traer sobre la familia de Jeroboam. Aquellos que se parecen a otros en sus pecados, pueden esperar asemejarse a ellos en las plagas que sufren, especialmente aquellos que parecen celosos contra tales pecados en otros como lo permiten en sí mismos. Baasha mismo muere en paz y es enterrado con honor. Aquí aparece claramente que hay castigos después de la muerte, que son los más temibles. Que Elah sea una advertencia para los borrachos, que no saben pero la muerte puede sorprenderlos. La muerte llega fácilmente a los hombres cuando están borrachos. Además de las enfermedades a las que se someten los hombres al beber, cuando están en ese estado, los hombres son fácilmente superados por un enemigo y pueden sufrir accidentes graves. La muerte llega terriblemente sobre los hombres en tal estado, encontrándolos en el acto del pecado, y no aptos para ningún acto de devoción; ese día les llega desprevenido. La palabra de Dios se cumplió, y los pecados de Baasa y Ela fueron contados, con lo cual provocaron a Dios. Sus ídolos se llaman vanidades, porque los ídolos no pueden beneficiarse ni ayudar; miserables son aquellos cuyos dioses son vanidades.

1 Reyes 16:15-28

15-28 Cuando los hombres abandonen a Dios, se les dejará plagarse unos a otros. Hombres orgullosos y aspirantes se arruinan unos a otros. Omri luchó con Tibni algunos años. Aunque no siempre entendemos las reglas por las cuales Dios gobierna a las naciones e individuos en su providencia, podemos aprender lecciones útiles de la historia que tenemos ante nosotros. Cuando los tiranos se suceden entre sí, y las masacres, conspiraciones y guerras civiles, podemos estar seguros de que el Señor tiene una controversia con la gente por sus pecados; son fuertemente llamados a arrepentirse y reformarse. Omri se hizo infame por su maldad. Muchos hombres malvados han sido hombres poderosos y de renombre; han construido ciudades, y sus nombres se encuentran en la historia; pero no tienen nombre en el libro de la vida.

1 Reyes 16:29-34

29-34 Acab hizo lo malo sobre todo lo que reinó antes que él, y lo hizo con una enemistad particular tanto contra Jehová como contra Israel. No estaba satisfecho con romper el segundo mandamiento mediante el culto a la imagen, rompió el primero al adorar a otros dioses: al alzar la luz de los pecados menores, se abre paso a mayores. Los matrimonios con delincuentes audaces también se envalentonan en la maldad y apresuran a los hombres a los mayores excesos. Uno de los súbditos de Acab, siguiendo el ejemplo de su presunción, se aventuró a construir Jericó. Al igual que Acán, se entrometió con la maldita cosa; volvió eso a su propio uso, que estaba dedicado al honor de Dios: comenzó a construir, desafiando la maldición bien dedicada al honor de Dios: comenzó a construir, desafiando la maldición bien conocida en Israel; pero ninguno endureció su corazón contra Dios y prosperó. Dejemos que la lectura de este capítulo nos haga marcar el terrible final de todos los trabajadores de la iniquidad. ¿Y qué ofrece la historia de todos los hombres impíos, en qué rango o situación se mueven, sino ejemplos tristes de lo mismo?


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Biblia Nácar-Colunga

Alberto Colunga Cueto, y Eloíno Nácar Fúster. 1944©

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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