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1 Crónicas 12 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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1 Crónicas 12

1 Estos son los que vinieron a unirse a David en Siceleg, cuando estaba alejado de Saúl, hijo de Quis, y fueron parte de los valientes que le prestaron su ayuda durante la guerra.

2 Eran arqueros y tiraban piedras lo mismo con la mano derecha que con la izquierda, y disparaban flechas con el arco. Eran de Benjamín, del número de los hermanos de Saúl.

3 El jefe era Ajie-zar; Joás, hijo de Sema, de Guibea; Jeriel y Pelet, hijos de Azma-vet; Beraca; Jehú, de Anatot;'

4 Jismaeya, de Gabaón, valiente entre los treinta y jefe de los treinta; Jeremías, Jajaziel, Jojanán, Jozabad, de Gueder;'

5 Eluzai, Jerimot, Bealia, Semarías, Se-fatías, de Jarif;'

6 Elcana, Jizjiva, Azazel, Joezer y Jesobeam, corejitas;'

7 Joela y Zebadías, hijos de Jerojam, de Guedor.

8 También entre los gaditas fueron hombres valientes a unirse a David, en la fortaleza del desierto, soldados diestros en la guerra, armados de escudo y lanza, semejantes a leones y ligeros como cabras monteses.

9 Ézer, el jefe; Abdías, el segundo; Eliab, el tercero;'

10 Mismana, el cuarto; Jeremías, el quinto;'

11 Ataí el sexto; Eliel, el séptimo;'

12 Jojanán, el octavo; Elzabad, el noveno;'

13 Jeremías, el décimo; Macbanai, el undécimo.'

14 Eran hijos de Gad, jefes del ejército. Uno solo, el menor de todos, era capaz de atacar a cien hombres, y el mayor, a mil.

15 Estos fueron los que pasaron el Jordán en el mes primero, cuando se desbordaba por todas sus márgenes, y pusieron en fuga a todos los habitantes de los valles, a oriente y a occidente.

16 Hubo también de entre los hijos de Benjamín y de Judá quienes se unieron a David en la fortaleza.

17 David les salió al encuentro y les dijo: “Si venís a mí con buenas intenciones, para ayudarme, mi corazón se apegará a vosotros; pero, si es para engañarme en provecho de mis enemigos, estando mis manos limpias de iniquidad, véalo el Dios de nuestros padres y que El os lo demande.”

18 Entonces se revistió del espíritu Amasaí, que era el jefe, y dijo: “A ti y a tu pueblo, hijo de Isaí, paz. Paz, paz a ti y paz a cuantos te ayudan, pues te ayuda a ti tu Dios.” David los recibió y los hizo jefes de las tropas.

19 También de los hijos de Manases vinieron a unirse a David cuando vino con los filisteos a la batalla contra Saúl, aunque no combatió, porque los príncipes de los filisteos, habido consejo, le despidieron diciendo: “Se pasaría a Saúl con peligro de nuestras cabezas.”

20 Cuando retornó a Siceleg, éstos fueron los que de Manases se le unieron: Adnas, Jozabad, Jediael, Micael, Jozabad, Eliú y Siltaí, jefes de millares de Manases.

21 Ayudaron a David contra las bandas de ladrones, pues eran todos hombres valerosos, y vinieron a ser jefes en el ejército.

22 De día en día llegaban gentes a unirse a David, hasta que vino a tener un gran ejército, como un ejército de Dios.

23 He aquí el número de hombres de guerra que, armados, vinieron a David, a Hebrón, para transferirle el reino de Saúl, según el mandato de Yahvé:

24 Hijos de Judá armados de escudo y lanza, seis mil ochocientos hombres de guerra.

25 De los hijos de Simeón, hombres valerosos para la guerra, siete mil ciento.

26 De los hijos de Leví, cuatro mil seiscientos;'

27 y Joya-da, príncipe de Aarón, y con él tres mil setecientos;'

28 y Sadoc, joven valeroso, con veintidós de los principales de la casa de su padre.

29 De los hijos de Benjamín, hermano de Saúl, tres mil, pues hasta entonces la mayor parte de ellos habían permanecido fieles a la casa de Saúl.

30 De los hijos de Efraím, veinte mil ochocientos hombres valientes, gentes de renombre, según las casas de sus padres.

31 De la media tribu de Manases, dieciocho mil, que fueron nominalmente designados para ir a proclamar rey a David.

32 De los hijos de Isacar, doscientos jefes, hombres inteligentes, sabedores de lo que había de hacer Israel, y cuyo consejo era respetado por todos.

33 De Zabulón, cincuenta mil, en estado de tomar las armas y provistos de toda clase de armas para el combate, prestos a librar batalla con ánimo resuelto.

34 De Neftalí, mil jefes, y con ellos treinta y siete mil soldados, que llevaban escudo y lanza.

35 De Dan, armados para la guerra, veintiocho mil seiscientos.

36 De Aser, hombres de guerra prestos para el combate, cuarenta mil.

37 Y del otro lado del Jordán, de los rubenitas, gaditas y de la media tribu de Manases, ciento veinte mil armados de todas armas.

38 Todos estos hombres, gente de guerra, prestos para el combate, llegaron a Hebrón con leal corazón para hacer a David rey de todo Israel, y todo el resto de Israel estaba igualmente unánime en querer a David por rey.

39 Estuvieron allí tres días con David, comiendo y bebiendo, pues sus hermanos los habían provisto de víveres,

40 y aun los que habitaban cerca, hasta Isacar y Zabulón y Neftalí, trajeron, en asnos, camellos, mulos y bueyes, pan, harina, masa de higos y pasas, vino, aceite, bueyes y ovejas en abundancia, porque Israel estaba en alegría.

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1 Crónicas 12

1 Crónicas 12 - Introducción

* Los que vinieron a David en Siclag (1-22). Los que vinieron a Hebrón (23-40).

1 Crónicas 12:1-22

1-22 Aquí se presenta un relato de aquellos que aparecieron y actuaron como amigos de David mientras era perseguido. Ninguna dificultad o peligro debería impedir que el pecador acuda al Salvador, ni alejar al creyente del camino del deber. Aquellos que perseveren y triunfen en estos intentos encontrarán una recompensa abundante. De las palabras de Amasai podemos aprender cómo testimoniar nuestro afecto y lealtad al Señor Jesús; debemos ser completamente suyos, estar decididos a estar de su lado y a actuar en consecuencia. Si estamos bajo la influencia del Espíritu, desearemos tener nuestra suerte entre ellos y declararnos a favor de ellos; si abrazamos la causa de Cristo con fe y amor, él nos recibirá, usará y promoverá.

1 Crónicas 12:23-40

23-40 Cuando se establece el trono de Cristo en un alma, hay, o debería haber, gran alegría en esa alma; y se hace provisión, no como aquí para unos pocos días, sino para toda la vida y para la eternidad. Dichosos son aquellos que perciben sabiamente que es su deber e interés someterse al Salvador Jesucristo, el Hijo de David; que renuncian por su causa a todo lo que no es consistente; cuyos esfuerzos sinceros por hacer el bien están dirigidos por la sabiduría que Dios otorga, a través del conocimiento de su palabra, la experiencia y la observación. Si alguno carece de esta sabiduría, que la pida a Dios, quien da a todos generosamente y sin reproche, y se le dará.


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Biblia Nácar-Colunga

Alberto Colunga Cueto, y Eloíno Nácar Fúster. 1944©

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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