Lucas 5 - Comentario Bíblico de Matthew HenryLucas 5Llamamiento de los primeros discípulos1 Y aconteció que mientras la multitud se agolpaba sobre Él para oír la palabra de Dios, estando Jesús junto al lago de Genesaret, 2 vio dos barcas que estaban a la orilla del lago, pero los pescadores habían bajado de ellas y lavaban las redes. 3 Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, pidió que se separara de tierra un poco; y sentándose, enseñaba a las multitudes desde la barca. 4 Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Sal a la parte más profunda y echad vuestras redes para pescar. 5 Respondiendo Simón, dijo: Maestro, hemos estado trabajando toda la noche y no hemos pescado nada, pero porque tú lo pides, echaré las redes. 6 Y cuando lo hicieron, encerraron una gran cantidad de peces, de modo que sus redes se rompían; 7 entonces hicieron señas a sus compañeros que estaban en la otra barca para que vinieran a ayudarlos. Y vinieron y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían. 8 Al ver esto, Simón Pedro cayó a los pies de Jesús, diciendo: ¡Apártate de mí, Señor, pues soy hombre pecador! 9 Porque el asombro se había apoderado de él y de todos sus compañeros, por la redada de peces que habían hecho; 10 y lo mismo les sucedió también a Jacobo y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran socios de Simón. Y Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres. 11 Y después de traer las barcas a tierra, dejándolo todo, le siguieron. Curación de un leproso12 Y aconteció que estando Jesús en una de las ciudades, he aquí, había allí un hombre lleno de lepra; y cuando vio a Jesús, cayó sobre su rostro y le rogó, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. 13 Extendiendo Jesús la mano, lo tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante la lepra lo dejó. 14 Y Él le mandó que no se lo dijera a nadie. Pero anda —le dijo—, muéstrate al sacerdote y da una ofrenda por tu purificación según lo ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio. 15 Y su fama se difundía cada vez más, y grandes multitudes se congregaban para oírle y ser sanadas de sus enfermedades. 16 Pero con frecuencia Él se retiraba a lugares solitarios y oraba. Curación de un paralítico17 Y un día que Él estaba enseñando, había allí sentados algunos fariseos y maestros de la ley que habían venido de todas las aldeas de Galilea y Judea, y de Jerusalén; y el poder del Señor estaba con Él para sanar. 18 Y he aquí, unos hombres trajeron en una camilla a un hombre que estaba paralítico; y trataban de meterlo y ponerlo delante de Jesús. 19 Y no hallando cómo introducirlo debido a la multitud, subieron a la azotea y lo bajaron con la camilla a través del techo, poniéndolo en medio, delante de Jesús. 20 Viendo Jesús la fe de ellos, dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados. 21 Entonces los escribas y fariseos comenzaron a discurrir, diciendo: ¿Quién es este que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados, sino solo Dios? 22 Conociendo Jesús sus pensamientos, respondió y les dijo: ¿Por qué discurrís en vuestros corazones? 23 ¿Qué es más fácil, decir: «Tus pecados te son perdonados», o decir: «Levántate y anda»? 24 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. 25 Y al instante se levantó delante de ellos, tomó la camilla en que había estado acostado, y se fue a su casa glorificando a Dios. 26 Y el asombro se apoderó de todos y glorificaban a Dios; y se llenaron de temor, diciendo: Hoy hemos visto cosas extraordinarias. Llamamiento de Leví y la cena en su casa27 Después de esto, Jesús salió y se fijó en un recaudador de impuestos llamado Leví, sentado en la oficina de los tributos, y le dijo: Sígueme. 28 Y él, dejándolo todo, se levantó y le seguía. 29 Y Leví le ofreció un gran banquete en su casa; y había un grupo grande de recaudadores de impuestos y de otros que estaban sentados a la mesa con ellos. 30 Y los fariseos y sus escribas se quejaban a los discípulos de Jesús, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con los recaudadores de impuestos y con los pecadores? 31 Respondiendo Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos. 32 No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento. Pregunta sobre el ayuno33 Y ellos le dijeron: Los discípulos de Juan ayunan con frecuencia y hacen oraciones; los de los fariseos también hacen lo mismo, pero los tuyos comen y beben. 34 Entonces Jesús les dijo: ¿Acaso podéis hacer que los acompañantes del novio ayunen mientras el novio está con ellos? 35 Pero vendrán días cuando el novio les será quitado, entonces ayunarán en aquellos días. 36 También les dijo una parábola: Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo y lo pone en un vestido viejo; porque entonces romperá el nuevo, y el pedazo del nuevo no armonizará con el viejo. 37 Y nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque entonces el vino nuevo romperá los odres y se derramará, y los odres se perderán, 38 sino que el vino nuevo debe echarse en odres nuevos. 39 Y nadie, después de beber vino añejo, desea vino nuevo, porque dice: «El añejo es mejor». Lucas 5Lucas 5 - IntroducciónLa milagrosa pesca de Pedro, Santiago y Juan llamados. (1-11) Un leproso limpiado. (12-16) Un paralítico curado. (17-26) Leví llamado, respuesta de Cristo a los fariseos. (27-39) Lucas 5:1-111-11 Cuando Cristo terminó de predicar, le dijo a Pedro que se dedicara a los negocios de su vocación. El tiempo que pasamos en los días de la semana en los ejercicios públicos de la religión, no tiene por qué ser un obstáculo en el tiempo, y puede ser un gran avance para nosotros en el temperamento, en cuanto a nuestros negocios mundanos. Con qué alegría podemos cumplir con los deberes de nuestra vocación, cuando hemos estado con Dios, y así tenemos nuestros empleos mundanos santificados por la palabra y la oración. Aunque no habían tomado nada, Cristo les dijo que volvieran a echar las redes. No debemos abandonar abruptamente nuestros llamados porque no tengamos el éxito que deseamos en ellos. Es probable que nos apresuremos bien, cuando seguimos la guía de la palabra de Cristo. La pesca fue un milagro. Todos debemos, como Pedro, reconocer que somos hombres pecadores, por lo que Jesucristo podría justamente apartarse de nosotros. Pero debemos suplicarle que no se aleje; pues ¡ay de nosotros si el Salvador se aleja de los pecadores! Más bien supliquémosle que venga y habite en nuestros corazones por la fe, para que los transforme y los limpie. Estos pescadores lo dejaron todo y siguieron a Jesús, cuando su vocación prosperó. Cuando las riquezas aumentan, y nos sentimos tentados a poner nuestro corazón en ellas, entonces dejarlas por Cristo es digno de agradecimiento. Lucas 5:12-1612-16 Se dice que este hombre estaba lleno de lepra; tenía esa enfermedad en un grado elevado, que representa nuestra contaminación natural por el pecado; estamos llenos de esa lepra; desde la coronilla hasta la planta del pie no hay salud en nosotros. Una fuerte confianza y una profunda humildad se unen en las palabras de este leproso. Y si algún pecador, desde un profundo sentido de vileza, dice: Sé que el Señor puede limpiarme, pero ¿mirará a alguien como yo? ¿aplicará su propia sangre preciosa para mi limpieza y sanidad? Sí, lo hará. No hables como si dudaras, sino como si remitieras humildemente el asunto a Cristo. Y salvados de la culpa y del poder de nuestros pecados, difundamos la fama de Cristo, y llevemos a otros a escucharlo y a ser sanados. Lucas 5:17-2617-26 Cuántos hay en nuestras asambleas, donde se predica el evangelio, que no se sientan bajo la palabra, sino que se quedan sentados. Es para ellos como un cuento que se les cuenta, no como un mensaje que se les envía. Observen los deberes que nos enseña y recomienda la historia del paralítico. Al acudir a Cristo, debemos ser muy apremiantes y urgentes; eso es una prueba de fe, y es muy agradable para Cristo, y prevalece con él. Danos, Señor, el mismo tipo de fe con respecto a tu capacidad y voluntad de sanar nuestras almas. Haz que deseemos el perdón de los pecados más que cualquier bendición terrenal, o la vida misma. Permítenos creer en tu poder para perdonar los pecados; entonces nuestras almas se levantarán alegremente e irán a donde tú quieras. Lucas 5:27-3927-39 Fue una maravilla de la gracia de Cristo que llamara a un publicano a ser su discípulo y seguidor. Fue una maravilla de su gracia que el llamado fuera tan eficaz. Fue una maravilla de su gracia que viniera a llamar a los pecadores al arrepentimiento y a asegurarles el perdón. Fue una maravilla de su gracia que soportara tan pacientemente la contradicción de los pecadores contra él y sus discípulos. Fue una maravilla de su gracia que fijara los servicios de sus discípulos según su fuerza y posición. El Señor entrena a su pueblo gradualmente para las pruebas que le son asignadas; deberíamos copiar su ejemplo al tratar con el débil en la fe, o con el creyente tentado. |
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Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit