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Jueces 11 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Jueces 11

Jefté libra a Israel

1 Y Jefté galaadita era un guerrero valiente, hijo de una ramera. Y Galaad era el padre de Jefté.

2 Y la mujer de Galaad le dio hijos; y cuando los hijos de su mujer crecieron, echaron fuera a Jefté, y le dijeron: No tendrás heredad en la casa de nuestro padre, porque eres hijo de otra mujer.

3 Jefté huyó de sus hermanos y habitó en la tierra de Tob; y hombres indignos se juntaron con Jefté y salían con él.

4 Después de cierto tiempo sucedió que los hijos de Amón pelearon contra Israel.

5 Y cuando los hijos de Amón pelearon contra Israel, los ancianos de Galaad fueron a traer a Jefté de la tierra de Tob.

6 Y dijeron a Jefté: Ven y sé nuestro jefe para que peleemos contra los hijos de Amón.

7 Entonces Jefté dijo a los ancianos de Galaad: ¿No me odiasteis y me echasteis de la casa de mi padre? ¿Por qué, pues, habéis venido a mí ahora cuando estáis en apuros?

8 Y los ancianos de Galaad dijeron a Jefté: Por esta causa hemos vuelto a ti: para que vengas con nosotros y pelees contra los hijos de Amón y seas jefe sobre todos los habitantes de Galaad.

9 Y Jefté dijo a los ancianos de Galaad: Si me hacéis volver para pelear contra los hijos de Amón y el Señor me los entrega, ¿seré yo vuestro jefe?

10 Y los ancianos de Galaad dijeron a Jefté: El Señor es testigo entre nosotros; ciertamente haremos como has dicho.

11 Jefté fue con los ancianos de Galaad, y el pueblo lo hizo cabeza y jefe sobre ellos; y Jefté habló todas sus palabras delante del Señor en Mizpa.

12 Y envió Jefté mensajeros al rey de los hijos de Amón, diciendo: ¿Qué hay entre tú y yo, que has venido a mí para pelear contra mi tierra?

13 Y el rey de los hijos de Amón dijo a los mensajeros de Jefté: Porque Israel tomó mi tierra, cuando subieron de Egipto, desde el Arnón hasta el Jaboc y el Jordán; por tanto devuélvela ahora en paz.

14 Pero Jefté volvió a enviar mensajeros al rey de los hijos de Amón,

15 que le dijeron: Así dice Jefté: «Israel no tomó la tierra de Moab, ni la tierra de los hijos de Amón.

16 Porque cuando subieron de Egipto, e Israel pasó por el desierto hasta el mar Rojo y llegó a Cades,

17 Israel envió mensajeros al rey de Edom, diciendo: “Permítenos, te rogamos, pasar por tu tierra”, pero el rey de Edom no les escuchó. También enviaron mensajeros al rey de Moab pero él no consintió, así que Israel permaneció en Cades.

18 Luego atravesaron el desierto y rodearon la tierra de Edom y de Moab, llegaron al lado oriental de la tierra de Moab y acamparon al otro lado del Arnón; pero no entraron en el territorio de Moab, porque el Arnón era la frontera de Moab.

19 Y envió Israel mensajeros a Sehón, rey de los amorreos, rey de Hesbón, y le dijo Israel: “Permítenos, te rogamos, pasar por tu tierra a nuestro lugar”.

20 Pero Sehón no confió en Israel para darle paso por su territorio; reunió, pues, Sehón a todo su pueblo y acampó en Jahaza, y peleó contra Israel.

21 Y el Señor, Dios de Israel, entregó a Sehón y a todo su pueblo en manos de Israel, y los derrotaron, e Israel tomó posesión de toda la tierra de los amorreos, los habitantes de esa región.

22 Y poseyeron todo el territorio de los amorreos desde el Arnón hasta el Jaboc, y desde el desierto hasta el Jordán.

23 Y puesto que el Señor, Dios de Israel, expulsó a los amorreos de delante de su pueblo Israel, ¿has tú de poseerla?

24 ¿No posees tú lo que Quemos, tu dios, te ha dado para poseer? De modo que todo el territorio que el Señor nuestro Dios ha desposeído delante de nosotros, lo poseeremos.

25 Ahora pues, ¿eres tú mejor que Balac, hijo de Zipor, rey de Moab? ¿Acaso luchó él con Israel, o acaso peleó contra ellos?

26 Mientras Israel habitaba en Hesbón y sus pueblos, y en Aroer y sus aldeas, y en todas las ciudades que están a orillas del Arnón, trescientos años, ¿por qué no las recuperaste durante ese tiempo?

27 Por tanto, yo no he pecado contra ti, pero tú me estás haciendo mal al hacer guerra contra mí; que el Señor, el Juez, juzgue hoy entre los hijos de Israel y los hijos de Amón».

28 Pero el rey de los hijos de Amón no hizo caso al mensaje que Jefté le envió.

Voto y victoria de Jefté

29 Y el Espíritu del Señor vino sobre Jefté, y pasó por Galaad y Manasés; luego pasó por Mizpa de Galaad, y de Mizpa de Galaad fue adonde estaban los hijos de Amón.

30 Y Jefté hizo un voto al Señor, y dijo: Si en verdad entregas en mis manos a los hijos de Amón,

31 sucederá que cualquiera que salga de las puertas de mi casa a recibirme cuando yo vuelva en paz de los hijos de Amón, será del Señor, o lo ofreceré como holocausto.

32 Y Jefté cruzó adonde estaban los hijos de Amón para pelear contra ellos; y el Señor los entregó en su mano.

33 Y los hirió con una gran matanza desde Aroer hasta la entrada de Minit, veinte ciudades, hasta Abel-keramim. Y los hijos de Amón fueron sometidos delante de los hijos de Israel.

34 Cuando Jefté llegó a su casa en Mizpa, he aquí, su hija salió a recibirlo con panderos y con danzas. Era ella su única hija; fuera de ella no tenía hijo ni hija.

35 Y cuando la vio, él rasgó sus ropas y dijo: ¡Ay, hija mía! Me has abatido y estás entre los que me afligen; porque he dado mi palabra al Señor, y no me puedo retractar.

36 Entonces ella le dijo: Padre mío, has dado tu palabra al Señor; haz conmigo conforme a lo que has dicho, ya que el Señor te ha vengado de tus enemigos, los hijos de Amón.

37 Y ella dijo a su padre: Que se haga esto por mí; déjame sola por dos meses, para que vaya yo a los montes y llore por mi virginidad, yo y mis compañeras.

38 Y él dijo: Ve, y la dejó ir por dos meses; y ella se fue con sus compañeras, y lloró su virginidad por los montes.

39 Al cabo de los dos meses ella regresó a su padre, que hizo con ella conforme al voto que había hecho; y ella no tuvo relaciones con ningún hombre. Y se hizo costumbre en Israel,

40 que de año en año las hijas de Israel fueran cuatro días en el año a conmemorar a la hija de Jefté galaadita.

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Jueces 11

Jueces 11 - Introducción

* Jefté y los galaaditas. (1-11) Intenta hacer la paz. (12-28) El voto de Jefté. Vence a los amonitas. (29-40)

Jueces 11:1-11

1-11 No se debe culpar a las personas por su parentesco, siempre y cuando, a través de sus méritos personales, puedan eliminar cualquier reproche. Dios había perdonado a Israel, por lo tanto, Jephthah perdonará. Él no habla con confianza sobre su éxito, sabiendo cuán justamente Dios podría permitir que los amonitas prevalecieran para castigar aún más a Israel. Tampoco habla con confianza en sí mismo. Si tiene éxito, es porque el Señor los entrega en sus manos; de esta manera, les recuerda a sus compatriotas que miren a Dios como el Dador de la victoria. La misma pregunta que se plantea aquí, de hecho, se les hace a aquellos que desean la salvación a través de Cristo. Si él los salva, ¿estarán dispuestos a que él los gobierne? Bajo ningún otro término los salvará. Si él los hace felices, ¿los hará santos? Si él es su ayudador, ¿será su Cabeza? Jefté, para obtener un poco de honor mundano, estaba dispuesto a exponer su vida: ¿nos desanimaremos en nuestra lucha cristiana por las dificultades que podamos encontrar, cuando Cristo ha prometido una corona de vida al que vence?

Jueces 11:12-28

12-28 Un ejemplo del honor y respeto que debemos a Dios, como nuestro Dios, es emplear correctamente lo que nos da para poseer. Recíbelo de Él, úsalo para Él y disponte a dejarlo cuando Él lo requiera. Todo este mensaje muestra que Jefté estaba bien familiarizado con los libros de Moisés. Su argumento era claro y su demanda era razonable. Aquellos que poseen una fe más valiente serán los más dispuestos a la paz y los más prontos para avanzar y obtenerla; pero la rapacidad y la ambición a menudo encubren sus designios bajo la excusa de la equidad y hacen que los esfuerzos pacíficos sean inútiles.

Jueces 11:29-40

29-40 e pueden aprender varias lecciones importantes del voto de Jefté. 1. Puede haber restos de desconfianza y dudas, incluso en los corazones de creyentes verdaderos y fervientes. 2. Nuestros votos a Dios no deben ser como una compra del favor que deseamos, sino para expresar gratitud hacia Él. 3. Necesitamos estar muy bien aconsejados al hacer votos, para no enredarnos. 4. Lo que hemos prometido solemnemente a Dios debemos cumplirlo, si es posible y lícito, aunque nos resulte difícil y doloroso. 5. Es apropiado que los hijos se sometan obedientemente y con alegría a sus padres en el Señor. Es difícil decir qué hizo Jefté para cumplir su voto; pero se piensa que no ofreció a su hija como holocausto. Tal sacrificio habría sido una abominación para el Señor; se supone que ella quedó obligada a permanecer soltera y apartada de su familia. Respecto a este y otros pasajes similares en la historia sagrada, sobre los cuales los eruditos están divididos y en duda, no necesitamos confundirnos; lo que es necesario para nuestra salvación, gracias a Dios, es lo suficientemente claro. Si el lector recuerda la promesa de Cristo sobre la enseñanza del Espíritu Santo y se coloca bajo este divino Maestro, el Espíritu Santo guiará a toda verdad en cada pasaje, en la medida en que sea necesario entenderlo.


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Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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