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Hebreos 8 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Hebreos 8

Jesús, sumo sacerdote del santuario celestial

1 Ahora bien, el punto principal de lo que se ha dicho es este: tenemos tal Sumo Sacerdote, el cual se ha sentado a la diestra del trono de la Majestad en los cielos,

2 como ministro del santuario y del tabernáculo verdadero, que el Señor erigió, no el hombre.

3 Porque todo Sumo Sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios, por lo cual es necesario que este también tenga algo que ofrecer.

4 Así que si Él estuviera sobre la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo sacerdotes que presentan las ofrendas según la ley;

5 los cuales sirven a lo que es copia y sombra de las cosas celestiales, tal como Moisés fue advertido por Dios cuando estaba a punto de erigir el tabernáculo; pues, dice Él: Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que te fue mostrado en el monte.

Cristo, mediador de un mejor pacto

6 Pero ahora Él ha obtenido un ministerio tanto mejor, por cuanto es también el mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.

7 Pues si aquel primer pacto hubiera sido sin defecto, no se hubiera buscado lugar para el segundo.

8 Porque reprochándolos, Él dice: Mirad que vienen días, dice el Señor, en que estableceré un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá;

9 no como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque no permanecieron en mi pacto, y yo me desentendí de ellos, dice el Señor.

10 Porque este es el pacto que yo haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y las escribiré sobre sus corazones. Y yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.

11 Y ninguno de ellos enseñará a su conciudadano ni ninguno a su hermano, diciendo: «Conoce al Señor», porque todos me conocerán, desde el menor hasta el mayor de ellos.

12 Pues tendré misericordia de sus iniquidades, y nunca más me acordaré de sus pecados.

13 Cuando Él dijo: Un nuevo pacto, hizo anticuado al primero; y lo que se hace anticuado y envejece, está próximo a desaparecer.

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Hebreos 8

Hebreos 8 - Introducción

* Se muestra la excelencia del sacerdocio de Cristo sobre el de Aarón. (1-6) La gran excelencia del nuevo pacto sobre el anterior. (7-13)

Hebreos 8:1-6

1-6 La sustancia, o el resumen, de lo que se había declarado era que los cristianos tenían el Sumo Sacerdote que necesitaban. Él tomó sobre sí la naturaleza humana, apareció en la tierra, y allí se entregó como un sacrificio a Dios por los pecados de su pueblo. No debemos atrevernos a acercarnos a Dios, ni a presentarle nada, sino en y por medio de Cristo, dependiendo de sus méritos y de su mediación; porque sólo somos aceptados en el Amado. En toda obediencia y adoración, debemos mantenernos cerca de la palabra de Dios, que es la única y perfecta norma. Cristo es la sustancia y el fin de la ley de la justicia. Pero el pacto al que nos referimos aquí fue el que se hizo con Israel como nación, asegurándole beneficios temporales. Las promesas de todas las bendiciones espirituales y de la vida eterna, reveladas en el evangelio y aseguradas por medio de Cristo, son de un valor infinitamente mayor. Bendigamos a Dios porque tenemos un Sumo Sacerdote que se ajusta a nuestra condición de impotencia.

Hebreos 8:7-13

7-13 La excelencia superior del sacerdocio de Cristo, por encima del de Aarón, se demuestra a partir de ese pacto de gracia, del que Cristo fue Mediador. La ley no sólo hizo que todos estuvieran sujetos a ella, sujetos a ser condenados por la culpa del pecado, sino que también fue incapaz de eliminar esa culpa, y limpiar la conciencia del sentido y el terror de la misma. En cambio, mediante la sangre de Cristo, se proporcionó una remisión completa de los pecados, para que Dios no se acordara más de ellos. Dios escribió una vez sus leyes a su pueblo, ahora escribirá sus leyes en él; le dará entendimiento para conocer y creer sus leyes; le dará memoria para retenerlas; le dará corazón para amarlas, valor para profesarlas y poder para ponerlas en práctica. Este es el fundamento de la alianza; y cuando se haya establecido, el deber se cumplirá con sabiduría, sinceridad, facilidad, resolución, constancia y comodidad. Una abundante efusión del Espíritu de Dios hará que el ministerio del evangelio sea tan eficaz, que habrá un poderoso aumento y difusión del conocimiento cristiano en personas de toda clase. Oh, que esta promesa se cumpla en nuestros días, que la mano de Dios esté con sus ministros para que un gran número crea y se convierta al Señor. El perdón de los pecados siempre acompañará al verdadero conocimiento de Dios. Obsérvese la amplitud de este perdón; su plenitud; su carácter fijo. Esta misericordia perdonadora está conectada con todas las demás misericordias espirituales: el pecado no perdonado obstaculiza la misericordia, y hace caer los juicios; pero el perdón del pecado impide el juicio, y abre una amplia puerta a todas las bendiciones espirituales. Busquemos si somos enseñados por el Espíritu Santo a conocer a Cristo, para amar, temer, confiar y obedecerle rectamente. Todas las vanidades mundanas, los privilegios externos, o las meras nociones de religión, pronto se desvanecerán, y dejarán a los que confían en ellos miserables para siempre.


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La Biblia de las América

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Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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