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Hebreos 7 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Hebreos 7

El sacerdocio de Melquisedec

1 Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, salió al encuentro de Abraham cuando este regresaba de la matanza de los reyes, y lo bendijo.

2 Abraham le entregó el diezmo de todos los despojos, cuyo nombre significa primeramente rey de justicia, y luego también rey de Salem, esto es, rey de paz,

3 sin padre, sin madre, sin genealogía, no teniendo principio de días ni fin de vida, siendo hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote a perpetuidad.

Grandeza de Melquisedec

4 Considerad, pues, la grandeza de este hombre a quien Abraham, el patriarca, dio el diezmo de lo mejor del botín.

5 Y en verdad los de los hijos de Leví que reciben el oficio de sacerdote, tienen mandamiento en la ley de recoger el diezmo del pueblo, es decir, de sus hermanos, aunque estos son descendientes de Abraham.

6 Pero aquel cuya genealogía no viene de ellos, recibió el diezmo de Abraham y bendijo al que tenía las promesas.

7 Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor.

8 Aquí, ciertamente hombres mortales reciben el diezmo, pero allí, los recibe uno de quien se da testimonio de que vive.

9 Y, por decirlo así, por medio de Abraham aun Leví, que recibía diezmos, pagaba diezmos,

10 porque aún estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro.

Cristo, sacerdote para siempre

11 Ahora bien, si la perfección era por medio del sacerdocio levítico (pues sobre esa base recibió el pueblo la ley), ¿qué necesidad había de que se levantara otro sacerdote según el orden de Melquisedec, y no designado según el orden de Aarón?

12 Porque cuando se cambia el sacerdocio, necesariamente ocurre también un cambio de la ley.

13 Pues aquel de quien se dicen estas cosas, pertenece a otra tribu, de la cual nadie ha servido en el altar.

14 Porque es evidente que nuestro Señor descendió de Judá, una tribu de la cual Moisés no dijo nada tocante a sacerdotes.

15 Y esto es aún más evidente, si a semejanza de Melquisedec se levanta otro sacerdote,

16 que ha llegado a serlo, no sobre la base de una ley de requisitos físicos, sino según el poder de una vida indestructible.

17 Pues de Él se da testimonio: Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.

18 Porque ciertamente, queda anulado el mandamiento anterior por ser débil e inútil

19 (pues la ley nada hizo perfecto), y se introduce una mejor esperanza, mediante la cual nos acercamos a Dios.

20 Y por cuanto no fue sin juramento,

21 pues en verdad ellos llegaron a ser sacerdotes sin juramento, pero Él por un juramento del que le dijo: El Señor ha jurado y no cambiará: «Tú eres sacerdote para siempre»,

22 por eso, Jesús ha venido a ser fiador de un mejor pacto.

23 Los sacerdotes anteriores eran más numerosos porque la muerte les impedía continuar,

24 pero Él conserva su sacerdocio inmutable puesto que permanece para siempre.

25 Por lo cual Él también es poderoso para salvar para siempre a los que por medio de Él se acercan a Dios, puesto que vive perpetuamente para interceder por ellos.

26 Porque convenía que tuviéramos tal Sumo Sacerdote: santo, inocente, inmaculado, apartado de los pecadores y exaltado más allá de los cielos,

27 que no necesita, como aquellos sumos sacerdotes, ofrecer sacrificios diariamente, primero por sus propios pecados y después por los pecados del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, cuando se ofreció a sí mismo.

28 Porque la ley designa como sumos sacerdotes a hombres débiles, pero la palabra del juramento, que vino después de la ley, designa al Hijo, hecho perfecto para siempre.

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Hebreos 7

Hebreos 7 - Introducción

* Una comparación entre el sacerdocio de Melquisedec y el de Cristo. (1-3) Se muestra la excelencia del sacerdocio de Cristo sobre el sacerdocio levítico. (4-10) Esto se aplica a Cristo. (11-25) La fe y la esperanza de la iglesia alentada por esto. (26-28)

Hebreos 7:1-3

1-3 Melquisedec se encontró con Abraham al regresar del rescate de Lot. Su nombre, "Rey de justicia", sin duda adecuado para su carácter, lo marcó como un tipo del Mesías y su reino. El nombre de su ciudad significaba "paz"; y como rey de la paz, él tipificó a Cristo, el Príncipe de la Paz, el gran Reconciliador de Dios y el hombre. Nada se registra en cuanto al principio o al final de su vida; así, típicamente se parecía al Hijo de Dios, cuya existencia es desde la eternidad hasta la eternidad, que no tenía a nadie que estuviera antes que él, y que no vendrá después de él en su sacerdocio. Cada parte de la Escritura honra al gran Rey de Justicia y Paz, nuestro glorioso Sumo Sacerdote y Salvador; y cuanto más lo examinemos, más nos convenceremos de que el testimonio de Jesús es el espíritu de profecía.

Hebreos 7:4-10

4-10 El Sumo Sacerdote que aparecería después, del cual Melquisedec era un tipo, debía ser muy superior a los sacerdotes levíticos. Observad la gran dignidad y felicidad de Abraham, que tenía las promesas. Ese hombre es rico y feliz en verdad, que tiene las promesas, tanto de la vida que ahora es, como de la que ha de venir. Este honor tienen todos los que reciben al Señor Jesús. Avancemos en nuestros conflictos espirituales, confiando en su palabra y en su fuerza, atribuyendo nuestras victorias a su gracia, y deseando ser recibidos y bendecidos por él en todos nuestros caminos.

Hebreos 7:11-25

11-25 El sacerdocio y la ley por los cuales la perfección no podía venir, han sido eliminados; un Sacerdote ha resucitado, y una dispensación ha sido establecida, por la cual los verdaderos creyentes pueden ser hechos perfectos. Que hay tal cambio es evidente. La ley que hizo el sacerdocio levítico, mostró que los sacerdotes eran criaturas frágiles y moribundas, que no podían salvar sus propias vidas, y mucho menos podían salvar las almas de los que venían a ellos. Pero el Sumo Sacerdote de nuestra profesión ejerce su cargo por el poder de la vida sin fin en sí mismo; no sólo para mantenerse vivo, sino para dar vida espiritual y eterna a todos los que confían en su sacrificio e intercesión. El mejor pacto, del que Jesús fue la garantía, no se contrasta aquí con el pacto de obras, por el que todo transgresor queda encerrado bajo la maldición. Se distingue del pacto del Sinaí con Israel, y de la dispensación legal bajo la cual la iglesia permaneció tanto tiempo. El mejor pacto llevó a la iglesia y a cada creyente a una luz más clara, a una libertad más perfecta y a privilegios más abundantes. En el orden de Aarón había una multitud de sacerdotes, de sumos sacerdotes uno tras otro; pero en el sacerdocio de Cristo sólo hay uno y el mismo. Esta es la seguridad y la felicidad del creyente, que este Sumo Sacerdote eterno es capaz de salvar hasta el extremo, en todos los tiempos, en todos los casos. Seguramente, entonces, nos conviene desear una espiritualidad y una santidad tan superiores a las de los creyentes del Antiguo Testamento, como nuestras ventajas superan las suyas.

Hebreos 7:26-28

26-28 Observa la descripción de la santidad personal de Cristo. Está libre de todo hábito o principio de pecado, no tiene la menor disposición a ello en su naturaleza. No hay pecado en él, ni la más mínima inclinación pecaminosa, aunque la haya en el mejor de los cristianos. Es inofensivo, libre de toda transgresión real; no hizo violencia, ni hubo engaño en su boca. Es inmaculado. Es difícil mantenernos puros, para no participar en la culpa de los pecados de otros hombres. Pero no hay que desanimar a nadie que se acerque a Dios en el nombre de su amado Hijo. Que tengan la seguridad de que los librará en el tiempo de prueba y sufrimiento, en el tiempo de prosperidad, en la hora de la muerte y en el día del juicio.


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La Biblia de las América

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Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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