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Efesios 3 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Efesios 3

El ministerio de Pablo a los gentiles

1 Por esta causa yo, Pablo, prisionero de Cristo Jesús por amor de vosotros los gentiles

2 (si en verdad habéis oído de la dispensación de la gracia de Dios que me fue dada para vosotros;

3 que por revelación me fue dado a conocer el misterio, tal como antes os escribí brevemente.

4 En vista de lo cual, leyendo, podréis comprender mi discernimiento del misterio de Cristo,

5 que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora ha sido revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu;

6 a saber, que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, participando igualmente de la promesa en Cristo Jesús mediante el evangelio,

7 del cual fui hecho ministro, conforme al don de la gracia de Dios que se me ha concedido según la eficacia de su poder.

8 A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, se me concedió esta gracia: anunciar a los gentiles las inescrutables riquezas de Cristo,

9 y sacar a luz cuál es la dispensación del misterio que por los siglos ha estado oculto en Dios, creador de todas las cosas;

10 a fin de que la infinita sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en las regiones celestiales,

11 conforme al propósito eterno que llevó a cabo en Cristo Jesús nuestro Señor,

12 en quien tenemos libertad y acceso a Dios con confianza por medio de la fe en Él.

13 Ruego, por tanto, que no desmayéis a causa de mis tribulaciones por vosotros, porque son vuestra gloria).

Pablo ora otra vez por los efesios

14 Por esta causa, pues, doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo,

15 de quien recibe nombre toda familia en el cielo y en la tierra,

16 que os conceda, conforme a las riquezas de su gloria, ser fortalecidos con poder por su Espíritu en el hombre interior;

17 de manera que Cristo more por la fe en vuestros corazones; y que arraigados y cimentados en amor,

18 seáis capaces de comprender con todos los santos cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad,

19 y de conocer el amor de Cristo que sobrepasa el conocimiento, para que seáis llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios.

Doxología

20 Y a aquel que es poderoso para hacer todo mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que obra en nosotros,

21 a Él sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén.

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Efesios 3

Efesios 3 - Introducción

(1) El apóstol expone su oficio, sus calificaciones para el mismo, y su llamado. (1-7) También los nobles propósitos a los que responde. (8-12) Ora por los efesios. (13-19) Y añade una acción de gracias. (20,21)

Efesios 3:1-7

1-7 Porque habiendo predicado la doctrina de la verdad, el apóstol era un prisionero, pero un prisionero de Jesucristo; objeto de especial protección y cuidado, mientras sufría por él. Todas las ofertas de gracia del Evangelio, y las alegres noticias que contiene, provienen de la rica gracia de Dios; es el gran medio por el cual el Espíritu obra la gracia en las almas de los hombres. El misterio, es ese propósito secreto y oculto de la salvación por medio de Cristo. Esto no fue mostrado tan completa y claramente en las épocas anteriores a Cristo, como a los profetas del Nuevo Testamento. Esta fue la gran verdad dada a conocer al apóstol, que Dios llamaría a los gentiles a la salvación por la fe en Cristo. Una obra eficaz del poder divino acompaña a los dones de la gracia divina. Así como Dios designó a Pablo para el cargo, lo calificó para el mismo.

Efesios 3:8-12

8-12 A los que Dios eleva a empleos honrosos, los hace humildes a sus propios ojos; y donde Dios da la gracia de ser humilde, allí da todas las demás gracias necesarias. Cuánto habla de Jesucristo, de las inescrutables riquezas de Cristo. Aunque muchos no están enriquecidos con estas riquezas, ¡qué gran favor es que se nos prediquen y se nos ofrezcan! Y si no nos enriquecemos con ellas es por nuestra propia culpa. La primera creación, cuando Dios hizo todas las cosas de la nada, y la nueva creación, por la que los pecadores son hechos nuevas criaturas por la gracia convertida, son de Dios por Jesucristo. Sus riquezas son tan inescrutables y tan seguras como siempre, pero mientras los ángeles adoran la sabiduría de Dios en la redención de su iglesia, la ignorancia de los hombres sabios y carnales considera que todo es una tontería.

Efesios 3:13-19

13-19 El apóstol parece estar más preocupado por que los creyentes se desanimen y desfallezcan por sus tribulaciones, que por lo que él mismo tuvo que soportar. Pide bendiciones espirituales, que son las mejores bendiciones. La fuerza del Espíritu de Dios en el hombre interior; la fuerza en el alma; la fuerza de la fe, para servir a Dios y cumplir con nuestro deber. Si la ley de Cristo está escrita en nuestros corazones, y el amor de Cristo se derrama allí, entonces Cristo mora allím donde también mora su Espíritu. Debemos desear que los buenos afectos se fijen en nosotros. Y ¡qué deseable es tener un sentido fijo del amor de Dios en Cristo para nuestras almas! ¡Con qué fuerza habla el apóstol del amor de Cristo! La amplitud muestra su extensión a todas las naciones y rangos; la longitud, que continúa desde la eternidad hasta la eternidad; la profundidad, que salva a los que están hundidos en las profundidades del pecado y la miseria; la altura, que los eleva a la felicidad y la gloria celestiales. Los que reciben gracia por gracia de la plenitud de Cristo, puede decirse que están llenos de la plenitud de Dios. ¿No debería esto satisfacer al hombre? ¿Es necesario que se llene de mil bagatelas, pensando que así completará su felicidad?

Efesios 3:20-21

20,21 Es conveniente terminar siempre las oraciones con alabanzas. Esperemos más y pidamos más, alentados por lo que Cristo ya ha hecho por nuestras almas, estando seguros de que la conversión de los pecadores y el consuelo de los creyentes serán para su gloria, por los siglos de los siglos.


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La Biblia de las América

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Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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