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Colosenses 4 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Colosenses 4

1 Amos, tratad con justicia y equidad a vuestros siervos, sabiendo que vosotros también tenéis un Señor en el cielo.

Exhortaciones finales

2 Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias;

3 orando al mismo tiempo también por nosotros, para que Dios nos abra una puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual también he sido encarcelado,

4 para manifestarlo como debo hacerlo.

5 Andad sabiamente para con los de afuera, aprovechando bien el tiempo.

6 Que vuestra conversación sea siempre con gracia, sazonada como con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada persona.

Asuntos personales

7 En cuanto a todos mis asuntos, os informará Tíquico, nuestro amado hermano, fiel ministro y consiervo en el Señor.

8 Porque precisamente para esto os lo he enviado, para que sepáis de nuestras circunstancias y que conforte vuestros corazones;

9 y con él a Onésimo, fiel y amado hermano, que es uno de vosotros. Ellos os informarán acerca de todo lo que aquí pasa.

Saludos

10 Aristarco, mi compañero de prisión, os envía saludos; también Marcos, el primo de Bernabé (acerca del cual recibisteis instrucciones; si va a vosotros, recibidle bien);

11 y también Jesús, llamado Justo; estos son los únicos colaboradores conmigo en el reino de Dios que son de la circuncisión, y ellos han resultado ser un estímulo para mí.

12 Epafras, que es uno de vosotros, siervo de Jesucristo, os envía saludos, siempre esforzándose intensamente a favor vuestro en sus oraciones, para que estéis firmes, perfectos y completamente seguros en toda la voluntad de Dios.

13 Porque le soy testigo de que tiene profundo interés por vosotros y por los que están en Laodicea y en Hierápolis.

14 Lucas, el médico amado, os envía saludos, y también Demas.

15 Saludad a los hermanos que están en Laodicea, también a Ninfas y a la iglesia que está en su casa.

16 Cuando esta carta se haya leído entre vosotros, hacedla leer también en la iglesia de los laodicenses; y vosotros, por vuestra parte, leed la carta que viene de Laodicea.

17 Y decid a Arquipo: Cuida el ministerio que has recibido del Señor, para que lo cumplas.

18 Yo, Pablo, escribo este saludo con mi propia mano. Acordaos de mis cadenas. La gracia sea con vosotros.

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Colosenses 4

Colosenses 4 - Introducción

Maestros para cumplir con su deber hacia los sirvientes. (1) Personas de todos los rangos para perseverar en la oración y la prudencia cristiana. (2-6) El apóstol se refiere a otros para contar sus asuntos. (7-9) envía saludos; y concluye con una bendición. (10-18)

Colosenses 4:1

1 El apóstol prosigue con el deber de los amos para con sus siervos. No sólo se les exige justicia, sino estricta equidad y bondad. Que traten a los siervos como esperan que Dios los trate a ellos.

Colosenses 4:2-6

2-6 Ningún deber puede ser cumplido correctamente, a menos que perseveremos en la oración ferviente, y velemos en ella con acción de gracias. El pueblo debe orar particularmente por sus ministros. Se exhorta a los creyentes a tener una conducta correcta con los incrédulos. Tengan cuidado en todas las conversaciones con ellos, para hacerles el bien, y recomienden la religión por todos los medios adecuados. La diligencia en el aprovechamiento del tiempo recomienda la religión a la buena opinión de los demás. Incluso lo que es sólo un descuido puede causar un prejuicio duradero contra la verdad. Que todo discurso sea discreto y oportuno, como corresponde a los cristianos. Aunque no sea siempre de gracia, debe ser siempre con gracia. Aunque nuestro discurso sea de lo común, debe ser de manera cristiana. La gracia es la sal que sazona nuestro discurso y evita que se corrompa. No basta con responder a lo que se pregunta, si no respondemos también correctamente.

Colosenses 4:7-9

7-9 Los ministros son siervos de Cristo, y consiervos unos de otros. Tienen un solo Señor, aunque tienen diferentes puestos y poderes para el servicio. Es un gran consuelo bajo los problemas y dificultades de la vida, tener compañeros cristianos que nos cuiden. Las circunstancias de la vida no hacen ninguna diferencia en la relación espiritual entre los cristianos sinceros; participan de los mismos privilegios, y tienen derecho a las mismas consideraciones. ¡Qué cambios tan asombrosos hace la gracia divina! Los siervos infieles se convierten en hermanos fieles y amados, y algunos que habían hecho el mal, se convierten en colaboradores del bien.

Colosenses 4:10-18

10-18 Pablo había discrepado con Bernabé a causa de esta marca, pero no sólo se reconcilia, sino que lo recomienda a las iglesias; un ejemplo de espíritu verdaderamente cristiano y perdonador. Si los hombres han sido culpables de una falta, no debe recordarse siempre contra ellos. Hay que olvidar, además de perdonar. El apóstol se consolaba en la comunión de los santos y de los ministros. Uno es su consiervo, otro su compañero de prisión, y todos sus compañeros de trabajo, trabajando en su propia salvación, y esforzándose por promover la salvación de otros. La oración eficaz y ferviente es la oración que prevalece, y es muy útil. Las sonrisas, los halagos o los ceños fruncidos del mundo, el espíritu de error o la obra del amor propio, llevan a muchos a una forma de predicar y de vivir que está muy lejos de cumplir con su ministerio. Pero los que predican la misma doctrina que Pablo y siguen su ejemplo, pueden esperar el favor y la bendición divinos.


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La Biblia de las América

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Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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