Cantares 7 - Comentario Bíblico de Matthew HenryCantares 71 ¡Cuán hermosos son tus pies en las sandalias, oh hija de príncipe! Las curvas de tus caderas son como joyas, obra de manos de artífice. 2 Tu ombligo, como una taza redonda que nunca le falta vino mezclado; tu vientre como montón de trigo cercado de lirios. 3 Tus dos pechos, como dos crías mellizas de gacela. 4 Tu cuello, como torre de marfil, tus ojos, como los estanques en Hesbón junto a la puerta de Bat-rabim; tu nariz, como la torre del Líbano que mira hacia Damasco. 5 Tu cabeza te corona como el Carmelo, y la cabellera suelta de tu cabeza es como hilos de púrpura; el rey está preso en tus trenzas. 6 ¡Qué hermosa y qué encantadora eres, amor mío, con todos tus encantos! 7 Tu estatura es semejante a la palmera, y tus pechos, a sus racimos. 8 Yo dije: «Subiré a la palmera, asiré sus frutos». ¡Sean tus pechos como racimos de la vid, el perfume de tu aliento como manzanas, 9 y tu paladar como el mejor vino! Entra suavemente el vino en mi amado, como fluye por los labios de los que se duermen. 10 Yo soy de mi amado, y su deseo tiende hacia mí. 11 Ven, amado mío, salgamos al campo, pasemos la noche en las aldeas. 12 Levantémonos temprano y vayamos a las viñas; veamos si la vid ha brotado, si se han abierto sus flores, y si han florecido los granados. Allí te entregaré mi amor. 13 Las mandrágoras han exhalado su fragancia, y a nuestras puertas hay toda clase de frutas escogidas, tanto nuevas como añejas, que he guardado, amado mío, para ti. Cantares 7Cantares de los Cantares 7 - Introducción* Las gracias de la iglesia. (1-9) El deleite de la iglesia en Cristo. (10-13) Cantares de los Cantares 7:1-91-9 Las similitudes aquí son diferentes de lo que eran antes, y en el original se refieren a ropas gloriosas y espléndidas. Tal honor tiene todos sus santos; y después de vestirse de Cristo, se distinguen por su ropa hermosa y gloriosa. Adornan la doctrina de Dios su Salvador en todas las cosas. Los creyentes consistentes honran a Cristo, recomiendan el evangelio y convencen y despiertan a los pecadores. La iglesia se asemeja a la palma majestuosa y extendida; mientras que su amor por Cristo, y la obediencia que de allí resulta, son preciosos frutos de la verdadera vid. El rey se celebra en las galerías. Cristo se deleita en las asambleas y ordenanzas de su pueblo; y admira el fruto de su gracia en ellos. Cuando se aplica a la iglesia y a cada cristiano fiel, todo esto denota esa belleza de santidad, en la cual serán presentados a su Novio celestial. Cantares de los Cantares 7:10-1310-13 La iglesia, el alma creyente, triunfa en su relación con Cristo e interés en él. Ella humildemente desea comunión con él. Caminemos juntos, para que pueda recibir consejo, instrucción y consuelo de ti; y puede darte a conocer mis deseos y mis quejas, con libertad y sin interrupción. La comunión con Cristo es lo que todos los santificados respiran fervientemente. Y aquellos que conversen con Cristo, deben salir del mundo. Dondequiera que estemos, podemos mantener la comunión con Dios. Tampoco debemos ir a donde no podemos en fe pedirle que vaya con nosotros. Aquellos que irían al extranjero con Cristo, deben comenzar temprano en la mañana de sus días; debe comenzar cada día con él, buscarlo temprano, buscarlo diligentemente. Un alma amable puede reconciliarse con los lugares más pobres, si puede tener comunión con Dios en ellos; pero los campos más encantadores no satisfarán, a menos que el Amado esté allí. No pensemos estar satisfechos con ningún objeto terrenal. Nuestras propias almas son nuestros viñedos; deberían ser plantados con árboles útiles. A menudo debemos buscar si somos fructíferos en justicia. La presencia de Cristo hará que la vid florezca, y aparezcan las tiernas uvas, cuando el sol que regresa revive los jardines. Si podemos apelar a él, Tú lo sabes todo, tú sabes que te amo; si su Espíritu testifica con nuestro espíritu, que nuestras almas prosperan, es suficiente. Y debemos rogarle que nos busque y pruebe, que nos descubra a nosotros mismos. Los frutos y ejercicios de gracias son agradables para el Señor Jesús. Estos deben estar guardados y siempre listos; para que al dar mucho fruto, él pueda ser glorificado. Es todo de él, por lo tanto, es adecuado, debería ser todo para él. |
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Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit