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Apocalipsis 21 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Apocalipsis 21

Un cielo nuevo y una tierra nueva

1 Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existe.

2 Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, preparada como una novia ataviada para su esposo.

3 Entonces oí una gran voz que decía desde el trono: He aquí, el tabernáculo de Dios está entre los hombres, y Él habitará entre ellos y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos.

4 Él enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado.

5 Y el que está sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y añadió*: Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas.

6 También me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tiene sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida.

7 El vencedor heredará estas cosas, y yo seré su Dios y él será mi hijo.

8 Pero los cobardes, incrédulos, abominables, asesinos, inmorales, hechiceros, idólatras y todos los mentirosos tendrán su herencia en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.

La nueva Jerusalén

9 Y vino uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las últimas siete plagas, y habló conmigo, diciendo: Ven, te mostraré la novia, la esposa del Cordero.

10 Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios,

11 y tenía la gloria de Dios. Su fulgor era semejante al de una piedra muy preciosa, como una piedra de jaspe cristalino.

12 Tenía un muro grande y alto con doce puertas, y en las puertas doce ángeles; y en ellas había nombres escritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel.

13 Había tres puertas al este, tres puertas al norte, tres puertas al sur y tres puertas al oeste.

14 El muro de la ciudad tenía doce cimientos, y en ellos estaban los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero.

15 Y el que hablaba conmigo tenía una vara de medir de oro, para medir la ciudad, sus puertas y su muro.

16 Y la ciudad está asentada en forma de cuadro, y su longitud es igual que su anchura. Y midió la ciudad con la vara, doce mil estadios; y su longitud, anchura y altura son iguales.

17 Y midió su muro, ciento cuarenta y cuatro codos, según medida humana, que es también de ángel.

18 El material del muro era jaspe, y la ciudad era de oro puro semejante al cristal puro.

19 Los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda clase de piedras preciosas: el primer cimiento, jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, ágata; el cuarto, esmeralda;

20 el quinto, sardónice; el sexto, sardio; el séptimo, crisólito; el octavo, berilo; el noveno, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo, jacinto; y el duodécimo, amatista.

21 Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era de una sola perla; y la calle de la ciudad era de oro puro, como cristal transparente.

22 Y no vi en ella templo alguno, porque su templo es el Señor, el Dios Todopoderoso, y el Cordero.

23 La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que la iluminen, porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.

24 Y las naciones andarán a su luz, y los reyes de la tierra traerán a ella su gloria.

25 Sus puertas nunca se cerrarán de día (pues allí no habrá noche);

26 y traerán a ella la gloria y el honor de las naciones;

27 y jamás entrará en ella nada inmundo, ni el que practica abominación y mentira, sino solo aquellos cuyos nombres están escritos en el libro de la vida del Cordero.

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Apocalipsis 21

Apocalipsis 21 - Introducción

* (1) Un cielo nuevo y una tierra nueva: la nueva Jerusalén, donde Dios habita y destierra todo el dolor de su pueblo. (1-8) Su origen celestial, su gloria y su defensa segura. (9-21) Su perfecta felicidad, como iluminada con la presencia de Dios y del Cordero, y en el libre acceso de las multitudes, hecha santa. (22-27)

Apocalipsis 21:1-8

1-8 El nuevo cielo y la nueva tierra no estarán separados el uno del otro; la tierra de los santos, sus cuerpos glorificados, serán celestiales. El viejo mundo, con todos sus problemas y tumultos, habrá desaparecido. No habrá mar; esto representa adecuadamente la libertad de pasiones conflictivas, tentaciones, problemas, cambios y alarmas; de todo lo que pueda dividir o interrumpir la comunión de los santos. Esta nueva Jerusalén es la iglesia de Dios en su nuevo y perfecto estado, la iglesia triunfante. Su bendición proviene enteramente de Dios y depende de él. La presencia de Dios con su pueblo en el cielo no se interrumpirá como en la tierra, sino que morará con él continuamente. Todos los efectos de los problemas anteriores desaparecerán. A menudo han llorado a causa del pecado, de la aflicción, de las calamidades de la iglesia; pero no quedarán señales ni recuerdo de las penas anteriores. Cristo hace nuevas todas las cosas. Si estamos dispuestos y deseamos que el bondadoso Redentor haga nuevas todas las cosas en el orden de los corazones y de la naturaleza, él hará nuevas todas las cosas con respecto a nuestra situación, hasta hacernos disfrutar de una felicidad completa. Ved la certeza de la promesa. Dios da sus títulos, el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin, como prenda para el pleno cumplimiento. Los placeres sensuales y pecaminosos son aguas turbias y envenenadas; y las mejores comodidades terrenales son como las escasas provisiones de una cisterna; cuando se idolatran, se convierten en cisternas rotas, y sólo producen vejaciones. Pero las alegrías que imparte Cristo son como aguas que brotan de una fuente, puras, refrescantes, abundantes y eternas. Los consuelos santificadores del Espíritu Santo preparan para la felicidad celestial; son arroyos que fluyen para nosotros en el desierto. Los temerosos no se atrevían a enfrentar las dificultades de la religión, su temor servil provenía de su incredulidad; pero aquellos que eran tan temerarios que no se atrevían a tomar la cruz de Cristo, eran sin embargo tan desesperados que corrían hacia la abominable maldad. Las agonías y los terrores de la primera muerte conducirán a los terrores y agonías mucho mayores de la muerte eterna.

Apocalipsis 21:9-21

9-21 Dios tiene varios empleos para sus santos ángeles. A veces hacen sonar la trompeta de la divina Providencia, y advierten a un mundo descuidado; otras veces descubren cosas de naturaleza celestial de los herederos de la salvación. Aquellos que quieran tener una visión clara del cielo, deben acercarse al cielo tanto como puedan, en el monte de la meditación y la fe. El tema de la visión es la iglesia de Dios en un estado perfecto y triunfante, resplandeciente en su brillo; gloriosa en relación con Cristo; lo que muestra que la felicidad del cielo consiste en la relación con Dios, y en la conformidad con él. El cambio de emblemas de una novia a una ciudad, muestra que sólo debemos tomar ideas generales de esta descripción. El muro es para la seguridad. El cielo es un estado seguro; los que están allí, están separados y asegurados de todos los males y enemigos. Esta ciudad es vasta; aquí hay espacio para todo el pueblo de Dios. El fundamento del muro; la promesa y el poder de Dios, y la compra de Cristo, son los fuertes cimientos de la seguridad y la felicidad de la iglesia. Estos fundamentos se exponen mediante doce clases de piedras preciosas, que denotan la variedad y la excelencia de las doctrinas del Evangelio, o de las gracias del Espíritu Santo, o las excelencias personales del Señor Jesucristo. El cielo tiene puertas; hay una entrada libre para todos los que están santificados; no se encontrarán fuera. Estas puertas eran todas de perlas. Cristo es la Perla de gran precio, y es nuestro Camino a Dios. La calle de la ciudad era de oro puro, como el cristal transparente. Los santos en el cielo pisan el oro bajo sus pies. Los santos están allí en reposo, pero no es un estado de sueño y ociosidad; tienen comunión, no sólo con Dios, sino también entre ellos. Todas estas glorias sólo representan débilmente el cielo.

Apocalipsis 21:22-27

22-27 La comunión perfecta y directa con Dios, suplirá con creces el lugar de las instituciones evangélicas. ¿Y qué palabras pueden expresar mejor la unión y la igualdad del Hijo con el Padre en la Divinidad? ¡Qué mundo tan lúgubre sería éste, si no fuera por la luz del sol! ¿Qué hay en el cielo que ocupe su lugar? La gloria de Dios ilumina esa ciudad, y el Cordero es su luz. Dios en Cristo será una fuente eterna de conocimiento y alegría para los santos en el cielo. No hay noche, por lo tanto no hay necesidad de cerrar las puertas; todo está en paz y seguro. El conjunto nos muestra que debemos pensar cada vez más en el cielo como lleno de la gloria de Dios, e iluminado por la presencia del Señor Jesús. Nada pecaminoso o impuro, idólatra o falso y engañoso, puede entrar. Todos los habitantes son hechos perfectos en santidad. Ahora bien, los santos sienten una triste mezcla de corrupción, que les estorba en el servicio de Dios, e interrumpe su comunión con él; pero, al entrar en el lugar santísimo, son lavados en la fuente de la sangre de Cristo, y presentados al Padre sin mancha. No se admite en el cielo a nadie que haga abominaciones. Está libre de hipócritas, de los que hacen mentiras. Como nada impuro puede entrar en el cielo, dejémonos estimular por estas visiones de las cosas celestiales, para emplear toda la diligencia y perfeccionar la santidad en el temor de Dios.


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La Biblia de las América

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Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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