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2 Crónicas 9 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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2 Crónicas 9

Salomón y la reina de Sabá

1 Cuando la reina de Sabá oyó de la fama de Salomón, vino a Jerusalén a probar a Salomón con preguntas difíciles. Ella tenía un séquito muy grande, con camellos cargados de especias y gran cantidad de oro y piedras preciosas. Cuando vino a Salomón, habló con él de todo lo que tenía en su corazón.

2 Y Salomón contestó todas sus preguntas; no hubo nada tan oscuro que Salomón no pudiera explicárselo.

3 Cuando la reina de Sabá vio la sabiduría de Salomón, la casa que él había edificado,

4 los manjares de su mesa, las habitaciones de sus siervos, el porte de sus ministros y sus vestiduras, sus coperos y sus vestiduras, y la escalinata por la cual él subía a la casa del Señor, se quedó sin aliento.

5 Entonces dijo al rey: Era verdad lo que había oído en mi tierra acerca de tus palabras y de tu sabiduría.

6 Pero yo no creía lo que me decían, hasta que he venido y mis ojos lo han visto. Y he aquí, no se me había contado ni la mitad de la grandeza de tu sabiduría. Tú superas todo lo que había oído.

7 Bienaventurados tus hombres, bienaventurados estos tus siervos que están delante de ti continuamente y oyen tu sabiduría.

8 Bendito sea el Señor tu Dios que se agradó en ti, poniéndote sobre su trono como rey para el Señor tu Dios; porque tu Dios amó a Israel afirmándolo para siempre, por lo cual te ha puesto por rey sobre ellos para hacer derecho y justicia.

9 Entonces ella dio al rey ciento veinte talentos de oro, y gran cantidad de especias aromáticas y piedras preciosas. Nunca hubo especias aromáticas como las que la reina de Sabá dio al rey Salomón.

10 Y los siervos de Hiram y los siervos de Salomón que habían traído oro de Ofir, trajeron también madera de sándalo y piedras preciosas.

11 Con la madera de sándalo el rey hizo gradas para la casa del Señor y para el palacio del rey; también liras y arpas para los cantores; no se había visto en la tierra de Judá madera como esa.

12 El rey Salomón dio a la reina de Sabá todo cuanto ella quiso pedirle, más de lo que había traído al rey. Después ella se volvió y regresó a su tierra con sus siervos.

Riqueza y sabiduría de Salomón

13 El peso del oro que llegaba a Salomón en un solo año era de seiscientos sesenta y seis talentos de oro,

14 sin contar lo que los mercaderes y los comerciantes traían. Todos los reyes de Arabia y los gobernadores de la tierra traían oro y plata a Salomón.

15 Y el rey Salomón hizo doscientos escudos grandes de oro batido, usando seiscientos siclos de oro batido en cada escudo.

16 También hizo trescientos escudos de oro batido, usando trescientos siclos de oro en cada escudo; y el rey los puso en la casa del bosque del Líbano.

17 El rey hizo además un gran trono de marfil y lo revistió de oro puro.

18 Y había seis gradas hasta el trono y un estrado de oro unido al trono, con brazos a cada lado del asiento, y dos leones de pie junto a los brazos.

19 Y doce leones estaban allí de pie en las seis gradas a uno y otro lado; nada semejante se hizo para ningún otro reino.

20 Todos los vasos de beber del rey Salomón eran de oro, y todas las vasijas de la casa del bosque del Líbano eran de oro puro. A la plata no se le atribuía valor en los días de Salomón,

21 porque el rey tenía naves que iban a Tarsis con los siervos de Hiram, y cada tres años las naves de Tarsis venían trayendo oro, plata, marfil, monos y pavos reales.

22 Así el rey Salomón llegó a ser más grande que todos los reyes de la tierra en riqueza y sabiduría.

23 Y todos los reyes de la tierra procuraban ver a Salomón, para oír la sabiduría que Dios había puesto en su corazón.

24 Cada uno de ellos traía su presente: objetos de plata y objetos de oro, vestidos, armas, especias, caballos y mulos; y así año tras año.

25 Salomón tenía cuatro mil establos para los caballos y carros y doce mil hombres de a caballo, y los situó en las ciudades de carros y en Jerusalén, junto al rey.

26 Él tenía dominio sobre todos los reyes desde el Eufrates hasta la tierra de los filisteos, y hasta la frontera de Egipto.

27 El rey hizo la plata tan común en Jerusalén como las piedras, e hizo los cedros tan abundantes como los sicómoros que están en el llano.

28 Y traían para Salomón caballos de Egipto y de todos los países.

Muerte de Salomón

29 Los demás hechos de Salomón, los primeros y los postreros, ¿no están escritos en las palabras del profeta Natán y en la profecía de Ahías silonita, en las visiones del vidente Iddo acerca de Jeroboam, hijo de Nabat?

30 Y reinó Salomón en Jerusalén sobre todo Israel cuarenta años.

31 Y durmió Salomón con sus padres, y fue sepultado en la ciudad de su padre David; y su hijo Roboam reinó en su lugar.

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2 Crónicas 9

2 Crónicas 9 - Introducción

* La reina de Saba. (1-12) las riquezas de Salomón y su muerte. (13-31)

2 Crónicas 9:1-12

1-12 Esta historia ha sido considerada en 2 Crónicas 9:1; Sin embargo, dado que nuestro Salvador la ha propuesto como un ejemplo en la búsqueda de Él, en​​​​​​​ Mateo 12:42, no debemos pasarlo por alto sin observar, que aquellos que conocen el valor de la verdadera sabiduría no tendrán rencor ni dolor para obtener eso. La reina de Saba se metió en muchos problemas y gastos para escuchar la sabiduría de Salomón; y, sin embargo, aprendiendo de él a servir a Dios y cumplir con su deber, pensó que estaba bien pagada por sus dolores. La sabiduría celestial es esa perla de gran precio, por la cual, si nos separamos de todo, hacemos un buen negocio.

2 Crónicas 9:13-31

13-31 Las importaciones mencionadas aquí muestran que la prosperidad atrajo las mentes de Salomón y sus súbditos hacia el amor por cosas curiosas e inusuales, aunque inútiles en sí mismas. La verdadera sabiduría y felicidad siempre están unidas; pero no existe tal alianza entre la riqueza y el disfrute de las cosas de esta vida. Conozcamos entonces al Salvador para encontrar descanso para nuestras almas. Aquí está Salomón reinando en riqueza y poder, en comodidad y plenitud, algo que nunca se ha encontrado desde entonces; porque la mayoría de los grandes príncipes de la tierra eran conocidos por sus guerras; mientras que Salomón reinó cuarenta años en una paz profunda. Se cumplió la promesa de que Dios le daría riquezas y honores como ningún rey había tenido ni tendría. El brillo en el que apareció era típico de la gloria espiritual del reino del Mesías, y solo una tenue representación de Su trono, que está por encima de todos los tronos. Aquí está Salomón muriendo y dejando toda su riqueza y poder a alguien que sabía que sería un necio Eclesiastés 2:18; Eclesiastés 2:19. Esto no fue solo vanidad, sino una aflicción del espíritu. Ni el poder, la riqueza ni la sabiduría pueden evitar o preparar para el golpe de la muerte. Pero gracias a Dios, que da la victoria al verdadero creyente, incluso sobre este temido enemigo, a través de Jesucristo nuestro Señor.


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La Biblia de las América

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Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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