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2 Corintios 4 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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2 Corintios 4

Ministros de Cristo

1 Por tanto, puesto que tenemos este ministerio, según hemos recibido misericordia, no desfallecemos;

2 sino que hemos renunciado a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino que, mediante la manifestación de la verdad, nos recomendamos a la conciencia de todo hombre en la presencia de Dios.

3 Y si todavía nuestro evangelio está velado, para los que se pierden está velado,

4 en los cuales el dios de este mundo ha cegado el entendimiento de los incrédulos, para que no vean el resplandor del evangelio de la gloria de Cristo, que es la imagen de Dios.

5 Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús como Señor, y a nosotros como siervos vuestros por amor de Jesús.

6 Pues Dios, que dijo que de las tinieblas resplandeciera la luz, es el que ha resplandecido en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Cristo.

7 Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la extraordinaria grandeza del poder sea de Dios y no de nosotros.

8 Afligidos en todo, pero no agobiados; perplejos, pero no desesperados;

9 perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos;

10 llevando siempre en el cuerpo por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo.

11 Porque nosotros que vivimos, constantemente estamos siendo entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo mortal.

12 Así que en nosotros obra la muerte, pero en vosotros, la vida.

13 Pero teniendo el mismo espíritu de fe, según lo que está escrito: Creí, por tanto hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos;

14 sabiendo que aquel que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros.

15 Porque todo esto es por amor a vosotros, para que la gracia que se está extendiendo por medio de muchos, haga que las acciones de gracias abunden para la gloria de Dios.

Lo temporal y lo eterno

16 Por tanto no desfallecemos, antes bien, aunque nuestro hombre exterior va decayendo, sin embargo nuestro hombre interior se renueva de día en día.

17 Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación,

18 al no poner nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.

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2 Corintios 4

2 Corintios 4 - Introducción

* Los apóstoles trabajaron con mucha diligencia, sinceridad y fidelidad. (1-7) Sus sufrimientos por el evangelio fueron grandes, pero con ricos resultados. (8-12) Las perspectivas de gloria eterna evitan que los creyentes  desmayen bajo problemas. (13-18)

2 Corintios 4:1-7

1-7 El mejor de los hombres desfallecería si no recibiera la misericordia de Dios. Y esa misericordia que nos ha ayudado hasta ahora, podemos confiar en que nos ayudará hasta el final. Los apóstoles no tenían designios viles y perversos, revestidos de pretensiones bonitas y engañosas. No trataron de que su ministerio sirviera para un beneficio propio. La sinceridad o la rectitud mantendrán la opinión favorable de los hombres sabios y buenos. Cristo, por medio de su evangelio, hace un descubrimiento glorioso a las mentes de los hombres. Pero el designio del diablo es mantener a los hombres en la ignorancia; y cuando no puede mantener la luz del evangelio de Cristo fuera del mundo, no escatima esfuerzos para alejar a los hombres del evangelio, o ponerlos en contra de él. El rechazo del Evangelio se debe a la ceguera y maldad deliberadas del corazón humano. El yo no era el asunto ni el fin de la predicación de los apóstoles; ellos predicaban a Cristo como Jesús, el Salvador y Libertador, que salva hasta el extremo a todos los que se acercan a Dios por medio de él. Los ministros son servidores de las almas de los hombres; deben evitar convertirse en servidores de los humores o de las lujurias de los hombres. Es agradable contemplar el sol en el firmamento; pero es más agradable y provechoso que el Evangelio brille en el corazón. Como la luz fue el principio de la primera creación, así, en la nueva creación, la luz del Espíritu es su primera obra en el alma. El tesoro de la luz y la gracia del Evangelio se pone en vasos de barro. Los ministros del Evangelio están sujetos a las mismas pasiones y debilidades que los demás hombres. Dios podría haber enviado ángeles para dar a conocer la gloriosa doctrina del Evangelio, o podría haber enviado a los más admirados hijos de los hombres para que enseñaran a las naciones, pero escogió vasos más humildes y débiles, para que su poder fuera más glorioso al sostenerlos y en el bendito cambio operado por su ministerio.

2 Corintios 4:8-12

8-12Los apóstoles sufrieron mucho, pero recibieron un apoyo maravilloso. Los creyentes pueden ser abandonados por sus amigos, así como perseguidos por sus enemigos; pero su Dios nunca los dejará ni los abandonará. Puede haber temores en el interior, así como luchas en el exterior; sin embargo, no somos destruidos. El apóstol habla de sus sufrimientos como una contraparte de los sufrimientos de Cristo, para que la gente pueda ver el poder de la resurrección de Cristo, y de la gracia en y de Jesús vivo. En comparación con ellos, otros cristianos se encontraban, incluso en aquella época, en circunstancias prósperas.

2 Corintios 4:13-18

13-18 La gracia de la fe es un remedio eficaz contra el desmayo en tiempos de angustia. Sabían que Cristo había resucitado, y que su resurrección era una garantía y seguridad para ellos. La esperanza de esta resurrección nos animará en un día de sufrimiento, y nos pondrá por encima del temor a la muerte. Además, sus sufrimientos eran para beneficio de la iglesia y para la gloria de Dios. Los sufrimientos de los ministros de Cristo, así como su predicación y conversación, son para el bien de la iglesia y la gloria de Dios. La perspectiva de la vida y la felicidad eternas era su apoyo y su consuelo. Lo que el sentido estaba dispuesto a pronunciar como pesado y largo, penoso y tedioso, la fe lo percibía como ligero y corto, y sólo por un momento. El peso de todas las aflicciones temporales era la ligereza misma, mientras que la gloria venidera era una sustancia, pesada y duradera más allá de toda descripción. Si el apóstol pudo calificar de ligeras sus pesadas y prolongadas pruebas, y sólo por un momento, ¡qué serán nuestras insignificantes dificultades! La fe permite hacer este juicio correcto de las cosas. Hay cosas que no se ven, así como cosas que se ven. Y hay una gran diferencia entre ellas: las cosas que no se ven son eternas, las cosas que se ven son temporales, o sólo temporales. Dejemos, pues, de mirar las cosas que se ven; dejemos de buscar ventajas mundanas, o de temer las angustias presentes. Procuremos que nuestra felicidad futura sea segura.


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La Biblia de las América

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Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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