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1 Samuel 9 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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1 Samuel 9

Saúl y Samuel

1 Había un hombre de Benjamín que se llamaba Cis, hijo de Abiel, hijo de Zeror, hijo de Becorat, hijo de Afía, hijo de un benjamita, un hombre poderoso e influyente.

2 Y tenía un hijo que se llamaba Saúl, joven y bien parecido. No había otro más bien parecido que él entre los hijos de Israel; de los hombros arriba sobrepasaba a cualquiera del pueblo.

3 Y las asnas de Cis, padre de Saúl, se habían perdido, por lo cual dijo Cis a su hijo Saúl: Toma ahora contigo uno de los criados, levántate, y ve en busca de las asnas.

4 Y Saúl pasó por la región montañosa de Efraín y recorrió la tierra de Salisa, pero no las hallaron. Luego pasaron por la tierra de Saalim, mas no estaban allí. Después atravesaron la tierra de los benjamitas, pero no las encontraron.

5 Cuando llegaron a la tierra de Zuf, Saúl dijo al criado que estaba con él: Ven, regresemos, no sea que mi padre deje de preocuparse por las asnas y se angustie por nosotros.

6 Y él le respondió: He aquí que hay un hombre de Dios en esta ciudad, el cual es tenido en alta estima; todo lo que él dice se cumple sin falta. Vayamos ahora, quizá pueda orientarnos acerca de la jornada que hemos emprendido.

7 Entonces Saúl dijo a su criado: Pero he aquí, si vamos, ¿qué le llevaremos al hombre? Porque el pan de nuestras alforjas se ha acabado y no hay presente para llevar al hombre de Dios. ¿Qué tenemos?

8 Y el criado volvió a responder a Saúl, y dijo: He aquí, tengo en mi mano la cuarta parte de un siclo de plata; se lo daré al hombre de Dios, y él nos indicará nuestro camino.

9 (Antiguamente en Israel, cuando uno iba a consultar a Dios, decía: Venid, vamos al vidente; porque al que hoy se le llama profeta, antes se le llamaba vidente.)

10 Entonces Saúl dijo a su criado: Bien dicho; anda, vamos. Y fueron a la ciudad donde estaba el hombre de Dios.

11 Según subían por la cuesta de la ciudad, se encontraron con unas muchachas que salían a sacar agua y les dijeron: ¿Está aquí el vidente?

12 Y ellas les respondieron, y dijeron: Sí, he aquí está delante de ti. Apresúrate ahora, pues hoy ha venido a la ciudad porque el pueblo tiene hoy un sacrificio en el lugar alto.

13 Cuando entréis en la ciudad lo encontraréis antes que suba al lugar alto a comer, pues el pueblo no comerá hasta que él llegue, porque él tiene que bendecir el sacrificio; después comerán los convidados. Subid ahora, que lo encontraréis enseguida.

14 Ellos, pues, subieron a la ciudad. Cuando entraban a la ciudad, he aquí que Samuel salía hacia ellos para subir al lugar alto.

15 Ahora bien, un día antes de la llegada de Saúl, el Señor había revelado esto a Samuel diciendo:

16 Mañana como a esta hora te enviaré un hombre de la tierra de Benjamín, lo ungirás para que sea príncipe sobre mi pueblo Israel, y él librará a mi pueblo de la mano de los filisteos. Porque yo he visto la aflicción de mi pueblo, pues su clamor ha llegado hasta mí.

17 Cuando Samuel vio a Saúl, el Señor le dijo: He aquí el hombre de quien te hablé. Este gobernará a mi pueblo.

18 Entonces Saúl se acercó a Samuel en medio de la puerta y le dijo: Te ruego que me enseñes dónde está la casa del vidente.

19 Respondió Samuel a Saúl y dijo: Yo soy el vidente. Sube delante de mí al lugar alto, pues hoy comerás conmigo, y por la mañana te dejaré ir y te declararé todo lo que está en tu corazón.

20 En cuanto a tus asnas que se perdieron hace tres días, no te preocupes por ellas pues han sido halladas. Y ¿para quién es todo lo deseable en Israel? ¿No es para ti y para toda la casa de tu padre?

21 Saúl respondió, y dijo: ¿No soy yo benjamita, de la más pequeña de las tribus de Israel, y no es mi familia la menos importante de todas las familias de la tribu de Benjamín? ¿Por qué, pues, me hablas de esta manera?

22 Entonces Samuel tomó a Saúl y a su criado, los llevó a la sala y les dio un lugar a la cabecera de los invitados que eran unos treinta hombres.

23 Y dijo Samuel al cocinero: Trae la porción que te di, de la cual te dije: «Ponla aparte».

24 Entonces el cocinero alzó el pernil con lo que estaba en él y lo colocó delante de Saúl. Y Samuel dijo: He aquí lo que estaba reservado. Ponlo delante de ti y come, porque ha sido guardado para ti hasta el momento señalado, ya que dije: He invitado al pueblo. Y Saúl comió con Samuel aquel día.

25 Descendieron del lugar alto a la ciudad, y Samuel habló con Saúl en el terrado.

26 Se levantaron temprano, y al romper el alba Samuel llamó a Saúl en el terrado, diciendo: Levántate, para que yo te despida. Saúl se levantó, y ambos, Saúl y Samuel, salieron a la calle.

27 Mientras descendían a las afueras de la ciudad, Samuel dijo a Saúl: Di al criado que pase delante de nosotros y siga, pero tú quédate para que yo te declare la palabra de Dios.

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1 Samuel 9

1 Samuel 9 - Introducción

* Saúl es llevado ante Samuel (1-10). Samuel informado acerca de Saúl (11-17). El trato de Samuel con Saúl (18-27).

1 Samuel 9:1-10

1-10 Saúl fue rápidamente a buscar los asnos de su padre. Su obediencia a su padre era loable. Su sirviente propuso que, dado que estaban en Ramá, deberían llamar a Samuel y buscar su consejo. Dondequiera que estemos, debemos aprovechar nuestras oportunidades para conocer a aquellos que son sabios y buenos. Muchos consultarán a un hombre de Dios si se cruza en su camino, pero no darán un paso fuera de su camino para obtener sabiduría. Sentimos sensiblemente las pérdidas materiales y dedicamos mucho esfuerzo en compensarlas, pero ¡cuán poco intentamos y cuán pronto nos cansamos de buscar la salvación de nuestras almas! Si los ministros pudieran decir a las personas cómo asegurar sus propiedades o enriquecerse, serían consultados y honrados más de lo que lo están actualmente, a pesar de que están dedicados a enseñarles cómo escapar de la miseria eterna y obtener la vida eterna. La mayoría de las personas preferirían que les predijeran su fortuna que su deber. Samuel no necesitaba su dinero, y no les habría negado su consejo si no lo hubieran llevado; pero se lo dieron como muestra de respeto y del valor que otorgaban a su cargo, de acuerdo con la práctica común de esa época de llevar un presente a las autoridades.

1 Samuel 9:11-17

11-17 Incluso las criadas de la ciudad podían indicar el camino hacia el profeta. Habían oído hablar del sacrificio y podían informar sobre la necesidad de la presencia de Samuel. No es un beneficio pequeño vivir en lugares religiosos y santos. Siempre deberíamos estar dispuestos a ayudar a aquellos que buscan a los profetas de Dios. Aunque Dios, en su desagrado, había concedido la petición de Israel de tener un rey, les envía a un hombre para que sea su líder, para salvarlos de la mano de los filisteos. Lo hace, escuchando graciosamente su clamor.

1 Samuel 9:18-27

18-27  Samuel, ese buen profeta, estaba lejos de envidiar o sentir malas intenciones hacia Saúl; de hecho, fue el primero en mostrarle honor. Esa tarde y temprano al día siguiente, Samuel habló con Saúl en la azotea de la casa. Podemos suponer que Samuel convenció a Saúl de que era la persona que Dios había elegido para el gobierno, y que estaba dispuesto a renunciar. ¡Qué diferentes son los propósitos del Señor para nosotros, comparados con nuestras intenciones para nosotros mismos! Tal vez Saúl fue el único que salió a buscar asnos y literalmente encontró un reino, pero muchos han emprendido y cambiado sus residencias en busca de riquezas y placeres, y han sido guiados a lugares donde encontraron salvación para sus almas. Así han conocido a personas que les hablaban como si conocieran los secretos de sus vidas y corazones, y han comenzado a tomar en serio la palabra del Señor. Si este ha sido nuestro caso, aunque nuestros planes mundanos no hayan prosperado, no nos preocupemos por eso; el Señor nos ha dado, o nos ha preparado para, algo mucho mejor.


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Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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