x

Biblia Todo Logo
idiomas
Bibliatodo Comentarios





«

Juan 7 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

×

Juan 7

3. Jesús es rechazado por su propio pueblo
(7.1—12.50)

Los hermanos de Jesús no creían en él

1 Después de esto, Jesús andaba por la región de Galilea. No quería estar en Judea, porque allí los judíos lo buscaban para matarlo.

2 Pero como se acercaba la fiesta de las Enramadas, una de las fiestas de los judíos,

3 sus hermanos le dijeron: —No te quedes aquí; vete a Judea, para que los seguidores que tienes allá también vean lo que haces.

4 Pues cuando uno quiere ser conocido, no hace las cosas en secreto. Ya que haces cosas como estas, hazlas delante de todo el mundo.

5 Y es que ni siquiera sus hermanos creían en él.

6 Jesús les dijo: —Todavía no ha llegado mi hora, pero para ustedes cualquier hora es buena.

7 Los que son del mundo no pueden odiarlos a ustedes; pero a mí me odian, porque yo hago ver claramente que lo que hacen es malo.

8 Vayan ustedes a la fiesta; yo no voy, porque todavía no se ha cumplido mi hora.

9 Les dijo esto, y se quedó en Galilea.

Jesús en la fiesta de las Enramadas

10 Pero después que se fueron sus hermanos, también Jesús fue a la fiesta, aunque no públicamente, sino casi en secreto.

11 Los judíos lo buscaban en la fiesta, y decían: —¿Dónde estará ese hombre?

12 Entre la gente se hablaba mucho de él. Unos decían: «Es un hombre de bien»; pero otros decían: «No es bueno; engaña a la gente.»

13 Sin embargo, nadie hablaba abiertamente de él, por miedo a los judíos.

14 Hacia la mitad de la fiesta, Jesús entró en el templo y comenzó a enseñar.

15 Los judíos decían admirados: —¿Cómo sabe este tantas cosas, sin haber estudiado?

16 Jesús les contestó: —Mi enseñanza no es mía, sino de aquel que me envió.

17 Si alguien está dispuesto a hacer la voluntad de Dios, podrá reconocer si mi enseñanza viene de Dios o si hablo por mi propia cuenta.

18 El que habla por su cuenta, busca su propia gloria; pero quien busca la gloria del que lo envió, ese dice la verdad y en él no hay nada reprochable.

19 »¿No es verdad que Moisés les dio a ustedes la ley? Sin embargo, ninguno de ustedes la obedece. ¿Por qué quieren matarme?

20 La gente le contestó: —¡Estás endemoniado! ¿Quién quiere matarte?

21 Jesús les dijo: —Todos ustedes se admiran por una sola cosa que hice en sábado.

22 Sin embargo, Moisés les mandó practicar el rito de la circuncisión (aunque no procede de Moisés, sino de los patriarcas), y ustedes circuncidan a un hombre aunque sea en sábado.

23 Ahora bien, si por no faltar a la ley de Moisés ustedes circuncidan al niño aunque sea en sábado, ¿por qué se enojan conmigo por haber sanado en sábado al hombre entero?

24 No juzguen ustedes por las apariencias. Cuando juzguen, háganlo con rectitud.

Jesús habla de su origen

25 Algunos de los que vivían en Jerusalén comenzaron entonces a preguntar: —¿No es a este al que andan buscando para matarlo?

26 Pues ahí está, hablando en público, y nadie le dice nada. ¿Será que las autoridades creen de veras que este hombre es el Mesías?

27 Pero nosotros sabemos de dónde viene este; en cambio, cuando venga el Mesías, nadie sabrá de dónde viene.

28 Al oír esto, Jesús, que estaba enseñando en el templo, dijo con voz fuerte: —¡Así que ustedes me conocen y saben de dónde vengo! Pero no he venido por mi propia cuenta, sino que vengo enviado por uno que es digno de confianza y a quien ustedes no conocen.

29 Yo lo conozco porque procedo de él, y él me ha enviado.

30 Entonces quisieron arrestarlo, pero ninguno le echó mano porque todavía no había llegado su hora.

31 Muchos creyeron en él, y decían: —Cuando venga el Mesías, ¿acaso hará más señales milagrosas que este hombre?

Los fariseos intentan arrestar a Jesús

32 Los fariseos oyeron lo que la gente decía de Jesús; y ellos y los jefes de los sacerdotes mandaron a unos guardianes del templo a que lo arrestaran.

33 Entonces Jesús dijo: —Voy a estar con ustedes solamente un poco de tiempo, y después regresaré al que me ha enviado.

34 Ustedes me buscarán, pero no me encontrarán, porque no podrán ir a donde yo voy a estar.

35 Los judíos comenzaron entonces a preguntarse unos a otros: —¿A dónde se va a ir este, que no podremos encontrarlo? ¿Acaso va a ir a los judíos que viven dispersos en el extranjero, y a enseñar a los paganos?

36 ¿Qué quiere decir eso de que “Me buscarán, pero no me encontrarán, porque no podrán ir a donde yo voy a estar”?

Ríos de agua viva

37 El último día de la fiesta era el más importante. Aquel día Jesús, puesto de pie, dijo con voz fuerte: —Si alguien tiene sed, venga a mí, y el que cree en mí, que beba. Como dice la Escritura, del interior de aquel correrán ríos de agua viva.

38

39 Con esto, Jesús quería decir que los que creyeran en él recibirían el Espíritu; y es que el Espíritu todavía no estaba, porque Jesús aún no había sido glorificado.

División entre la gente

40 Había algunos entre la gente que cuando oyeron estas palabras dijeron: —Seguro que este hombre es el profeta.

41 Otros decían: —Este es el Mesías. Pero otros decían: —No, porque el Mesías no puede proceder de Galilea.

42 La Escritura dice que el Mesías tiene que ser descendiente del rey David, y que procederá de Belén, el mismo pueblo de donde era David.

43 Así que la gente se dividió por causa de Jesús.

44 Algunos querían llevárselo preso, pero nadie lo hizo.

Las autoridades no creían en Jesús

45 Los guardianes del templo volvieron a donde estaban los fariseos y los jefes de los sacerdotes, que les preguntaron: —¿Por qué no lo trajeron?

46 Los guardianes contestaron: —¡Jamás ningún hombre ha hablado así!

47 Entonces los fariseos les dijeron: —¿También ustedes se han dejado engañar?

48 ¿Acaso ha creído en él alguno de nuestros jefes, o de los fariseos?

49 Pero esta gente, que no conoce la ley, está maldita.

50 Nicodemo, el fariseo que en una ocasión había ido a ver a Jesús, les dijo:

51 —Según nuestra ley, no podemos condenar a un hombre sin antes haberlo oído para saber qué es lo que ha hecho.

La mujer adúltera

52 Ellos le contestaron: —¿También tú eres de Galilea? Estudia las Escrituras y verás que de Galilea jamás procede un profeta. [

53 Cada uno se fue a su casa.

×

Juan 7

Juan 7 - Introducción

Cristo va a la fiesta de los tabernáculos. (1-13) Su discurso en la fiesta. (14-39) La gente discute sobre Cristo. (40-53)

Juan 7:1-13

1-13Los hermanos o parientes de Jesús se disgustaron cuando vieron que no había ninguna perspectiva de ventajas mundanas por parte de él. Los hombres impíos a veces se comprometen a aconsejar a los que están empleados en la obra de Dios; pero sólo aconsejan lo que parece que puede promover las ventajas presentes. El pueblo discrepaba sobre su doctrina y sus milagros, mientras que los que le favorecían no se atrevían a confesar abiertamente sus sentimientos. Los que consideran a los predicadores del Evangelio como engañadores, hablan abiertamente, mientras que muchos de los que los favorecen, temen ser reprobados al manifestar su respeto por ellos.

Juan 7:14-24

14-24 Todo ministro fiel puede adoptar humildemente las palabras de Cristo. Su doctrina no es su propio hallazgo, sino que proviene de la palabra de Dios, mediante la enseñanza de su Espíritu. Y en medio de las disputas que perturban al mundo, si algún hombre, de cualquier nación, busca hacer la voluntad de Dios, sabrá si la doctrina es de Dios, o si los hombres hablan de sí mismos. Sólo los que odian la verdad se entregarán a errores que serán fatales. Seguramente era tan conveniente para el designio del sábado devolver la salud a los afligidos, como administrar un rito externo. Jesús les dijo que decidieran sobre su conducta de acuerdo con el significado espiritual de la ley divina. No debemos juzgar a nadie por su apariencia externa, sino por su valor, y por los dones y las gracias del Espíritu de Dios en él.

Juan 7:25-30

25-30 Cristo proclamó en voz alta que estaban equivocados en sus ideas sobre su origen. Él fue enviado por Dios, que se mostró fiel a sus promesas. Esta declaración de que no conocían a Dios, con su pretensión de conocimiento peculiar, provocó a los oyentes; y trataron de apoderarse de él, pero Dios puede atar las manos de los hombres, aunque no convierta sus corazones.

Juan 7:31-36

31-36 Los discursos de Jesús convencieron a muchos de que él era el Mesías; pero no tuvieron el valor de reconocerlo. Es un consuelo para los que están en el mundo, pero no son de él, y por lo tanto son odiados por él y están cansados de él, que no estarán en él siempre, que no estarán en él mucho tiempo. Siendo nuestros días malos, es bueno que sean pocos. Los días de la vida y de la gracia no duran mucho; y los pecadores, cuando estén en la miseria, se alegrarán de la ayuda que ahora desprecian. Los hombres discuten sobre estos dichos, pero el acontecimiento los explicará.

Juan 7:37-39

37-39 El último día de la fiesta de los tabernáculos, los judíos sacaban agua y la derramaban ante el Señor. Se supone que Cristo aludió a esto. Si alguien desea ser verdaderamente y para siempre feliz, que se dirija a Cristo y sea gobernado por él. Esta sed significa fuertes deseos de bendiciones espirituales, que ninguna otra cosa puede satisfacer; así que las influencias santificadoras y reconfortantes del Espíritu Santo, se referían a las aguas que Jesús les pedía que vinieran a Él y bebieran. El consuelo fluye abundante y constantemente como un río; fuerte como una corriente para derribar la oposición de las dudas y los temores. Hay una plenitud en Cristo, de gracia por gracia. El Espíritu que mora y obra en los creyentes es como una fuente de agua viva y corriente, de la que brotan abundantes arroyos que refrescan y limpian como el agua. No esperamos los dones milagrosos del Espíritu Santo, pero podemos solicitar sus influencias más comunes y más valiosas. Estas corrientes han fluido desde nuestro Redentor glorificado, hasta esta época, y hasta los rincones más remotos de la tierra. Que estemos ansiosos por darlas a conocer a los demás.

Juan 7:40-53

40-53 La malicia de los enemigos de Cristo es siempre contraria a la razón, y a veces no se puede explicar su permanencia. Nunca ningún hombre habló con la sabiduría, el poder y la gracia, la claridad convincente y la dulzura con que habló Cristo. Ay, que muchos, que por un tiempo son refrenados, y que hablan muy bien de la palabra de Jesús, rápidamente pierden sus convicciones, y siguen en sus pecados. La gente se deja llevar tontamente por motivos externos en asuntos de importancia eterna, y está dispuesta incluso a ser condenada por la moda. Así como la sabiduría de Dios a menudo elige cosas que los hombres desprecian, la insensatez de los hombres comúnmente desprecia a aquellos que Dios ha elegido. El Señor saca adelante a sus discípulos débiles y tímidos, y a veces se sirve de ellos para derrotar los designios de sus enemigos.


»

Dios Habla Hoy (DHH)

Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

Síguenos en:



Anuncios


¡Síguenos en WhatsApp! Síguenos