x

Biblia Todo Logo
idiomas
Bibliatodo Comentarios





«

Josué 2 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

×

Josué 2

Josué manda espías a Jericó

1 Desde Sitim, Josué mandó en secreto a dos espías, y les dijo: «Vayan a explorar la región y la ciudad de Jericó.» Ellos fueron, y llegaron a la casa de una prostituta de Jericó que se llamaba Rahab, en donde se quedaron a pasar la noche.

2 Pero alguien dio aviso al rey de Jericó, diciéndole: —Unos israelitas han venido esta noche a explorar la región.

3 Entonces el rey mandó a decir a Rahab: —Saca a los hombres que vinieron a verte y que están en tu casa, porque son espías.

4 Pero ella los escondió y dijo: —Es verdad que unos hombres me visitaron, pero yo no supe de dónde eran.

5 Se fueron al caer la noche, porque a esa hora se cierra la puerta de la ciudad, y no sé a dónde se fueron. Pero si ustedes salen en seguida a perseguirlos, los podrán alcanzar.

6 En realidad, ella los había hecho subir a la azotea, y estaban allí escondidos, entre unos manojos de lino puestos a secar.

7 Los hombres del rey los persiguieron en dirección del río Jordán, hasta los vados. Tan pronto como los soldados salieron, fue cerrada la puerta de la ciudad.

8 Entonces, antes que los espías se durmieran, Rahab subió a la azotea y les dijo:

9 —Yo sé que el Señor les ha dado esta tierra a ustedes, porque él ha hecho que nosotros les tengamos mucho miedo. Todos los que viven aquí están muertos de miedo por causa de ustedes.

10 Sabemos que cuando ustedes salieron de Egipto, Dios secó el agua del Mar Rojo para que ustedes lo pasaran. También sabemos que ustedes aniquilaron por completo a Sihón y a Og, los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del río Jordán.

11 Es tanto el miedo que nos ha dado al saberlo, que nadie se atreve a enfrentarse con ustedes. Porque el Señor, el Dios de ustedes, es Dios lo mismo arriba en el cielo que abajo en la tierra.

12 Por eso yo les pido que me juren aquí mismo, por el Señor, que van a tratar bien a mi familia, de la misma manera que yo los he tratado bien a ustedes. Denme una prueba de su sinceridad,

13 y perdonen la vida a mi padre, a mi madre, a mis hermanos y hermanas, y a todo lo que es de ellos. ¡Sálvennos de la muerte!

14 Ellos le contestaron: —Con nuestra propia vida respondemos de la vida de ustedes, con tal de que tú no digas nada de este asunto. Cuando el Señor nos haya dado esta tierra, nosotros te trataremos bien y con lealtad.

15 Como Rahab vivía en una casa construida sobre la muralla misma de la ciudad, con una soga los hizo bajar por la ventana.

16 Y les dijo: —Váyanse a la montaña, para que no los encuentren los que andan buscándolos. Escóndanse allí durante tres días, hasta que ellos vuelvan a la ciudad. Después podrán ustedes seguir su camino.

17 Y ellos le contestaron: —Nosotros cumpliremos el juramento que nos has pedido hacerte.

18 Pero cuando entremos en el país, tú deberás colgar esta soga roja de la ventana por la que nos has hecho bajar. Reúne entonces en tu casa a tu padre, tu madre, tus hermanos y toda la familia de tu padre.

19 Si alguno de ellos sale de tu casa, será responsable de su propia muerte; la culpa no será nuestra. Pero si alguien toca a quien esté en tu casa contigo, nosotros seremos los responsables.

20 Y si tú dices algo de este asunto, nosotros ya no estaremos obligados a cumplir el juramento que te hemos hecho.

21 —Estamos de acuerdo —contestó ella. Entonces los despidió, y ellos se fueron. Después ella ató la soga roja a su ventana.

22 Los dos espías se fueron a las montañas y se escondieron allí durante tres días, mientras los soldados los buscaban por todas partes sin encontrarlos, hasta que por fin volvieron a Jericó.

23 Entonces los espías bajaron de las montañas, cruzaron el río y regresaron a donde estaba Josué, a quien contaron todo lo que les había pasado.

24 Le dijeron: «El Señor ha puesto toda la región en nuestras manos. Por causa nuestra, todos los que viven en el país están muertos de miedo.»

×

Josué 2

Josué 2 - Introducción

* Rahab recibe y esconde a dos israelitas. (1-7) Rahab y los espías. (8-21) El regreso de los espías. (22-24)

Josué 2:1-7

1-7 La fe en las promesas de Dios no debe eliminar, sino alentar nuestra diligencia en el uso de los medios apropiados. La providencia de Dios dirigió a los espías a la casa de Rahab. Dios sabía dónde había alguien que sería fiel a ellos, aunque ellos no lo sabían. Rahab parece haber sido una posadera; y si en el pasado había llevado una vida mala, lo cual es dudoso, había abandonado sus malos caminos. Aquello que nos parece más accidental a menudo es supervisado por la providencia divina para servir a grandes propósitos. Fue por fe que Rahab recibió a esos hombres en paz, a pesar de que su rey y su país estaban en guerra con ellos. Estamos seguros de que esto fue una buena obra; así lo afirma el apóstol Santiago en Santiago 2:25; y ella lo hizo por fe, una fe que la colocó por encima del temor al hombre. Solo son verdaderos creyentes aquellos que encuentran en sus corazones la disposición para arriesgarse por Dios; ellos toman al pueblo de Dios como su propio pueblo y comparten su suerte con ellos. Los espías fueron guiados por la providencia especial de Dios, y Rahab los hospedó por respeto a Israel y al Dios de Israel, y no por lucro ni con ningún propósito maligno. Aunque se pueden ofrecer excusas por la culpa de la mentira de Rahab, parece mejor no admitir nada que tienda a justificarla. Sus conocimientos de la ley divina deben haber sido muy tenues: una falsedad como esta, dicha por aquellos que disfrutan de la luz de la revelación, merecería una fuerte censura.

Josué 2:8-21

8-21 Rahab había oído hablar de los milagros que el Señor había obrado en favor de Israel. Ella creía que sus promesas se cumplirían con certeza y que sus amenazas se cumplirían; y que no había otra manera de escapar sino sometiéndose a Él y uniéndose a su pueblo. La conducta de Rahab demostró que tenía el auténtico principio de fe divina. Observa las promesas que los espías le hicieron. La bondad de Dios a menudo se expresa mediante su bondad y verdad, como se menciona en Salmo 117:2; en ambas debemos seguir su ejemplo. Aquellos que son conscientes de cumplir promesas son cautelosos al hacerlas. Los espías establecen condiciones necesarias. El cordón escarlata, como la sangre en el umbral de la puerta en la Pascua, recuerda la seguridad del pecador bajo la sangre expiatoria de Cristo; y que debemos huir allí en busca de refugio de la ira de un Dios justamente ofendido. El mismo cordón que Rahab usó para salvar a estos israelitas sería usado para su propia seguridad. Lo que servimos y honramos para Dios, podemos esperar que Él lo bendecirá y lo hará útil para nosotros.

Josué 2:22-24

22-24 El informe que trajeron los espías fue alentador. Todo el pueblo de la región desfallece ante Israel; no tienen ni la sabiduría para ceder ni el valor para luchar. Esos terrores de la conciencia y ese sentido de la ira divina que desconciertan a los impíos, pero no los llevan al arrepentimiento, son presagios temibles de una destrucción inminente. Pero la gracia aún abunda para el peor de los pecadores. Dejen que, sin demora, huyan a Cristo, y todo estará bien.


»

Dios Habla Hoy (DHH)

Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

Síguenos en:



Anuncios


¡Síguenos en WhatsApp! Síguenos