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Hechos 7 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Hechos 7

Defensa de Esteban

1 El sumo sacerdote le preguntó a Esteban si lo que decían de él era cierto,

2 y él contestó: «Hermanos y padres, escúchenme: Nuestro glorioso Dios se mostró a nuestro antepasado Abraham cuando estaba en Mesopotamia, antes que se fuera a vivir a Harán,

3 y le dijo: “Deja tu tierra y a tus parientes, y vete a la tierra que yo te mostraré.”

4 Entonces Abraham salió de Caldea y se fue a vivir a Harán. Después murió su padre, y Dios trajo a Abraham a esta tierra, donde ustedes viven ahora.

5 Pero no le dio ninguna herencia en ella; ni siquiera un lugar donde poner el pie. Pero sí le prometió que se la daría, para que después de su muerte fuera de sus descendientes (aunque en aquel tiempo Abraham todavía no tenía hijos).

6 Además, Dios le dijo que sus descendientes vivirían como extranjeros en una tierra extraña, y que serían esclavos, y que los maltratarían durante cuatrocientos años.

7 Pero también le dijo Dios: “Yo castigaré a la nación que los haga esclavos, y después ellos saldrán de allí y me servirán en este lugar.”

8 En su alianza, Dios ordenó a Abraham la práctica de la circuncisión. Por eso, a los ocho días de haber nacido su hijo Isaac, Abraham lo circuncidó. Lo mismo hizo Isaac con su hijo Jacob, y este hizo lo mismo con sus hijos, que fueron los padres de las doce tribus de Israel.

9 »Estos hijos de Jacob, que fueron nuestros antepasados, tuvieron envidia de su hermano José, y lo vendieron para que se lo llevaran a Egipto. Pero Dios, que estaba con José,

10 lo libró de todas sus aflicciones. Le dio sabiduría y lo hizo ganarse el favor del faraón, rey de Egipto, el cual nombró a José gobernador de Egipto y del palacio real.

11 »Hubo entonces hambre y mucha aflicción en todo Egipto y en Canaán, y nuestros antepasados no tenían qué comer.

12 Pero cuando Jacob supo que en Egipto había de comer, mandó allá a sus hijos, es decir, a nuestros antepasados. Este fue el primer viaje que hicieron.

13 Cuando fueron por segunda vez, José se dio a conocer a sus hermanos, y así el faraón supo de qué raza era José.

14 Más tarde, José ordenó que su padre Jacob y toda su familia, que eran setenta y cinco personas, fueran llevados a Egipto.

15 De ese modo Jacob se fue a vivir a Egipto; y allí murió, y allí murieron también nuestros antepasados.

16 Los restos de Jacob fueron llevados a Siquem, y fueron enterrados en el sepulcro que Abraham había comprado por cierta cantidad de dinero a los hijos de Hamor, en Siquem.

17 »Cuando ya se acercaba el tiempo en que había de cumplirse la promesa hecha por Dios a Abraham, el pueblo de Israel había crecido en Egipto y se había hecho numeroso;

18 y por entonces comenzó a gobernar en Egipto un rey que no había conocido a José.

19 Este rey engañó a nuestro pueblo y maltrató a nuestros antepasados; los obligó a abandonar y dejar morir a sus hijos recién nacidos.

20 En aquel tiempo nació Moisés. Fue un niño extraordinariamente hermoso, y sus padres lo criaron en su casa durante tres meses.

21 Cuando tuvieron que abandonarlo, la hija del faraón lo recogió y lo crió como si fuera su propio hijo.

22 De esa manera Moisés fue instruido en la sabiduría de los egipcios, y fue un hombre poderoso en palabras y en hechos.

23 »A la edad de cuarenta años, Moisés decidió visitar a los israelitas, que eran su propio pueblo.

24 Pero al ver que un egipcio maltrataba a uno de ellos, Moisés salió en su defensa, y lo vengó matando al egipcio.

25 Y es que Moisés pensaba que sus hermanos los israelitas se darían cuenta de que por medio de él Dios iba a libertarlos; pero ellos no se dieron cuenta.

26 Al día siguiente, Moisés encontró a dos israelitas que se estaban peleando y, queriendo ponerlos en paz, les dijo: “Ustedes son hermanos; ¿por qué se maltratan el uno al otro?”

27 Entonces el que maltrataba a su compañero empujó a Moisés, y le dijo: “¿Quién te ha puesto a ti como jefe y juez entre nosotros?

28 ¿Acaso quieres matarme, como mataste ayer al egipcio?”

29 Al oír esto, Moisés huyó y se fue a la tierra de Madián. Allí vivió como extranjero, y tuvo dos hijos.

30 »Cuarenta años después, en el desierto, cerca del monte Sinaí, un ángel se le apareció en el fuego de una zarza que estaba ardiendo.

31 Moisés se asombró de aquella visión, y cuando se acercó para ver mejor, oyó la voz del Señor, que decía:

32 “Yo soy el Dios de tus antepasados. Soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.” Moisés comenzó a temblar de miedo, y no se atrevía a mirar.

33 Entonces el Señor le dijo: “Descálzate, porque el lugar donde estás es sagrado.

34 Claramente he visto cómo sufre mi pueblo, que está en Egipto. Los he oído quejarse y he bajado para librarlos. Por lo tanto, ven, que te voy a enviar a Egipto.”

35 »Aunque ellos habían rechazado a Moisés y le habían dicho: “¿Quién te nombró jefe y juez?”, Dios lo envió como jefe y libertador, por medio del ángel que se le apareció en la zarza.

36 Y fue Moisés quien sacó de Egipto a nuestros antepasados, después de hacer milagros en aquella tierra, en el Mar Rojo, y en el desierto durante cuarenta años.

37 Este mismo Moisés fue quien dijo a los israelitas: “Dios hará que salga de entre ustedes un profeta como yo.”

38 Y cuando Israel estaba reunido en el desierto, fue también Moisés quien sirvió de intermediario entre el ángel que le hablaba en el monte Sinaí y nuestros antepasados; él fue quien recibió palabras de vida para pasárnoslas a nosotros.

39 »Pero nuestros antepasados no quisieron obedecerlo, sino que lo rechazaron y quisieron volverse a Egipto.

40 Le dijeron a Aarón: “Haznos dioses que nos guíen, porque no sabemos qué le ha pasado a este Moisés que nos sacó de Egipto.”

41 Entonces hicieron un ídolo que tenía forma de becerro, mataron animales para ofrecérselos y celebraron una fiesta en honor del ídolo que ellos mismos habían hecho.

42 Por esto, Dios se apartó de ellos y los dejó adorar a las estrellas del cielo. Pues así está escrito en el libro de los profetas: “Israelitas, ¿acaso en los cuarenta años del desierto me ofrecieron ustedes sacrificios y ofrendas?

43 Por el contrario, cargaron con el santuario del dios Moloc y con la estrella del dios Refán, imágenes de dioses que ustedes mismos se hicieron para adorarlas. Por eso los lanzaré a ustedes al destierro más allá de Babilonia.”

44 »Nuestros antepasados tenían en el desierto la tienda de la alianza, que fue hecha tal como Dios se lo ordenó a Moisés cuando le dijo que la hiciera según el modelo que había visto.

45 Nuestros antepasados recibieron esta tienda en herencia, y los que vinieron con Josué la trajeron consigo cuando conquistaron la tierra de los otros pueblos, a los que Dios arrojó de delante de ellos. Allí estuvo hasta los días de David.

46 Él encontró favor delante de Dios, y le pidió un lugar donde viviera la descendencia de Jacob;

47 pero fue Salomón quien construyó el templo de Dios.

48 Aunque el Dios altísimo no vive en templos hechos por la mano de los hombres. Como dijo el profeta:

49 “El cielo es mi trono, y la tierra es el estrado de mis pies. ¿Qué clase de casa me construirán?, dice el Señor; ¿cuál será mi lugar de descanso,

50 si yo mismo hice todas estas cosas?”

51 »Pero ustedes —siguió diciendo Esteban— siempre han sido tercos, y tienen oídos y corazón paganos. Siempre están en contra del Espíritu Santo. Son iguales que sus antepasados.

52 ¿A cuál de los profetas no maltrataron los antepasados de ustedes? Ellos mataron a quienes habían hablado de la venida de aquel que es justo, y ahora que este justo ya ha venido, ustedes lo traicionaron y lo mataron.

53 Ustedes, que recibieron la ley por medio de ángeles, no la obedecen.»

Muerte de Esteban

54 Cuando oyeron estas cosas, se enfurecieron y rechinaron los dientes contra Esteban.

55 Pero él, lleno del Espíritu Santo, miró al cielo y vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios.

56 Entonces dijo: —¡Miren! Veo los cielos abiertos, y al Hijo del hombre a la derecha de Dios.

57 Pero ellos se taparon los oídos, y dando fuertes gritos se lanzaron todos contra él.

58 Lo sacaron de la ciudad y lo apedrearon; los que hacían de testigos contra él dejaron sus ropas al cuidado de un joven llamado Saulo.,

59 Mientras lo apedreaban, Esteban oró, diciendo: «Señor Jesús, recibe mi espíritu.»

60 Luego se puso de rodillas y gritó con voz fuerte: «¡Señor, no les tomes en cuenta este pecado!» Habiendo dicho esto, murió.

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Hechos 7

Hechos 7 - Introducción

Defensa de Esteban (1-50) Esteban reprende a los judíos por la muerte de Cristo. (51-53) El martirio de Esteban. (54-60)

Hechos 7:1-16

1-16 Esteban fue acusado de blasfemar contra Dios y de ser un apóstata de la religión; por lo tanto, demuestra que es hijo de Abraham y se valora por ello. Los lentos pasos por los que la promesa hecha a Abraham avanzó hacia su cumplimiento, muestran claramente que tenía un significado espiritual, y que la tierra a la que se refería era la celestial. Dios poseyó a José en sus problemas, y estuvo con él por el poder de su Espíritu, tanto en su propia mente, dándole consuelo, como en aquellos con los que se relacionaba, dándole favor a sus ojos. Esteban les recuerda a los judíos su mezquino comienzo, para que se enorgullezcan de las glorias de esa nación. También les recuerda la maldad de los patriarcas de sus tribus, al envidiar a su hermano José; y el mismo espíritu seguía actuando en ellos hacia Cristo y sus ministros. La fe de los patriarcas, al desear ser enterrados en la tierra de Canaán, mostraba claramente que tenían en cuenta el país celestial. Es bueno recurrir al primer surgimiento de los usos, o sentimientos, que se han pervertido. Si queremos conocer la naturaleza y los efectos de la fe justificadora, debemos estudiar el carácter del padre de los fieles. Su llamado muestra el poder y la amplitud de la gracia divina, y la naturaleza de la conversión. Aquí también vemos que las formas y distinciones externas no son nada comparadas con la separación del mundo y la devoción a Dios.

Hechos 7:17-29

17-29 No nos desanimemos por la lentitud en el cumplimiento de las promesas de Dios. Los tiempos de sufrimiento suelen ser tiempos de crecimiento para la iglesia. Dios está preparando la liberación de su pueblo, cuando su día es más oscuro, y su angustia más profunda. Moisés era sumamente hermoso, "hermoso para con Dios"; es la belleza de la santidad lo que a los ojos de Dios es de gran valor. Fue maravillosamente preservado en su infancia; porque Dios tiene un cuidado especial de aquellos de los que quiere hacer un uso especial. ¿Y así protegió al niño Moisés? Mucho más asegurará los intereses de su santo hijo Jesús, de los enemigos que se han reunido contra él. Persiguieron a Esteban por disputar en defensa de Cristo y de su evangelio: en oposición a éstos, levantaron a Moisés y su ley. Pueden comprender, si no cierran voluntariamente los ojos a la luz, que Dios, por medio de este Jesús, los librará de una esclavitud peor que la de Egipto. Aunque los hombres prolonguen sus propias miserias, el Señor se ocupará de sus siervos y realizará sus propios designios de misericordia.

Hechos 7:30-41

30-41 Los hombres se engañan a sí mismos, si piensan que Dios no puede hacer lo que considera bueno en cualquier lugar; puede llevar a su pueblo a un desierto, y allí hablarles cómodamente. Se le apareció a Moisés en una llama de fuego, pero la zarza no se consumió; lo cual representaba el estado de Israel en Egipto, donde, aunque estaban en el fuego de la aflicción, no se consumían. También puede considerarse como un tipo de la toma de la naturaleza humana por parte de Cristo, y de la unión entre la naturaleza divina y la humana. La muerte de Abraham, Isaac y Jacob no puede romper la relación del pacto entre Dios y ellos. Nuestro Salvador demuestra con ello el estado futuro, Mateo 22:31. Abraham está muerto, pero Dios sigue siendo su Dios, por lo tanto Abraham sigue vivo. Ahora bien, esta es la vida y la inmortalidad que salen a la luz por el evangelio. Esteban muestra aquí que Moisés era un tipo eminente de Cristo, ya que era el libertador de Israel. Dios se compadece de los problemas de su iglesia y de los gemidos de su pueblo perseguido, y su liberación surge de su piedad. Y esa liberación fue típica de lo que hizo Cristo, cuando, por nosotros los hombres, y por nuestra salvación, bajó del cielo. A este Jesús, al que ahora rechazaron, como sus padres a Moisés, Dios lo ha promovido como Príncipe y Salvador. No quita en absoluto el justo honor de Moisés decir que no era más que un instrumento, y que es infinitamente superado por Jesús. Al afirmar que Jesús debía cambiar las costumbres de la ley ceremonial. Esteban estaba tan lejos de blasfemar a Moisés, que en realidad lo honró, al mostrar cómo se cumplía la profecía de Moisés, que era tan clara. Dios, que les dio esas costumbres por medio de su siervo Moisés, podría, sin duda, cambiar la costumbre por medio de su Hijo Jesús. Pero Israel rechazó a Moisés, y habría vuelto a su esclavitud; así los hombres en general no obedecen a Jesús, porque aman este mundo malo actual, y se regocijan en sus propias obras y artimañas.

Hechos 7:42-50

42-50  Esteban reprende a los judíos por la idolatría de sus padres, a la que Dios los entregó como castigo por su temprano abandono. No fue una deshonra, sino un honor para Dios, que el tabernáculo diera paso al templo; así es ahora, que el templo terrenal da paso al espiritual; y así será cuando, al final, el espiritual dé paso al eterno. El mundo entero es el templo de Dios, en el que él está presente en todas partes, y lo llena de su gloria; ¿qué motivo tiene entonces para manifestarse en un templo? Y estas cosas muestran su eterno poder y divinidad. Pero así como el cielo es su trono, y la tierra el estrado de sus pies, ninguno de nuestros servicios puede beneficiar al que hizo todas las cosas. Después de la naturaleza humana de Cristo, el corazón quebrantado y espiritual es su templo más valioso.

Hechos 7:51-53

51-53 Parece que Esteban iba a mostrar que el templo y el servicio del templo debían llegar a su fin, y que la gloria de ambos debía dar paso a la adoración del Padre en espíritu y en verdad; pero percibió que no lo soportarían. Por lo tanto, se separó, y mediante el Espíritu de sabiduría, valor y poder, reprendió duramente a sus perseguidores. Cuando los argumentos y las verdades claras provocan a los opositores del evangelio, hay que mostrarles su culpabilidad y su peligro. Ellos, al igual que sus padres, eran tercos y obstinados. Hay en nuestros corazones pecaminosos algo que siempre se resiste al Espíritu Santo, una carne que codicia contra el Espíritu y lucha contra sus movimientos; pero en los corazones de los elegidos de Dios, cuando llega la plenitud de los tiempos, esta resistencia es vencida. El evangelio fue ofrecido ahora, no por los ángeles, sino por el Espíritu Santo; sin embargo, no lo abrazaron, porque estaban resueltos a no cumplir con Dios, ni en su ley ni en su evangelio. Su culpa les punzaba el corazón, y buscaban alivio matando a su reprensor, en vez de lamentarse y suplicar misericordia.

Hechos 7:54-60

54-60 Nada es tan reconfortante para los santos moribundos, ni tan alentador para los santos que sufren, como ver a Jesús a la derecha de Dios: bendito sea Dios, por la fe podemos verlo allí. Esteban elevó dos breves oraciones en sus últimos momentos. Nuestro Señor Jesús es Dios, a quien hemos de buscar, y en quien hemos de confiar y confortarnos, viviendo y muriendo. Y si éste ha sido nuestro cuidado mientras vivimos, será nuestro consuelo cuando muramos. He aquí una oración por sus perseguidores. Aunque el pecado era muy grande, si se arrepintieran de corazón, Dios no se lo cobraría. Esteban murió tan apresuradamente como cualquier otro hombre, y sin embargo, cuando murió, las palabras usadas son: se durmió; se aplicó a su trabajo de muerte con tanta compostura como si se hubiera ido a dormir. Se despertará de nuevo en la mañana de la resurrección, para ser recibido en la presencia del Señor, donde hay plenitud de alegría, y para compartir los placeres que están a su derecha, para siempre.


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Dios Habla Hoy (DHH)

Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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