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Hechos 23 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Hechos 23

1 Pablo miró a los de la Junta Suprema y les dijo: —Hermanos, yo he vivido hasta hoy con la conciencia tranquila delante de Dios.

2 Entonces Ananías, que era sumo sacerdote, mandó a los que estaban cerca de Pablo que le pegaran en la boca.

3 Pero Pablo le contestó: —¡Dios le va a pegar a usted, hipócrita! Si usted está sentado ahí para juzgarme según la ley, ¿por qué contra la ley manda que me peguen?

4 Los que estaban presentes le dijeron: —¿Así insultas al sumo sacerdote de Dios?

5 Pablo dijo: —Hermanos, yo no sabía que fuera el sumo sacerdote; pues en la Escritura dice: “No maldigas al que gobierna a tu pueblo.”

6 Luego, dándose cuenta de que algunos de la Junta eran del partido saduceo y otros del partido fariseo, dijo Pablo en voz alta: —Hermanos, yo soy fariseo, de familia de fariseos; y se me está juzgando porque espero la resurrección de los muertos.

7 En cuanto Pablo dijo esto, los fariseos y los saduceos comenzaron a discutir entre sí, y se dividió la reunión.

8 Porque los saduceos dicen que los muertos no resucitan, y que no hay ángeles ni espíritus; en cambio, los fariseos creen en todas estas cosas.

9 Todos gritaban; y algunos maestros de la ley, que eran del partido fariseo, se levantaron y dijeron: —Este hombre no ha hecho nada malo; tal vez le ha hablado un espíritu o un ángel.

10 Como el alboroto era cada vez mayor, el comandante tuvo miedo de que hicieran pedazos a Pablo, por lo cual mandó llamar a unos soldados para sacarlo de allí y llevarlo otra vez al cuartel.

11 A la noche siguiente, el Señor se le apareció a Pablo y le dijo: «Ánimo, Pablo, porque así como has dado testimonio de mí aquí en Jerusalén, así tendrás que darlo también en Roma.»

Planes para matar a Pablo

12 Al día siguiente, algunos de los judíos se pusieron de acuerdo para matar a Pablo, y juraron bajo maldición que no comerían ni beberían hasta que lograran matarlo.

13 Eran más de cuarenta hombres los que así se habían comprometido.

14 Fueron, pues, a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos de los judíos, y les dijeron: —Nosotros hemos jurado bajo maldición que no comeremos nada mientras no matemos a Pablo.

15 Ahora, ustedes y los demás miembros de la Junta Suprema pidan al comandante que lo traiga mañana ante ustedes, con el pretexto de investigar su caso con más cuidado; y nosotros estaremos listos para matarlo antes que llegue.

16 Pero el hijo de la hermana de Pablo se enteró del asunto, y fue al cuartel a avisarle.

17 Pablo llamó a uno de los capitanes, y le dijo: —Lleve a este muchacho al comandante, porque tiene algo que comunicarle.

18 El capitán lo llevó al comandante, y le dijo: —El preso Pablo me llamó y me pidió que trajera aquí a este muchacho, que tiene algo que comunicarle a usted.

19 El comandante tomó de la mano al muchacho, y llevándolo aparte le preguntó: —¿Qué quieres decirme?

20 El muchacho le dijo: —Los judíos se han puesto de acuerdo para pedirle a usted que mañana lleve a Pablo ante la Junta Suprema, con el pretexto de que quieren investigar su caso con más cuidado.

21 Pero no les crea, porque más de cuarenta de sus hombres lo esperan escondidos, y han jurado bajo maldición que no comerán ni beberán hasta que maten a Pablo; y ahora están listos, esperando solamente que usted les dé una respuesta.

22 Entonces el comandante despidió al muchacho, mandándole que no dijera a nadie que le había contado eso.

Pablo es enviado ante Félix

23 El comandante llamó a dos de sus capitanes, y les dio orden de preparar doscientos soldados de a pie, setenta de a caballo y doscientos con lanzas, para ir a Cesarea a las nueve de la noche.

24 Además mandó preparar caballos para que Pablo montara, y dio orden de llevarlo sano y salvo al gobernador Félix.

25 Con ellos envió una carta que decía lo siguiente:

26 «De Claudio Lisias al excelentísimo gobernador Félix: saludos.

27 Los judíos habían arrestado a este hombre y lo iban a matar, pero cuando yo supe que se trataba de un ciudadano romano, fui con mis soldados y lo libré.

28 Como quise saber de qué lo acusaban, lo llevé ante la Junta de los judíos,

29 y resultó que lo acusaban de asuntos de la ley de ellos; pero no había razón para matarlo, y ni siquiera para tenerlo en la cárcel.

30 Pero como me he enterado de que los judíos tienen planes para matarlo, ahí se lo envío a usted; y he pedido también a los que lo acusan que traten delante de usted lo que tengan contra él.»

31 Los soldados, conforme a las órdenes que tenían, tomaron a Pablo y lo llevaron de noche a Antípatris.

32 Al día siguiente, los soldados de a pie volvieron al cuartel, y los de a caballo siguieron el viaje con Pablo.

33 Al llegar a Cesarea, dieron la carta al gobernador y le entregaron también a Pablo.

34 Después de leer la carta, el gobernador preguntó de dónde era Pablo; y al saber que era de Cilicia,

35 le dijo: —Te oiré cuando vengan los que te acusan. Luego dio orden de ponerlo bajo vigilancia en el palacio de Herodes.

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Hechos 23

Hechos 23 - Introducción

La defensa de Pablo ante el concilio de los judíos. (1-5) La defensa de Pablo. Recibe la seguridad divina de que irá a Roma. (6-11) Los judíos conspiran para matarlo, Lisias lo envía a Cesarea. (12-24) la carta de Lisias a Félix. (25-35)

Hechos 23:1-5

1-5 Vean aquí el carácter de un hombre honesto. Pone a Dios delante de él, y vive como ante sus ojos. Hace conciencia de lo que dice y hace, y, según su mejor conocimiento, se aparta de todo lo que es malo, y se apega a lo que es bueno. Es consciente de todas sus palabras y su conducta. Los que viven así ante Dios, pueden, como Pablo, tener confianza tanto con Dios como con los hombres. Aunque la respuesta de Pablo contenía una reprimenda y una predicción justas, parece que se enfadó demasiado por el trato que recibió al pronunciarlas. A los grandes hombres se les puede decir sus faltas, y las quejas públicas se pueden hacer de manera apropiada; pero la ley de Dios exige respeto para los que tienen autoridad.

Hechos 23:6-11

6-11 Los fariseos eran correctos en la fe de la iglesia judía. Los saduceos no eran amigos de la Escritura ni de la revelación divina; negaban un estado futuro; no tenían ni la esperanza de la felicidad eterna, ni el temor de la miseria eterna. Cuando se le cuestionó por ser cristiano, Pablo podría decir que se le cuestionó por la esperanza de la resurrección de los muertos. Era justificable en él, por esta profesión de su opinión sobre ese punto disputado, alejar a los fariseos de perseguirlo, y llevarlos a protegerlo de esta violencia ilegal. ¡Con qué facilidad puede Dios defender su propia causa! Aunque los judíos parecían estar perfectamente de acuerdo en su conspiración contra la religión, sin embargo estaban influidos por motivos muy diferentes. No hay verdadera amistad entre los malvados, y en un momento, y con la mayor facilidad, Dios puede convertir su unión en enemistad abierta. Los consuelos divinos fueron los que más ayudaron a Pablo; el capitán principal lo rescató de las manos de los hombres crueles, pero no pudo contar el suceso. No debemos temer a quien se nos oponga, si el Señor está a nuestro lado. La voluntad de Cristo es que sus siervos fieles estén siempre alegres. Podría pensar que nunca vería Roma; pero Dios le dice que incluso en eso debería ser gratificado, ya que deseaba ir allí sólo por el honor de Cristo, y para hacer el bien.

Hechos 23:12-24

12-24 Los falsos principios religiosos, adoptados por los hombres carnales, impulsan a una maldad tal, que la naturaleza humana difícilmente se supondría capaz de realizar. Sin embargo, el Señor desbarata fácilmente los mejores planes de iniquidad. Pablo sabía que la providencia divina actúa por medios razonables y prudentes; y que, si descuidaba el uso de los medios a su alcance, no podía esperar que la providencia de Dios obrara en su favor. El que no se ayuda a sí mismo según sus medios y su poder, no tiene ni razón ni revelación que le asegure que recibirá ayuda de Dios. Creyendo en el Señor, nosotros y los nuestros seremos guardados de toda obra mala, y guardados para su reino. Padre celestial, danos por tu Espíritu Santo, por amor a Cristo, esta preciosa fe.

Hechos 23:25-35

25-35 Dios tiene instrumentos para cada obra. Las habilidades naturales y las virtudes morales de los paganos se han empleado a menudo para proteger a sus siervos perseguidos. Incluso los hombres del mundo pueden discernir entre la conducta consciente de los creyentes rectos, y el celo de los falsos profesantes, aunque ignoren o no entiendan sus principios doctrinales. Todos los corazones están en la mano de Dios, y son bienaventurados los que ponen su confianza en él, y le encomiendan sus caminos.


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Dios Habla Hoy (DHH)

Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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