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Deuteronomio 28 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Deuteronomio 28


(Lv 26.3-13; Dt 7.12-24)

Bendiciones para los que obedecen

1 »Si de veras obedeces al Señor tu Dios, y pones en práctica todos sus mandamientos que yo te ordeno hoy, entonces el Señor te pondrá por encima de todos los pueblos de la tierra.

2 Además, todas estas bendiciones vendrán sobre ti y te alcanzarán por haber obedecido al Señor tu Dios.

3 Serás bendito en la ciudad y en el campo.

4 Serán benditos tus hijos y tus cosechas, y las crías de tus vacas, de tus ovejas y de todos tus animales.

5 Serán benditos tu cesta y el lugar donde amasas la harina,

6 y tú serás bendito en todo lo que hagas.

7 »El Señor pondrá en tus manos a tus enemigos cuando te ataquen. Avanzarán contra ti en formación ordenada, pero huirán de ti en completo desorden.

8 »El Señor enviará su bendición sobre tus graneros y sobre todo lo que hagas, y te hará vivir feliz en el país que va a darte.

9 »Si cumples sus mandamientos y sigues sus caminos, el Señor tu Dios te mantendrá como pueblo consagrado a él, tal como te lo ha jurado.

10 Entonces todos los pueblos de la tierra verán que sobre ti se invoca el nombre del Señor, y te tendrán miedo.

11 El Señor te mostrará su bondad dándote muchos hijos, muchas crías de tus ganados y abundantes cosechas en la tierra que a tus antepasados juró que te daría.

12 Y te abrirá su rico tesoro, que es el cielo, para darle a tu tierra la lluvia que necesite; y hará prosperar todo tu trabajo. Podrás prestar a muchas naciones, pero tú no tendrás que pedir prestado a nadie.

13 El Señor te pondrá en el primer lugar, y no en el último; siempre estarás por encima de los demás, y nunca por debajo, con tal de que atiendas a los mandamientos del Señor tu Dios, que yo te ordeno hoy, y los pongas en práctica,

14 sin apartarte de ellos por seguir a otros dioses y rendirles culto.


(Lv 26.14-46)

Consecuencias de la desobediencia

15 »Pero si no obedeces al Señor tu Dios, ni pones en práctica todos sus mandamientos y leyes que yo te he ordenado hoy, vendrán sobre ti y te alcanzarán todas estas maldiciones:

16 Serás maldito en la ciudad y en el campo.

17 Serán malditos tu cesta y el lugar donde amasas la harina.

18 Serán malditos tus hijos y tus cosechas, y las crías de tus vacas, de tus ovejas y de todos tus animales.

19 Y maldito serás tú en todo lo que hagas.

20 »El Señor te enviará maldición, confusión y angustia en todo lo que hagas, y en muy poco tiempo te destruirán por completo, por haberlo abandonado con tus malas acciones.

21 El Señor te enviará una peste que acabará contigo en el país que vas a ocupar.

22 También te enviará epidemias mortales, fiebres malignas, inflamaciones, calor sofocante, sequía y plagas sobre tus trigales, epidemias que te perseguirán hasta destruirte.

23 Allá arriba, el cielo te negará su lluvia; y aquí abajo, la tierra te negará sus frutos.

24 El Señor hará caer sobre ti polvo y arena en vez de lluvia, hasta que seas destruido

25 y aplastado por tus enemigos. Avanzarás contra ellos en formación ordenada, pero huirás de ellos en completo desorden, y serás motivo de espanto para todos los reinos de la tierra.

26 Las aves y las fieras devorarán tu cadáver sin que nadie las espante.

27 »El Señor te hará sufrir con llagas, como a los egipcios, y con tumores, sarna y tiña, y no podrás curarte de estas enfermedades.

28 También te hará padecer locura, ceguera y confusión,

29 y andarás a tientas, como el ciego en la oscuridad. Nada de lo que hagas te saldrá bien; te verás siempre oprimido y explotado, y nadie vendrá en tu ayuda.

30 Te comprometerás para casarte, pero otro se acostará con tu prometida; te construirás una casa, pero no llegarás a habitarla; plantarás un viñedo, pero no disfrutarás de sus frutos;

31 degollarán a tu toro delante de ti, pero no comerás de su carne; te quitarán tu asno en tu propia cara, y no te lo devolverán; tus ovejas caerán en manos de tus enemigos, y no habrá quien te ayude a rescatarlas.

32 Ante tus propios ojos, tus hijos y tus hijas serán entregados a gente extranjera, y a todas horas querrás volver a verlos, pero nada podrás hacer.

33 Las cosechas de tu tierra y el fruto de todo tu trabajo se lo comerá gente que nunca antes conociste, y sufrirás continuamente opresión y malos tratos.

34 Cuando veas todas estas cosas, te volverás loco.

35 El Señor te hará sufrir con llagas malignas en las rodillas y en los muslos y en todo el cuerpo, sin que puedas ser curado.

36 »El Señor hará que a ti y a tu rey se los lleven a una nación que ni tú ni tus padres conocieron. Allí tendrás que servir a otros dioses, hechos de madera y de piedra,

37 y serás motivo de horror, de refrán y de burla en todos los pueblos donde te lleve el Señor.

38 Sembrarás mucha semilla, pero recogerás poco fruto porque la langosta lo devorará.

39 Plantarás viñedos y los cuidarás, pero no beberás su vino ni recogerás sus uvas porque los gusanos acabarán con todo.

40 Tendrás olivos en toda tu tierra, pero no te perfumarás con su aceite porque las aceitunas se caerán solas.

41 Tendrás hijos e hijas, pero no estarán contigo porque serán llevados cautivos a otros países.

42 Todos los árboles y los frutos de tu tierra serán destruidos por la langosta.

43 Los extranjeros que vivan en tu país se harán más y más poderosos, mientras que tú perderás más y más tu poder.

44 Ellos podrán hacerte préstamos, y tú, por el contrario, no tendrás nada que prestar; los primeros lugares serán para ellos, y para ti los últimos.

45 »Todas estas maldiciones vendrán sobre ti, y te perseguirán y te alcanzarán hasta acabar contigo, porque no quisiste obedecer al Señor tu Dios ni cumplir los mandamientos y leyes ordenados por él.

46 Estas cosas serán una prueba contundente contra ti y tu descendencia, para siempre,

47 por no haber adorado al Señor tu Dios con alegría y sinceridad cuando tantos bienes te había dado.

48 Tendrás que servir a los enemigos que el Señor enviará contra ti; sufrirás hambre, sed, falta de ropa y toda clase de miserias. El Señor te hará sufrir una dura esclavitud, hasta que seas destruido.

49 Desde el país más lejano del mundo, el Señor lanzará contra ti, con la rapidez de un águila en vuelo, una nación cuya lengua no entiendes;

50 gente de aspecto feroz, que no respetará a los ancianos ni tendrá compasión de los niños.

51 Se comerá las crías de tu ganado y los frutos de tu tierra, hasta arruinarte; no te dejará trigo, ni vino, ni aceite, ni las crías de tus vacas ni de tus ovejas, y morirás de hambre.

52 »Rodeará todas tus ciudades y las atacará, hasta que se derrumben las murallas más altas y fortificadas en que habías puesto tu confianza; sí, rodeará y atacará todas las ciudades del país que te ha dado el Señor tu Dios.

53 Durante el ataque enemigo a tus ciudades, será tanta tu hambre que te comerás a tus propios hijos, los hijos y las hijas que el Señor tu Dios te dio.

54 Aun el hombre más delicado y amable entre ustedes mirará con malos ojos a su hermano, a su esposa amada y a los hijos que todavía le queden,

55 para no compartir con ellos la carne de sus hijos que él se coma. Y no habrá nada que comer durante el ataque a las ciudades y la horrible angustia que tu enemigo te hará sufrir en todas tus ciudades.

56 Aun la mujer más delicada y fina entre ustedes, que de tan delicada que era no quería pisar descalza el suelo, mirará con malos ojos a su esposo amado y a sus hijos

57 para no compartir con ellos los hijos que dé a luz y la placenta que salga de sus entrañas; todo ello se lo comerá a escondidas, pues no habrá nada que comer durante el ataque del enemigo a tus ciudades.

58 »Si no pones en práctica todas las instrucciones escritas en este libro, ni respetas este glorioso e imponente nombre del Señor tu Dios,

59 él enviará grandes y terribles plagas sobre ti y sobre tus descendientes, y enfermedades malignas e incurables.

60 Hará que se repitan sobre ti todas las plagas de Egipto, que tanto espanto te causaron, y tendrás que sufrirlas constantemente.

61 Además, te enviará otras enfermedades y plagas que no se mencionan en este libro de la enseñanza, hasta acabar contigo.

62 Y tú, Israel, que eras tan numeroso como las estrellas del cielo, quedarás reducido a un pequeño número, por no haber obedecido al Señor tu Dios.

63 Y así como el Señor se complacía en hacerte bien y multiplicarte, ahora se complacerá en tu ruina y tu destrucción, pues serás arrancado violentamente del país que vas a ocupar.

64 El Señor te esparcirá por todas las naciones, de un extremo a otro de la tierra, y allí adorarás a dioses ajenos, dioses de madera y de piedra, que ni tú ni tus antepasados conocieron.

65 Y mientras vivas en esas naciones no tendrás tranquilidad ni reposo, porque el Señor te hará vivir asustado, con los ojos tristes y lleno de ansiedad.

66 Tu vida estará siempre en peligro; tendrás miedo de día y de noche, y nunca tendrás segura la vida.

67 Será tanto el miedo que tendrás, y tales las cosas que verás, que por la mañana dirás: “¡Ojalá que ya fuera de noche!”, y por la noche dirás: “¡Ojalá que ya fuera de día!”

68 Y aunque el Señor te dijo que no volverías otra vez por el camino de Egipto, sin embargo te hará volver allí en barcos, y te venderá como esclavo a tus enemigos; pero no habrá nadie que te quiera comprar.»

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Deuteronomio 28

Deuteronomio 28 - Introducción

* Las bendiciones por la obediencia (1-14). Las maldiciones por la desobediencia (15-44). Su ruina si son desobedientes (45-68).

Deuteronomio 28:1-14

1-14 Este capítulo es una extensa exposición de dos palabras: la bendición y la maldición. Son realidades con efectos reales. Las bendiciones se presentan aquí antes que las maldiciones. Dios es lento para enojarse pero rápido para mostrar misericordia. Se deleita en bendecir. Es mejor que seamos atraídos hacia lo bueno por una esperanza infantil en el favor de Dios que ser amedrentados por un temor esclavo de su ira. La bendición se promete con la condición de que escuchen atentamente la voz de Dios. Si mantienen la religión, tanto en su forma como en su esencia, en sus familias y en su nación, entonces la providencia de Dios prosperará todos sus asuntos externos.

Deuteronomio 28:15-44

15-44 Si no guardamos los mandamientos de Dios, no solo nos quedamos cortos de la bendición prometida, sino que también nos ponemos bajo la maldición, que incluye toda miseria, así como la bendición incluye toda felicidad. Observa la justicia de esta maldición. No es una maldición sin causa, ni por alguna causa ligera. La amplitud y el poder de esta maldición. Dondequiera que vaya el pecador, la maldición de Dios lo sigue; dondequiera que esté, reposa sobre él. Todo lo que tiene está bajo maldición. Todos sus placeres se vuelven amargos; no puede encontrar verdadero consuelo en ellos, porque la ira de Dios se mezcla con ellos. Aquí se mencionan muchas aflicciones que serían el fruto de la maldición, y con las cuales Dios castigaría al pueblo judío por su apostasía y desobediencia. Podemos observar el cumplimiento de estas amenazas en su estado actual. Para completar su miseria, se amenaza que, por estas tribulaciones, serían privados de toda comodidad y esperanza, y se les dejaría en la desesperación absoluta. Aquellos que caminan por vista y no por fe están en peligro de perder incluso la razón misma cuando todo a su alrededor parece aterrador.

Deuteronomio 28:45-68

45-68 Si Dios inflige venganza, ¡cuántas miserias puede traer su maldición sobre la humanidad, incluso en este mundo presente! Sin embargo, estas son solo el comienzo de los dolores para aquellos bajo la maldición de Dios. ¿Qué será entonces la miseria de ese mundo donde su gusano no muere y su fuego no se apaga? Observa lo que se dice aquí sobre la ira de Dios, que vendría y permanecería sobre los israelitas por sus pecados. Es sorprendente pensar que un pueblo que durante tanto tiempo fue el favorito del Cielo fuera tan rechazado; y, sin embargo, que un pueblo tan disperso en todas las naciones se mantuviera distinto y no se mezclara con otros. Si no quisieran servir a Dios con alegría, serían compelidos a servir a sus enemigos. Podemos esperar justamente de Dios que, si no tememos su temible nombre, sentiremos sus terribles plagas; de una u otra manera, Dios será temido. La destrucción amenazada se describe. Han sido arrancados de la tierra, versículo Deuteronomio 28:63. No solo durante el cautiverio babilónico, y cuando Jerusalén fue destruida por los romanos, sino después, cuando se les prohibió poner un pie en Jerusalén. No tendrían descanso, ni descanso para el cuerpo, como se menciona en el versículo 65, sino que estarían continuamente en movimiento, ya sea en busca de ganancias o por temor a la persecución. Sin descanso para la mente, lo cual es mucho peor. Han sido desterrados de ciudad en ciudad, de país en país; llamados de regreso y desterrados nuevamente. Estos eventos, comparados con el favor mostrado a Israel en tiempos antiguos y con las profecías sobre ellos, no solo deberían causar asombro, sino que deberían ser para nosotros un testimonio que asegura la verdad de las Escrituras. Y cuando las otras profecías sobre su conversión a Cristo se cumplan, todo esto será una señal y un prodigio para todas las naciones de la tierra y el precursor de una difusión general del cristianismo verdadero. El cumplimiento de estas profecías en la nación judía, pronunciadas hace más de tres mil años, muestra que Moisés habló por el Espíritu de Dios, quien no solo prevé la ruina de los pecadores, sino que advierte sobre ella, para que puedan evitarla mediante un arrepentimiento verdadero y oportuno, o de lo contrario quedar sin excusa. Y agradezcamos que Cristo nos ha redimido de la maldición de la ley, al ser hecho maldición por nosotros, llevando en su propia persona todo el castigo que merecen nuestros pecados y que de otra manera habríamos soportado eternamente. A este Refugio y Salvación que los pecadores acudan; en esto se regocijen los creyentes y sirvan a su Dios reconciliado con alegría en el corazón, por la abundancia de sus bendiciones espirituales.


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Dios Habla Hoy (DHH)

Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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