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Deuteronomio 10 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Deuteronomio 10


(Ex 34.1-10)

La alianza renovada

1 »Entonces el Señor me dijo: “Corta tú mismo dos tablas de piedra iguales a las primeras, y haz también un cofre de madera, y sube al monte para hablar conmigo.

2 Yo voy a escribir en esas tablas las mismas palabras que estaban escritas en las primeras, las que tú rompiste, y las guardarás en el cofre.”

3 »Hice, pues, un cofre de madera de acacia, y corté las dos tablas de piedra, y subí con ellas al monte.

4 Y el Señor escribió en las tablas los Diez Mandamientos, tal como lo había hecho la primera vez que les habló a ustedes en el monte, de en medio del fuego, cuando todos estábamos reunidos. Me las dio,

5 y yo bajé del monte; luego puse las tablas en el cofre, tal como el Señor me lo había ordenado, y todavía están allí.»

6 (Los israelitas partieron de Beerot-bené-jaacán, y se dirigieron a Moserá. Allí murió Aarón, y fue sepultado, y su hijo Eleazar ocupó su lugar como sacerdote.

7 De allí salieron para Gudgoda, y de Gudgoda fueron a Jotbata, región en la que abunda el agua.

8 Fue entonces cuando el Señor escogió a la tribu de Leví para que llevara el arca de la alianza del Señor y estuviera en su presencia para ofrecerle culto y dar la bendición en su nombre, como lo siguen haciendo hasta hoy.

9 Por eso los levitas no han tenido parte ni herencia entre sus hermanos, porque su herencia es el Señor, tal como el Señor mismo lo anunció.)

10 «Yo estuve en el monte cuarenta días y cuarenta noches, lo mismo que la primera vez, y también esta vez el Señor me escuchó y no quiso destruirlos a ustedes,

11 sino que me dijo: “Anda, prepárate a salir al frente del pueblo, para que vayan y conquisten el país que prometí dar a sus antepasados.”

Lo que Dios exige

12 »Y ahora, israelitas, ¿qué pide de ustedes el Señor su Dios? Solamente que lo honren y sigan todos sus caminos; que lo amen y lo adoren con todo su corazón y con toda su alma,

13 y que cumplan sus mandamientos y sus leyes, para que les vaya bien.

14 Tengan en cuenta que del Señor su Dios son los cielos y lo más alto de los cielos, la tierra y todo lo que hay en ella.

15 Sin embargo, el Señor prefirió a los antepasados de ustedes y los amó, y después escogió a los descendientes de ellos, que son ustedes, de entre todos los demás pueblos, tal como se puede ver hoy.

16 »Pongan en su corazón la marca de la alianza, y no sigan siendo tercos,

17 porque el Señor su Dios es el Dios de dioses y el Señor de señores; él es el Dios soberano, poderoso y terrible, que no hace distinciones ni se deja comprar con regalos;

18 que hace justicia al huérfano y a la viuda, y que ama y da alimento y vestido al extranjero que vive entre ustedes.

19 Ustedes, pues, amen al extranjero, porque también ustedes fueron extranjeros en Egipto.

20 »Honren al Señor su Dios, y adórenlo solo a él; séanle fieles, y cuando tengan que hacer un juramento, háganlo en su nombre.

21 Porque él es el motivo de la alabanza de ustedes; él es su Dios, que ha hecho por ustedes estas cosas grandes y maravillosas que han visto.

22 Cuando los antepasados de ustedes llegaron a Egipto, eran solo setenta personas, pero ahora el Señor su Dios los ha hecho aumentar en número como las estrellas del cielo.

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Deuteronomio 10

Deuteronomio 10 - Introducción

* Las misericordias de Dios con Israel después de su rebelión. (1-11) Una exhortación a la obediencia. (12-22)

Deuteronomio 10:1-11

1-11 Moisés les recordó a los israelitas la gran misericordia de Dios hacia ellos, a pesar de sus provocaciones. Había cuatro cosas en las cuales el Señor se mostró reconciliado con Israel. Dios les dio su ley. Así, Dios nos ha confiado Biblias, días de reposo y sacramentos, como señales de su presencia y favor. Dios los condujo hacia Canaán. Él designó un ministerio permanente entre ellos para cosas santas. Y ahora, bajo el evangelio, cuando el derramamiento del Espíritu es más abundante y poderoso, la sucesión es mantenida por la obra del Espíritu en los corazones de los hombres, calificando y haciendo que algunos estén dispuestos a esa obra en todas las épocas. Dios aceptó a Moisés como defensor o intercesor de ellos, y por lo tanto lo nombró como su príncipe y líder. Moisés fue un tipo de Cristo, que vive, suplica por nosotros, y tiene todo el poder en el cielo y en la tierra.

Deuteronomio 10:12-22

12-22 Aquí se nos enseña nuestro deber hacia Dios en nuestros principios y prácticas. Debemos temer al Señor nuestro Dios. Debemos amarlo y deleitarnos en la comunión con él. Debemos caminar en los caminos que él nos ha señalado. Debemos servirlo con todo nuestro corazón y alma. Lo que hacemos en su servicio debemos hacerlo con alegría y buena voluntad. Debemos guardar sus mandamientos. Hay verdadero honor y placer en la obediencia. Debemos dar honor a Dios; y a él debemos adherirnos, como a alguien a quien amamos y nos deleitamos, en quien confiamos y de quien tenemos grandes expectativas. Aquí se nos enseña nuestro deber hacia nuestro prójimo. Los dones comunes de Dios a la humanidad nos obligan a honrar a todos los hombres. Y aquellos que han estado en aflicción y han encontrado misericordia con Dios, deben estar listos para mostrar amabilidad a aquellos que están en la misma aflicción. Aquí se nos enseña nuestro deber hacia nosotros mismos. Circunciden sus corazones. Arrojen todas las aficiones y inclinaciones corruptas que les impiden temer y amar a Dios. Por naturaleza, no amamos a Dios. Este es el pecado original, la fuente de donde procede nuestra maldad; y la mente carnal es enemiga de Dios, porque no está sujeta a la ley de Dios, ni puede serlo realmente; así que aquellos que están en la carne no pueden agradar a Dios,  Romanos 8:5. Vayamos, sin demora ni reserva, y adherímonos a nuestro Dios reconciliado en Jesucristo, para que lo amemos, sirvamos y obedezcamos de manera aceptable, y seamos transformados día a día a su imagen, de gloria en gloria, por el Espíritu del Señor. Consideren la grandeza y la gloria de Dios; y su bondad y gracia; estos nos persuaden a hacer nuestro deber. ¡Espíritu bendito! Oh, por tus influencias purificadoras, perseverantes y renovadoras, para que, siendo llamados fuera del estado de extraños, como lo fueron nuestros padres, podamos encontrarnos entre el número de los hijos de Dios y que nuestra porción esté entre los santos.


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Dios Habla Hoy (DHH)

Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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