Apocalipsis 10 - Comentario Bíblico de Matthew HenryApocalipsis 10Escenas intermedias1 Vi otro ángel poderoso, que bajaba del cielo envuelto en una nube; tenía un arco iris sobre la cabeza, su cara brillaba como el sol y sus piernas parecían columnas de fuego. 2 Llevaba en la mano un rollito abierto, y puso el pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra. 3 Y gritó con fuerte voz, como un león que ruge; y cuando gritó, siete truenos dejaron oír sus propias voces. 4 Después que los siete truenos hablaron, iba yo a escribir; pero oí una voz del cielo, que me decía: «Guarda en secreto lo que dijeron los siete truenos, y no lo escribas.» 5 Entonces el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó al cielo su mano derecha 6 y juró por el que vive para siempre, el que hizo el cielo, la tierra, el mar y todas las cosas que hay en ellos. Dijo: «Ya no habrá más tiempo, 7 sino que cuando llegue el momento en que el séptimo ángel comience a tocar su trompeta, quedará cumplido el designio secreto de Dios, como él anunció a sus propios siervos los profetas.» 8 La voz que yo había oído, y que salía del cielo, volvió a hablarme, y me dijo: «Anda y toma el rollito abierto que tiene en la mano el ángel que está de pie sobre el mar y sobre la tierra.» 9 Fui al ángel y le pedí que me diera el rollito, y me contestó: «Toma y cómetelo. En tu boca será dulce como la miel, pero en tu estómago se volverá amargo.» 10 Tomé el rollito de la mano del ángel, y me lo comí; y en mi boca era dulce como la miel, pero una vez que me lo comí, se me volvió amargo en el estómago. 11 Entonces me dijeron: «Tienes que comunicar nuevos mensajes proféticos acerca de muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes.» Apocalipsis 10Apocalipsis 10 - Introducción* El Ángel del pacto presenta un pequeño libro abierto, seguido de siete truenos. (1-4) Al final de las siguientes profecías, el tiempo no debería ser más. (5-7) Una voz dirige al apóstol a comer el libro; (8-10) y le dice que debe profetizar más. (11) Apocalipsis 10:1-71-7 El apóstol vio otra representación. La persona que comunicó este descubrimiento probablemente fue nuestro Señor y Salvador Jesucristo, o fue para mostrar su gloria. Él vela su gloria, que es demasiado grande para la vista de los mortales; y arroja un velo sobre sus dispensaciones. Un arco iris estaba sobre su cabeza; nuestro Señor siempre tiene presente su pacto. Su horrible voz fue repetida por siete truenos; formas solemnes y terribles de descubrir la mente de Dios. No conocemos los temas de los siete truenos, ni las razones para suprimirlos. Hay grandes eventos en la historia, quizás relacionados con la iglesia cristiana, que no se notan en la profecía abierta. La salvación final de los justos y el éxito final de la verdadera religión en la tierra están comprometidos por la palabra inagotable del Señor. Aunque el tiempo puede no ser todavía, no puede estar muy lejos. Muy pronto, en cuanto a nosotros, el tiempo ya no estará; pero si somos creyentes, vendrá una eternidad feliz: desde el cielo contemplaremos y nos regocijaremos en los triunfos de Cristo y su causa en la tierra. Apocalipsis 10:8-118-11 La mayoría de los hombres sienten placer al contemplar los acontecimientos futuros, y a todos los hombres buenos les gusta recibir una palabra de Dios. Pero cuando este libro de profecías fuera digerido a fondo por el apóstol, su contenido sería amargo; había cosas tan espantosas y terribles, persecuciones tan graves del pueblo de Dios, desolaciones tan grandes en la tierra, que la previsión y el conocimiento de ellas serían dolorosos para su mente. Procuremos ser enseñados por Cristo, y obedecer sus órdenes; meditando diariamente su palabra, para que alimente nuestras almas; y declarándola luego según nuestras diversas estaciones. La dulzura de tales contemplaciones se mezclará a menudo con la amargura, mientras comparamos las Escrituras con el estado del mundo y de la iglesia, o incluso con el de nuestros propios corazones. |
Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.
Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit