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2 Samuel 23 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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2 Samuel 23

Últimas palabras de David

1 Estas son las últimas palabras de David: «David, el hijo de Jesé, el hombre a quien Dios ha enaltecido, el rey escogido por el Dios de Jacob, el dulce cantor de himnos de Israel, ha declarado:

2 »El Espíritu del Señor habla por medio de mí; su palabra está en mi lengua.

3 El Dios de Israel ha hablado; el Protector de Israel me ha dicho: “El que gobierne a los hombres con justicia, el que gobierne en el temor de Dios,

4 será como la luz de la aurora, como la luz del sol en una mañana sin nubes, que hace crecer la hierba después de la lluvia.”

5 Por eso mi descendencia está firme en Dios, pues él hizo conmigo una alianza eterna, totalmente reglamentada y segura. Él me da la victoria completa y hace que se cumplan todos mis deseos.

6 Pero todos los malhechores serán como espinos desechados, que nadie toma con la mano.

7 Para tocarlos, se toma un hierro o una lanza, y se les echa en el fuego para que se quemen por completo.»


(1~Cr 11.10-47)

Héroes del ejército de David

8 Estos son los nombres de los mejores soldados de David: Is-bóset, el hacmonita, jefe de los tres más valientes, que en una ocasión mató ochocientos hombres con su lanza.

9 Después de él seguía Eleazar, hijo de Dodó, el ahohíta, que era uno de los tres más valientes. Estuvo con David en Pas-damim, cuando los filisteos se juntaron allí para la batalla y los israelitas se retiraron.

10 Pero él se mantuvo firme, y estuvo matando filisteos hasta que la mano se le cansó y se le quedó pegada a la espada. Aquel día el Señor alcanzó una gran victoria. Luego el ejército siguió a Eleazar para apoderarse de lo que se le había quitado al enemigo.

11 Tras Eleazar seguía Samá, hijo de Agué, el ararita. Cuando los filisteos se reunieron en Lehi, donde había un campo sembrado de lentejas, las tropas israelitas huyeron ante ellos.

12 Pero Samá se plantó en medio del campo y lo defendió, derrotando a los filisteos. Así el Señor alcanzó una gran victoria.

13 Una vez, en el tiempo de la cosecha, tres de los treinta valientes fueron a encontrarse con David en la cueva de Adulam. Las fuerzas filisteas estaban acampadas en el valle de Refaim.

14 David se hallaba en la fortaleza, al tiempo que un destacamento filisteo se encontraba en Belén.

15 Y David expresó este deseo: «¡Ojalá alguien me diera a beber agua del pozo que está en la puerta de Belén!»

16 Entonces los tres valientes penetraron en el campamento filisteo y sacaron agua del pozo que está a la entrada de Belén, y se la llevaron a David. Pero él no quiso beberla, sino que la derramó como ofrenda al Señor,

17 diciendo: «¡El Señor me libre de beberla! ¡Sería como beberme la sangre de estos hombres, que arriesgando sus vidas fueron a traerla!» Y no quiso beberla. Esta hazaña la realizaron los tres valientes.

18 Abisai, hermano de Joab e hijo de Seruiá, era jefe de los treinta valientes. En cierta ocasión atacó a trescientos hombres con su lanza, y los mató. Así ganó fama entre los treinta,

19 y recibió más honores que todos ellos, pues llegó a ser su jefe. Pero no igualó a los tres primeros.

20 Benaías, hijo de Joiadá, del pueblo de Cabseel, era un hombre valiente que realizó muchas hazañas. Él fue quien mató a los dos hijos de Ariel de Moab. Un día en que estaba nevando bajó a un foso, y allí dentro mató a un león.

21 También mató a un egipcio de gran estatura, que iba armado con una lanza: Benaías lo atacó con un palo, le arrebató la lanza de la mano, y lo mató con su propia lanza.

22 Esta acción de Benaías, hijo de Joiadá, le hizo ganar fama entre los treinta valientes;

23 y recibió más honores que ellos, pero no igualó a los tres primeros. Y David lo puso al mando de su guardia personal.

24 Entre los treinta valientes estaban: Asael, hermano de Joab; Elhanán, hijo de Dodó, de Belén;

25 Samá, de Harod; Elicá, también de Harod;

26 Heles, el paltita; Irá, hijo de Iqués, de Tecoa;

27 Abiézer, de Anatot; Sibecai, de Husah;

28 Salmón, el ahohíta; Maharai, de Netofá;

29 Héled, hijo de Baaná, también de Netofá; Itai, hijo de Ribai, de Guibeá, que está en el territorio de Benjamín;

30 Benaías, de Piratón; Hidai, del arroyo de Gaas;

31 Abí-albón, el arbatita; Azmávet, de Bahurim;

32 Eliahbá, el saalbonita; los hijos de Jasén; Jonatán;

33 Samá, el ararita; Ahiam, hijo de Sarar, también ararita;

34 Elifélet, hijo de Ahasbai, hijo del de Maacá; Eliam, hijo de Ahitófel, de Guiló;

35 Hesrai, de Carmel; Paarai, el arbita;

36 Igal, hijo de Natán, de Sobá; Baní, de Gad;

37 Sélec, de Amón; Naharai, de Beerot, asistente de Joab, hijo de Seruiá;

38 Irá, de Jatir; Gareb, también de Jatir;

39 y Urías, el hitita. En total, treinta y siete.

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2 Samuel 23

2 Samuel 23 - Introducción

* Las últimas palabras de David. (1-7) los hombres poderosos de David. (8-39)

2 Samuel 23:1-7

1-7 Estas palabras de David son muy dignas de consideración. Permita que aquellos que han tenido una larga experiencia de la bondad de Dios y el placer de la sabiduría celestial, cuando vengan a terminar su curso, den su testimonio de la verdad de la promesa. David declara su inspiración Divina, que el Espíritu de Dios habló por él. Él, y otros hombres santos, hablaron y escribieron cuando fueron movidos por el Espíritu Santo. En muchas cosas, él tenía su propia negligencia y su mala conducta. Pero David se consoló de que el Señor había hecho con él un pacto eterno. Con esto pretendía principalmente el pacto de misericordia y paz, que el Señor hizo con él como pecador, que creía en el Salvador prometido, que abrazó la bendición prometida, que se entregó al Señor, para ser su siervo redimido. Los creyentes disfrutarán para siempre de las bendiciones del pacto; y Dios el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo serán glorificados para siempre en su salvación. Así, el perdón, la justicia, la gracia y la vida eterna están asegurados como el don de Dios a través de Jesucristo. Hay una infinita plenitud de gracia y todas las bendiciones atesoradas en Cristo, para aquellos que buscan su salvación. Este pacto fue toda la salvación de David, conocía tan bien la santa ley de Dios y el alcance de su propio pecado, que percibió lo que era necesario para su propio caso en esta salvación. Fue por lo tanto todo su deseo. En comparación, todos los objetos terrenales perdieron sus atracciones; estaba dispuesto a renunciar a ellos, o morir y dejarlos, para poder disfrutar de la felicidad plena, Salmo 73:24-19. Aún así, el poder del mal y la debilidad de su fe, esperanza y amor eran su pena y su carga. Sin duda habría permitido que su propia flojera y falta de atención fueran la causa; pero la esperanza de que pronto se perfeccionara en gloria, lo alentó en sus últimos momentos.

2 Samuel 23:8-39

8-39 David una vez anhelaba fervientemente el agua en el pozo de Belén. Parece ser un caso de debilidad. Tenía sed; Con el agua de ese pozo, a menudo se había refrescado cuando era joven, y fue sin el debido pensamiento que lo deseaba. ¿Sus hombres valientes estaban tan ansiosos por exponerse, al menor indicio de la mente de su príncipe, y tan ansiosos por complacerlo, y no anhelaremos aprobarnos a nuestro Señor Jesús, cumpliendo con su voluntad, como nos lo demuestra su palabra, espíritu y providencia? Pero David derramó el agua como una ofrenda de bebida al Señor. Por lo tanto, se cruzaría con su propia tontería y se castigaría a sí mismo por complacerlo, y demostraría que tenía pensamientos sobrios para corregir sus imprudentes, y sabía cómo negarse a sí mismo. ¿Consideró David esa agua como muy valiosa que se puso en peligro con la sangre de estos hombres, y no valoraremos mucho más esos beneficios por la compra que nuestro bendito Salvador derramó su sangre? Que todos tengan cuidado de descuidar la salvación tan grande.


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Dios Habla Hoy (DHH)

Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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