2 Samuel 11 - Comentario Bíblico de Matthew Henry2 Samuel 11David y Betsabé1 En cierta ocasión, durante la primavera, que es cuando los reyes acostumbran salir a campaña, David envió a Joab y a sus oficiales, con todo el ejército israelita, y destruyeron a los amonitas y sitiaron la ciudad de Rabá. David, sin embargo, se quedó en Jerusalén. 2 Una tarde, al levantarse David de su cama y pasearse por la azotea del palacio real, vio desde allí a una mujer muy hermosa que se estaba bañando. Esta mujer estaba apenas purificándose de su período de menstruación. David mandó que averiguaran quién era ella, y le dijeron que era Betsabé, hija de Eliam y esposa de Urías el hitita. David ordenó entonces a unos mensajeros que se la trajeran, y se acostó con ella, después de lo cual ella volvió a su casa. 5 La mujer quedó embarazada, y así se lo hizo saber a David. 6 Entonces David ordenó a Joab que mandara traer a Urías el hitita, y así lo hizo Joab. 7 Y cuando Urías se presentó ante David, este le preguntó cómo estaban Joab y el ejército, y qué noticias había de la guerra. 8 Después le ordenó que se fuera a su casa y se lavara los pies. En cuanto Urías salió del palacio real, el rey le envió comida especial como regalo; 9 pero Urías, en lugar de ir a su casa, pasó la noche a las puertas del palacio, con los soldados de la guardia real. 10 Cuando le contaron a David que Urías no había ido a su casa, David le preguntó: —¿Por qué no fuiste a tu casa, después del viaje que has hecho? 11 Y Urías le respondió: —Tanto el arca sagrada como los soldados de Israel y de Judá tienen como techo simples enramadas; igualmente Joab, mi jefe, y los oficiales de Su Majestad, duermen a campo abierto; ¿y yo habría de entrar en mi casa para comer y beber y acostarme con mi mujer? ¡Por vida de Su Majestad que yo no haré tal cosa! 12 Pero David le ordenó: —Quédate hoy todavía, y mañana dejaré que te vayas. Y así Urías se quedó en Jerusalén hasta el día siguiente. 13 David lo invitó a comer y beber con él, y lo emborrachó. Ya por la noche, Urías salió y se fue a dormir con los soldados de la guardia real, pero no fue a su casa. 14 A la mañana siguiente, David escribió una carta a Joab, y la envió por medio de Urías. 15 En la carta decía: «Pongan a Urías en las primeras líneas, donde sea más dura la batalla, y luego déjenlo solo para que caiga herido y muera.» 16 Así pues, cuando Joab rodeó la ciudad para atacarla, puso a Urías en el lugar donde él sabía que estaban los soldados más valientes, 17 y en un momento en que los que defendían la ciudad salieron para luchar contra Joab, cayeron en combate algunos de los oficiales de David, entre los cuales se encontraba Urías. 18 Joab envió a David un informe detallado de la batalla, 19 y le dio al mensajero las siguientes instrucciones: «Cuando acabes de informar al rey de todo lo relacionado con la batalla, 20 puede ser que el rey se enoje y te pregunte: “¿Por qué se acercaron tanto al atacar la ciudad? ¿Acaso no saben que ellos lanzan objetos desde la muralla, 21 igual que cuando en Tebés una mujer mató a Abimélec, el hijo de Jerubaal, arrojándole desde la muralla una piedra de molino? ¿Por qué, pues, se acercaron tanto a la muralla?” Entonces tú le contestarás: “También ha muerto Urías el hitita, oficial de Su Majestad.”» 22 El mensajero se fue, y al llegar contó a David todo lo que Joab le había ordenado. David, en efecto, se enojó mucho contra Joab, y le dijo al mensajero: —¿Por qué se acercaron tanto al atacar la ciudad? ¿Acaso no saben que ellos lanzan objetos desde la muralla, igual que cuando en Tebés una mujer mató a Abimélec, el hijo de Jerubaal, arrojándole desde la muralla una piedra de molino? ¿Por qué, pues, se acercaron tanto a la muralla? 23 Entonces el mensajero le respondió: —Los soldados que salieron a luchar contra nosotros a campo abierto nos llevaban ventaja, pero los hicimos retroceder hasta la entrada de la ciudad. 24 Fue entonces cuando los arqueros dispararon sus flechas desde la muralla contra las tropas de Su Majestad, y murieron algunos de los oficiales, entre ellos Urías el hitita. 25 Entonces David respondió al mensajero: —Dile a Joab que no se preocupe demasiado por esto, pues son cosas de la guerra. Pero que ataque la ciudad con más brío, hasta destruirla. Y tú dale ánimo. 26 Cuando la mujer de Urías supo que su marido había muerto, guardó luto por él; 27 pero después que pasó el luto, David mandó que la trajeran y la recibió en su palacio, la hizo su mujer y ella le dio un hijo. Pero al Señor no le agradó lo que David había hecho. 2 Samuel 112 Samuel 11 - Introducción* El adulterio de David. (1-5) Trata de ocultar su crimen. (6-13) Urías asesinado. (14-27) 2 Samuel 11:1-51-5 Observe las ocasiones del pecado de David; lo que condujo a eso. 1. Descuido de su negocio. Se demoró en Jerusalén. Cuando estamos fuera del camino de nuestro deber, estamos en tentación. 2. Amor a la facilidad: la ociosidad le da una gran ventaja al tentador. 3. Un ojo errante. No había hecho, como Job, un pacto con sus ojos, o, en este momento, lo había olvidado. Y observa los pasos del pecado. Mira cómo el camino del pecado es cuesta abajo; Cuando los hombres comienzan a hacer el mal, no pueden detenerse pronto. Observen las molestias del pecado. ¿Cómo podría David reprender o castigar eso en otros, de los cuales él era consciente de que él mismo era culpable? 2 Samuel 11:6-136-13 Dar camino al pecado endurece el corazón y provoca la partida del Espíritu Santo. Robarle a un hombre su razón es peor que robarle su dinero; y llevarlo al pecado, es peor que meterlo en cualquier problema mundano. 2 Samuel 11:14-2714-27 Los adulterios a menudo ocasionan asesinatos, y una maldad es buscada para ser cubierta por otra. Los comienzos del pecado son muy temibles; porque quién sabe dónde terminarán? ¿Puede un verdadero creyente recorrer este camino? ¿Puede esa persona ser realmente un hijo de Dios? Aunque la gracia no se pierda en un caso tan horrible, la seguridad y el consuelo de ella deben suspenderse. Toda la vida, espiritualidad y consuelo de David en la religión, podemos estar seguros, se perdieron. Ningún hombre en tal caso puede tener evidencia para estar satisfecho de que él es un creyente. Cuanto mayor es la confianza de un hombre, que se ha hundido en la maldad, mayor es su presunción e hipocresía. Que nadie que se parezca a David en nada más que en sus transgresiones, refuerce su confianza con este ejemplo. Permítele seguir a David en su humillación, arrepentimiento y sus otras gracias eminentes, antes de que él se considere solo un reincidente y no un hipócrita. Que ningún opositor de la verdad diga: ¡Estos son los frutos de la fe! No; Son los efectos de la naturaleza corrupta. Miremos todos en contra de los comienzos de la autocomplacencia y mantengámonos a la máxima distancia de todo mal. Pero con el Señor hay misericordia y redención abundante. No echará a ningún creyente humilde y penitente; ni sufrirá a Satanás para arrancar sus ovejas de su mano. Sin embargo, el Señor recuperará a su pueblo, de tal manera que marcará su aborrecimiento de sus crímenes, para impedir que todos los que consideran su palabra abusen de los estímulos de su misericordia. |
Dios habla hoy ®, © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1996.
Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit