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Eclesiastés 2 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Eclesiastés 2

1 Entonces me dije: '¡Voy a probar la alegr a, a gustar el placer!'. Pero también eso es vanidad.

2 De la risa dije: '¡Locura!', y del placer: '¿Para qué sirve?'.

3 Procuré regalar mi cuerpo con el vino, aunque sin apartar mi corazón de la sabidur a, y entregarme a la disipación para saber en qué consiste la dicha de los mortales, lo que hacen bajo el cielo durante los d as contados de su vida.

4 Emprend grandes obras: me edifiqué palacios, planté vi edos,

5 me hice huertos y jardines y planté en ellos toda suerte de árboles frutales;

6 me constru estanques para regar la frondosa plantación.

7 Compré siervos y siervas; otros nacieron en mi casa. Pose ganado mayor y menor en abundancia, más que cuantos me precedieron en Jerusalén.

8 Amontoné plata y oro, tesoros de reyes y provincias. Me procuré cantores y cantoras, todo placer humano y no pocas mujeres.

9 Fui elevándome hasta superar a cuantos me precedieron en Jerusalén, apoyado en mi sabidur a.

10 Nada rehusé a los deseos de mis ojos. No privé de goce alguno a mi corazón; porque mi corazón disfrutaba en todos mis esfuerzos, y ésa era la paga de todas mis fatigas.

11 Luego he reflexionado sobre todas las obras que hicieron mis manos y las fatigas que en ellas hab a puesto, y veo que todo es vanidad y atrapar viento: no existe provecho bajo el sol.

12 He meditado sobre la sabidur a, la locura y la necedad, como hombre que recorre un camino que ya otros recorrieron.

13 Y veo que la sabidur a supera a la necedad cuanto la luz a las tinieblas.

14 El sabio va con los ojos abiertos, el necio camina en la oscuridad. Pero advierto que una misma es la suerte de ambos.

15 Y me dije: 'Si me aguarda la misma suerte del necio, ¿de qué sirve ser sabio?'. Y he concluido que también eso es vanidad.

16 Porque del sabio, lo mismo que del necio, no habrá recuerdo duradero: con el paso del tiempo, todo es olvidado. S; el sabio muere lo mismo que el necio.

17 Detesto la vida, porque me hast a cuanto se hace bajo el sol, pues todo es vanidad y atrapar viento.

18 Detesto cuanto yo mismo hice bajo el sol, porque habré de dejarlo a mi sucesor.

19 ¿Quién sabe si será sabio o necio? Lo cierto es que será due o de todo mi trabajo, al que dediqué las fatigas y los desvelos de mi vida. También eso es vanidad.

20 Estoy desalentado por cuanto hice bajo el sol,

21 pues sucede que quien trabajó con sensatez, ingenio y fortuna, debe dejar su hacienda a quien nada hizo por ella. También eso es vanidad y grave miseria.

22 ¿Qué saca, pues, el hombre de todos los afanes y fatigas que se toma bajo el sol?

23 Toda su vida es dolor; y su preocupación, tormento. Ni aun de noche reposa su corazón. También eso es vanidad.

24 No hay otra dicha para el hombre que comer y beber y regalarse con el fruto de sus fatigas. Yo veo que también esto viene de la mano de Dios;

25 pues ¿quién podrá, sin él, comer o beber?

26 A quien es grato a sus ojos, Dios le da sabidur a, ciencia y alegr a; mas al pecador le impone la tarea de reunir y acumular, para dejarlo luego a quien Dios quiere. También eso es vanidad y esfuerzo inútil.

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Eclesiastés 2

Eclesiastés 2 - Introducción

* La vanidad y la irritación de la alegría, el placer sensual, la riqueza y la pompa. (1-11) Sabiduría humana insuficiente. (12-17) Este mundo será usado de acuerdo a la voluntad de Dios. (18-26)

Eclesiastés 2:1-11

1-11 Salomón pronto descubrió que la alegría y el placer eran vanidad. ¿Qué significa la alegría ruidosa y llamativa para hacer feliz a un hombre? Los múltiples dispositivos del corazón de los hombres, para obtener la satisfacción del mundo, y su cambio de una cosa a otra, son como la inquietud de un hombre con fiebre. Al percibir que era una locura entregarse al vino, probó las costosas diversiones de los príncipes. Los pobres, cuando leen tal descripción, están listos para sentir descontento. Pero el remedio contra todos esos sentimientos está en la estimación de todo por el propio propietario. Todo era vanidad y aflicción de espíritu: y las mismas cosas nos darían el mismo resultado que a Salomón. Teniendo comida y vestimenta, contémonos con eso. Su sabiduría permaneció con él; Una fuerte comprensión, con gran conocimiento humano. Pero cada placer terrenal, cuando no está conectado con mejores bendiciones, deja la mente tan ansiosa e insatisfecha como antes. La felicidad no surge de la situación en la que estamos ubicados. Es solo a través de Jesucristo que se puede alcanzar la bendición final.

Eclesiastés 2:12-17

12-17 Salomón descubrió que el conocimiento y la prudencia eran preferibles a la ignorancia y la locura, aunque la sabiduría y el conocimiento humanos no harán feliz al hombre. El hombre más erudito, que muere desconocido para Cristo Jesús, perecerá igualmente con el más ignorante; ¿Y qué bien pueden hacer las alabanzas en la tierra al cuerpo en la tumba o al alma en el infierno? Y los espíritus de los hombres justos hechos perfectos no pueden quererlos. De modo que si esto fuera todo, podríamos ser llevados a odiar nuestra vida, ya que todo es vanidad y aflicción de espíritu.

Eclesiastés 2:18-26

18-26 Nuestros corazones son muy lentos para dejar sus expectativas de grandes cosas de la criatura; pero Salomón llegó a esto extensamente. El mundo es un valle de lágrimas, incluso para aquellos que tienen mucho de él. Vean qué tontos son, que se hacen pesados ​​para el mundo, lo que le da al hombre nada mejor que la subsistencia para el cuerpo. Y lo máximo que puede lograr a este respecto es permitirse un uso sobrio y alegre de acuerdo con su rango y condición. Pero debemos disfrutar del bien en nuestro trabajo; debemos usar esas cosas para hacernos diligentes y alegres en los negocios mundanos. Y este es el regalo de Dios. Las riquezas son una bendición o una maldición para un hombre, según tenga o no un corazón para hacer un buen uso de ellas. A aquellos que son aceptados por el Señor, les da gozo y satisfacción en el conocimiento y amor de él. Pero para el pecador él asigna trabajo, tristeza, vanidad y disgusto al buscar una porción mundana, que luego llega a mejores manos. Que el pecador considere seriamente su último fin. Buscar una porción duradera en el amor de Cristo y las bendiciones que otorga, es el único camino para el disfrute verdadero y satisfactorio, incluso de este mundo actual.


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La Biblia Castilla 2003

La Biblia, Nueva Versión Internacional ®, (Castilian Version) Copyright © 1999, 2005 by Biblica, Inc.® Used by permission. All rights reserved worldwide.

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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