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1 Reyes 1 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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1 Reyes 1

1 El rey David era ya anciano, entrado en a os. Y por más que lo cubr an con vestidos, no entraba en calor.

2 Dijéronle entonces sus servidores: 'Búsquese para mi se or, el rey, una doncella virgen que asista al rey y lo cuide, que duerma en su regazo, y as entrará en calor mi se or, el rey'.

3 Buscaron por todo el territorio de Israel una doncella hermosa, encontraron a Abisag, la sunamita; y la llevaron al rey.

4 La joven era hermosa en extremo. Ella estaba al cuidado y al servicio del rey, pero el rey no tuvo relaciones con ella.

5 Por aquel entonces, Adon as, hijo de Jaguit, se mostraba engre do y dec a: 'Yo seré rey'. Se procuró un carro, caballos y cincuenta hombres que le abr an paso.

6 Su padre nunca se lo reprendió, ni le dijo: '¿Por qué haces eso?'. Adon as era muy bien parecido y más joven que Absalón.

7 Manten a tratos con Joab, hijo de Servia, y con el sacerdote Abiatar, que estaban de parte de Adon as.

8 Pero el sacerdote Sadoc, Bena as, hijo de Joadá, el profeta Natán, Seme, Re y los valientes de David no estaban por Adon as.

9 Adon as ofreció un sacrificio de ovejas, bueyes y becerros cebados junto a la piedra de Sojélet, al lado de En Roguel, e invitó a todos sus hermanos, los hijos del rey, y a todos los hombres de Judá que estaban al servicio del rey.

10 Pero no invitó al profeta Natán, a Bena as, a los valientes ni a su hermano Salomón.

11 Dijo entonces Natán a Betsabé, madre de Salomón: '¿No has o do que Adon as, hijo de Jaguit, se proclama rey sin que lo sepa David, nuestro se or?

12 Ven, pues, que te voy a dar un consejo para que salves tu vida y la de tu hijo Salomón:

13 ve, preséntate al rey David y dile: '¡Oh rey, mi se or! ¿No hab as jurado tú a tu sierva: ciertamente que tu hijo Salomón reinará después de m y se sentará en mi trono? ¿Por qué, pues, Adon as se proclama rey?'.

14 Y mientras tú estés hablando con el rey, entraré yo detrás de ti y confirmaré tus palabras'.

15 Betsabé entró en la cámara del rey. El rey estaba ya muy viejo, y le asist a Abisag, la sunamita.

16 Betsabé se inclinó y se postró ante el rey; y el rey le dijo: '¿Qué te ocurre?'.

17 Ella le respondió: 'Se or m o, tú has jurado a tu sierva por Yahveh, tu Dios: 'Ciertamente que tu hijo Salomón reinará después de m y se sentará en mi trono'.

18 Pero ahora es Adon as quien se proclama rey, sin que tú, mi se or el rey, estés enterado de ello.

19 Ha ofrecido en sacrificio un gran número de toros, becerros cebados y ovejas y ha invitado a todos los hijos del rey, al sacerdote Abiatar, y a Joab, jefe del ejército; pero no ha invitado a tu siervo Salomón.

20 Ahora, mi se or el rey, los ojos de todo Israel están pendientes de ti, esperando que les declares quién se ha de sentar en el trono de mi se or el rey, después de él.

21 Porque puede ocurrir que, cuando mi se or el rey haya descansado con sus padres, yo y mi hijo Salomón seamos considerados como culpables'.

22 Estaba ella hablando todav a con el rey cuando llegó el profeta Natán.

23 Se lo anunciaron al rey diciéndole: 'Está aqu el profeta Natán'. Éste se presentó al rey y se postró rostro en tierra ante él.

24 Dijo Natán: 'Rey, mi se or: ¿has declarado tú: 'Adon as reinará después de m y se sentará en mi trono?'.

25 Porque hoy ha bajado él a sacrificar toros, becerros cebados y ovejas en gran cantidad, y ha invitado a todos los hijos del rey, a los jefes del ejército y al sacerdote Abiatar, que están comiendo y bebiendo con él y gritan: '¡Viva el rey Adon as!'.

26 Pero no han invitado ni a m, tu siervo, ni al sacerdote Sadoc, ni a Bena as, hijo de Joadá, ni a tu siervo Salomón.

27 ¿Es que esto se hace con la aprobación del rey, mi se or, sin que tú hayas dado a conocer a tus servidores quién se hab a de sentar en el trono de mi se or el rey después de él?'.

28 El rey David respondió: 'Llamadme a Betsabé'. Entró ella a la presencia del rey y permaneció de pie ante él.

29 Entonces el rey pronunció este juramento: '¡Por vida de Yahveh, que me ha liberado de todas las angustias,

30 que as como te juré a ti por Yahveh, Dios de Israel, diciendo: 'Tu hijo Salomón reinará después de m y se sentará sobre mi trono en mi lugar', as lo cumpliré hoy mismo!'.

31 Se inclinó Betsabé rostro en tierra, se postró ante el rey y exclamó: '¡Viva mi se or, el rey David, por siempre!'.

32 Ordenó entonces el rey David: 'Llamadme al sacerdote Sadoc, al profeta Natán y a Bena as, el hijo de Joadá'. Y ellos se presentaron ante el rey.

33 Les dijo el rey: 'Tomad con vosotros a los servidores de vuestro se or, montad a mi hijo Salomón en mi propia mula y hacedle bajar a Guijón.

34 Y all, el sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo ungirán por rey de Israel. Haréis sonar la trompeta y gritaréis: '¡Viva el rey Salomón!'.

35 Luego subiréis detrás de él y vendrá a sentarse en mi trono para reinar en mi lugar, pues a él lo instituyo por soberano de Israel y de Judá'.

36 Bena as, hijo de Joadá, respondió al rey: '¡Amén! ¡As lo diga también Yahveh, Dios de mi se or, el rey!

37 Y como ha estado Yahveh con mi se or, el rey, as esté con Salomón, y haga que su trono sea más glorioso aún que el de mi se or, el rey David!'.

38 Bajaron, pues, el sacerdote Sadoc, el profeta Natán, Bena as, hijo de Joadá, los quereteos y los peleteos, montaron a Salomón en la mula del rey David y lo llevaron a Guijón.

39 El sacerdote Sadoc hab a tomado de la tienda el cuerno de aceite y ungió a Salomón. Sonaron las trompetas, y todo el pueblo gritó: '¡Viva el rey Salomón!'.

40 Subió luego todo el pueblo detrás de él. La gente tocaba las flautas y hac a tal estruendo que la tierra parec a venirse abajo con su griter o.

41 Adon as y sus convidados lo oyeron cuando acababan de comer. Al o r Joab el son de la trompeta, dijo: '¿Qué significa ese estrépito de la ciudad?'.

42 Estaba él hablando todav a cuando llegó Jonatán, hijo del sacerdote Abiatar. Le dijo Adon as: 'Ven aqu; que tú eres uno de los valientes y seguramente traerás buenas noticias'.

43 Jonatán le respondió a Adon as: '¡Todo lo contrario! Nuestro se or, el rey David, acaba de proclamar rey a Salomón.

44 Ha enviado con él al sacerdote Sadoc, al profeta Natán, a Bena as, hijo de Joadá, a los quereteos y los peleteos, y lo han montado en la mula del rey.

45 Luego, el sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo han ungido rey en Guijón; han subido de all con gran estruendo y la ciudad está conmocionada. Ése es el alboroto que habéis o do.

46 Más aún, Salomón ha tomado ya asiento en el trono real.

47 Los servidores del rey han ido a felicitar a nuestro se or, el rey David, y le han dicho: '¡Que tu Dios ensalce el nombre de Salomón más que el tuyo, y haga que su trono sea más glorioso aún que el tuyo!'. Y el rey se postró en su lecho,

48 al tiempo que dec a: '¡Bendito Yahveh, Dios de Israel, que me ha concedido ver hoy con mis ojos a uno de mi descendencia sentado en mi trono!''.

49 Todos los convidados de Adon as quedaron consternados; se levantaron y se fueron cada uno por su lado.

50 Adon as, por miedo a Salomón, se levantó y fue a asirse a los cuernos del altar.

51 Avisaron a Salomón: 'Mira que Adon as, por miedo al rey Salomón, ha ido a asirse a los cuernos del altar y dice: 'Júreme hoy mismo el rey Salomón que no matará a espada a su siervo''.

52 Respondió Salomón: 'Si se porta con lealtad, no caerá en tierra ni uno de sus cabellos; pero si se le sorprende en algo malo, morirá'.

53 El rey Salomón mandó que lo bajaran del altar; y él fue a postrarse ante el rey Salomón, el cual le dijo: 'Vete a tu casa'.

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1 Reyes 1

1 Reyes 1:1-4

1-4 Tenemos a David hundiéndose bajo enfermedades. Fue castigado por sus pecados recientes, y sintió los efectos de sus antiguos trabajos y dificultades.

1 Reyes 1:5-10

5-10 Los padres indulgentes a menudo son castigados con hijos desobedientes, que están ansiosos por poseer sus propiedades. Ninguna sabiduría mundana, ni experiencia, ni carácter sagrado, pueden asegurar la continuidad en cualquier curso anterior de aquellos que permanecen bajo el poder del amor propio. Pero bien podemos preguntarnos por qué artes Joab y Abiatar podrían dejarse de lado.

1 Reyes 1:11-31

11-31 Observe la dirección de Nathan a Betsabé. Déjame darte consejos sobre cómo salvar tu propia vida y la vida de tu hijo. Tal como este es el consejo que los ministros de Cristo nos dan en su nombre, para dar toda la diligencia, no solo que ningún hombre tome nuestra corona, Apocalipsis 3:11, sino que salvemos nuestras vidas, incluso las vidas de nuestras almas. . David hizo una declaración solemne de su firme apego a su resolución anterior, que Salomón debería ser su sucesor. Incluso el recuerdo de las angustias de las cuales el Señor lo redimió, aumentó su comodidad, inspiró sus esperanzas y lo animó a cumplir con su deber, bajo las descomposiciones de la naturaleza y el acercamiento de la muerte.

1 Reyes 1:32-53

32-53 La gente expresó gran alegría y satisfacción en la elevación de Salomón. Todo verdadero israelita se regocija en la exaltación del Hijo de David. Las combinaciones formadas sobre principios malvados se disolverán pronto, cuando el interés propio llame a otra manera. ¿Cómo pueden los que hacen malas acciones esperar buenas noticias? Adonías había despreciado a Salomón, pero pronto lo temió. Vemos aquí, como en un vaso, a Jesús, el Hijo de David y el Hijo de Dios, exaltado al trono de la gloria, a pesar de todos sus enemigos. Su reino es mucho mayor que el de su padre David, y en él se alegra cordialmente todo el verdadero pueblo de Dios. La prosperidad de su causa es la irritación y el terror a sus enemigos. Ningún cuerno del altar, ni formas de piedad, ni pretensiones de religión, pueden beneficiar a aquellos que no se someterán a su autoridad y aceptarán su salvación; y si su sumisión es hipócrita, perecerán sin remedio.


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La Biblia Castilla 2003

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Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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