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Marcos 4 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Marcos 4

1 De nuevo comenzó Jesús a enseñar a la orilla del lago. La multitud que se reunió para verlo era tan grande que él subió y se sentó en una barca que estaba en el lago, mientras toda la gente se quedaba en la playa.

2 Entonces se puso a enseñarles muchas cosas por medio de parábolas y, como parte de su instrucción, les dijo:

3 «¡Prestad atención! Un sembrador salió a sembrar.

4 Sucedió que al esparcir él la semilla, una parte cayó junto al camino, y llegaron los pájaros y se la comieron.

5 Otra parte cayó en terreno pedregoso, sin mucha tierra. Esa semilla brotó pronto porque la tierra no era profunda;

6 pero cuando salió el sol, las plantas se marchitaron y, por no tener raíz, se secaron.

7 Otra parte de la semilla cayó entre espinos que, al crecer, la ahogaron, de modo que no dio fruto.

8 Pero las otras semillas cayeron en buen terreno. Brotaron, crecieron y produjeron una cosecha que rindió el treinta, el sesenta y hasta el ciento por uno.

9 »El que tenga oídos para oír, que oiga», añadió Jesús.

10 Cuando se quedó solo, los doce y los que estaban alrededor de él le hicieron preguntas sobre las parábolas.

11 «A vosotros se os ha revelado el secreto del reino de Dios —les contestó—; pero a los de afuera todo les llega por medio de parábolas,

12 para que»“por mucho que vean, no perciban;y por mucho que oigan, no entiendan;no sea que se conviertan y sean perdonados.”

13 »¿No entendéis esta parábola? —continuó Jesús—. ¿Cómo podréis, entonces, entender las demás?

14 El sembrador siembra la palabra.

15 Algunos son como lo sembrado junto al camino, donde se siembra la palabra. Tan pronto como la oyen, viene Satanás y les quita la palabra sembrada en ellos.

16 Otros son como lo sembrado en terreno pedregoso: cuando oyen la palabra, en seguida la reciben con alegría,

17 pero como no tienen raíz, duran poco tiempo. Cuando surgen problemas o persecución a causa de la palabra, en seguida se apartan de ella.

18 Otros son como lo sembrado entre espinos: oyen la palabra,

19 pero las preocupaciones de esta vida, el engaño de las riquezas y muchos otros malos deseos entran hasta ahogar la palabra, de modo que ésta no llega a dar fruto.

20 Pero otros son como lo sembrado en buen terreno: oyen la palabra, la aceptan y producen una cosecha que rinde el treinta, el sesenta y hasta el ciento por uno.»

21 También les dijo: «¿Acaso se trae una lámpara para ponerla debajo de un cajón o debajo de la cama? ¿No es, por el contrario, para ponerla en una repisa?

22 No hay nada escondido que no esté destinado a descubrirse; tampoco hay nada oculto que no esté destinado a ser revelado.

23 El que tenga oídos para oír, que oiga.

24 »Prestad mucha atención —añadió—. Con la medida que medís a otros, se os medirá a vosotros, y aún más se os añadirá.

25 Al que tiene, se le dará más; al que no tiene, hasta lo poco que tiene se le quitará.»

26 Jesús continuó: «El reino de Dios se parece a quien esparce semilla en la tierra.

27 Sin que éste sepa cómo, y ya sea que duerma o esté despierto, día y noche brota y crece la semilla.

28 La tierra da fruto por sí sola; primero el tallo, luego la espiga, y después el grano lleno en la espiga.

29 Tan pronto como el grano está maduro, se le mete la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha.»

30 También dijo: «¿Con qué vamos a comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola podemos usar para describirlo?

31 Es como un grano de mostaza: cuando se siembra en la tierra, es la semilla más pequeña que hay,

32 pero una vez sembrada crece hasta convertirse en la más grande de las hortalizas, y echa ramas tan grandes que las aves pueden anidar bajo su sombra.»

33 Y con muchas parábolas semejantes les enseñaba Jesús la palabra hasta donde podían entender.

34 No les decía nada sin emplear parábolas. Pero cuando estaba a solas con sus discípulos, les explicaba todo.

35 Ese día al anochecer, les dijo a sus discípulos:—Crucemos al otro lado.

36 Dejaron a la multitud y se fueron con él en la barca donde estaba. También lo acompañaban otras barcas.

37 Se desató entonces una fuerte tormenta, y las olas azotaban la barca, tanto que ya comenzaba a inundarse.

38 Jesús, mientras tanto, estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal, así que los discípulos lo despertaron.—¡Maestro! —dijeron—, ¿no te importa que nos ahoguemos?

39 Él se levantó, reprendió al viento y ordenó al mar:—¡Silencio! ¡Cálmate!El viento se calmó y todo quedó completamente tranquilo.

40 —¿Por qué tenéis tanto miedo? —dijo a sus discípulos—. ¿Aún no tenéis fe?

41 Ellos estaban espantados y se decían unos a otros:—¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?

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Marcos 4

Marco 4 - Introducción

* La parábola del sembrador. (1-20) Otras parábolas. (21-34) Cristo calma la tempestad. (35-41)

Marco 4:1-20

1-20 Esta parábola contenía una instrucción tan importante, que todos los capaces de escuchar estaban obligados a atenderla. Hay muchas cosas que nos interesa saber; y si no entendemos las verdades sencillas del Evangelio, ¡cómo aprenderemos las más difíciles! Nos ayudará a valorar los privilegios que disfrutamos como discípulos de Cristo, si consideramos seriamente el estado deplorable de todos los que no tienen tales privilegios. En el gran campo de la iglesia, la palabra de Dios se dispensa a todos. De los muchos que oyen la palabra del Evangelio, sólo unos pocos la reciben, de modo que produzcan fruto. Muchos son afectados por la palabra en el presente, pero no reciben un beneficio permanente. La palabra no deja impresiones duraderas en la mente de los hombres, porque sus corazones no están debidamente dispuestos a recibirla. El diablo está muy ocupado con los oyentes descuidados, como las aves del cielo con la semilla que está en la superficie. Muchos continúan en una profesión estéril y falsa, y descienden al infierno. Las impresiones que no son profundas, no durarán. A muchos no les importa el trabajo del corazón, sin el cual la religión no es nada. Otros se ven impedidos de aprovechar la palabra de Dios, por la abundancia del mundo. Y los que tienen poco del mundo, pueden arruinarse por complacer al cuerpo. Dios espera y exige fruto de los que disfrutan del Evangelio, un temperamento de mente y gracias cristianas ejercitadas diariamente, deberes cristianos debidamente cumplidos. Miremos al Señor, para que por su gracia creadora nuestros corazones se conviertan en buena tierra, y para que la buena semilla de la palabra produzca en nuestras vidas esas buenas palabras y obras que son por Jesucristo, para alabanza y gloria de Dios Padre.

Marco 4:21-34

21-34 Estas declaraciones tenían por objeto llamar la atención de los discípulos sobre la palabra de Cristo. Al instruirlos de esta manera, los hizo capaces de instruir a otros; como se encienden las velas, no para cubrirlas, sino para colocarlas en un candelabro, para que den luz a una habitación. Esta parábola de la buena semilla muestra la manera en que el reino de Dios progresa en el mundo. Si la palabra de Cristo ocupa el lugar que debe tener en un alma, se manifestará en una buena conversación. Crece gradualmente: primero la hoja; luego la espiga; después el grano completo en la espiga. Cuando haya brotado, avanzará. La obra de la gracia en el alma no es, al principio, más que el día de las cosas pequeñas; sin embargo, tiene poderosos productos incluso ahora, mientras está en su crecimiento; pero ¡qué habrá cuando se perfeccione en el cielo!

Marco 4:35-41

35-41 Cristo estaba dormido en la tormenta, para probar la fe de sus discípulos y estimularlos a orar. Su fe parecía débil, y sus oraciones fuertes. Cuando nuestros corazones perversos son como el mar agitado que no puede descansar, cuando nuestras pasiones son revoltosas, creamos oír la ley de Cristo, que dice: Callad, enmudeced. Cuando afuera hay peleas, y adentro hay temores, y los espíritus están alborotados, si él dice: "Paz, enmudece", al instante hay una gran calma. ¿Por qué estáis tan temerosos? Aunque puede haber motivo para algún temor, no para un temor como éste. Pueden sospechar de su fe, quienes pueden tener un pensamiento como el de que a Jesús no le importa que su pueblo perezca. ¡Qué imperfectos son los mejores santos! La fe y el temor se turnan mientras estamos en este mundo; pero dentro de poco, el temor será vencido, y la fe se perderá de vista.


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Biblia al Día (BAD)

Copyright © Editorial "Mundo Hispano" en 1989, inspirada en la versión americana "The Living Bible".

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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