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Lucas 14 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Lucas 14

1 Un día Jesús fue a comer a casa de un notable de los fariseos. Era sábado, así que éstos estaban acechando a Jesús.

2 Allí, delante de él, estaba un hombre enfermo de hidropesía.

3 Jesús preguntó a los expertos en la ley y a los fariseos:—¿Está permitido o no sanar en sábado?

4 Pero ellos se quedaron callados. Entonces tomó al hombre, lo sanó y lo despidió.

5 También les dijo:—Si uno de vosotros tiene un hijo o un buey que se le cae en un pozo, ¿no lo saca en seguida aunque sea sábado?

6 Y no pudieron contestarle nada.

7 Al notar cómo los invitados escogían los lugares de honor en la mesa, les contó esta parábola:

8 —Cuando alguien te invite a una fiesta de bodas, no te sientes en el lugar de honor, no sea que haya algún invitado más distinguido que tú.

9 Si es así, el que los invitó a los dos vendrá y te dirá: “Cédele tu asiento a este hombre.” Entonces, avergonzado, tendrás que ocupar el último asiento.

10 Más bien, cuando te inviten, siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te invitó, te diga: “Amigo, pasa más adelante a un lugar mejor.” Así recibirás honor en presencia de todos los demás invitados.

11 Todo el que a sí mismo se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.

12 También dijo Jesús al que lo había invitado:—Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos, a su vez, te inviten y así seas recompensado.

13 Más bien, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los inválidos, a los cojos y a los ciegos.

14 Entonces serás dichoso, pues aunque ellos no tienen con qué recompensarte, serás recompensado en la resurrección de los justos.

15 Al oír esto, uno de los que estaban sentados a la mesa con Jesús le dijo:—¡Dichoso el que coma en el banquete del reino de Dios!

16 Jesús le contestó:—Cierto hombre preparó un gran banquete e invitó a muchas personas.

17 A la hora del banquete mandó a su siervo a decir a los invitados: “Venid, porque ya todo está listo.”

18 Pero todos, sin excepción, comenzaron a disculparse. El primero le dijo: “Acabo de comprar un terreno y tengo que ir a verlo. Te ruego que me disculpes.”

19 Otro adujo: “Acabo de comprar cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlas. Te ruego que me disculpes.”

20 Otro alegó: “Acabo de casarme y por eso no puedo ir.”

21 El siervo regresó e informó de esto a su señor. Entonces el dueño de la casa se enojó y mandó a su siervo: “Sal de prisa por las plazas y los callejones del pueblo, y trae acá a los pobres, a los inválidos, a los cojos y a los ciegos.”

22 “Señor —le dijo luego el siervo—, ya hice lo que me mandaste, pero todavía sobra sitio.”

23 Entonces el señor le respondió: “Ve por los caminos y las veredas, y oblígalos a entrar para que se llene mi casa.

24 Os digo que ninguno de aquellos invitados disfrutará de mi banquete.”

25 Grandes multitudes seguían a Jesús, y él se volvió y les dijo:

26 «Si alguno viene a mí y no sacrifica el amor a su padre y a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, y aun a su propia vida, no puede ser mi discípulo.

27 Y el que no carga su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo.

28 »Supongamos que alguno de vosotros quiere construir una torre. ¿Acaso no se sienta primero a calcular el costo, para ver si tiene suficiente dinero para terminarla?

29 Si echa los cimientos y no puede terminarla, todos los que la vean comenzarán a burlarse de él,

30 y dirán: “Este hombre no pudo terminar lo que comenzó a construir.”

31 »O supongamos que un rey está a punto de ir a la guerra contra otro rey. ¿Acaso no se sienta primero a calcular si con diez mil hombres puede enfrentarse al que viene contra él con veinte mil?

32 Si no puede, enviará una delegación mientras el otro está todavía lejos, para pedir condiciones de paz.

33 De la misma manera, cualquiera de vosotros que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser mi discípulo.

34 »La sal es buena, pero si se vuelve insípida, ¿cómo recuperará el sabor?

35 No sirve ni para la tierra ni para el abono; hay que tirarla fuera.»El que tenga oídos para oír, que oiga.»

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Lucas 14

Lucas 14 - Introducción

Cristo sana a un hombre en el día de reposo. (1-6) Él enseña humildad. (7-14) Parábola de la gran cena. (15-24) La necesidad de consideración y abnegación. (25-35)

Lucas 14:1-6

1-6 Este fariseo, al igual que otros, parece haber tenido un mal propósito al recibir a Jesús en su casa. Pero nuestro Señor no quería que se le impidiera curar a un hombre, aunque sabía que se levantaría un clamor por hacerlo en sábado. Se requiere cuidado para entender la conexión adecuada entre la piedad y la caridad en la observancia del sábado, y la distinción entre las obras de verdadera necesidad y los hábitos de autoindulgencia. La sabiduría de lo alto enseña la perseverancia paciente en el bien hacer.

Lucas 14:7-14

7-14 IIncluso en las acciones comunes de la vida, Cristo marca lo que hacemos, no sólo en nuestras asambleas religiosas, sino en nuestras mesas. Vemos en muchos casos, que el orgullo de un hombre lo hará caer, y antes del honor está la humildad. Nuestro Salvador enseña aquí, que las obras de caridad son mejores que las obras de espectáculo. Pero nuestro Señor no quiso decir que una liberalidad orgullosa e incrédula deba ser recompensada, sino que su precepto de hacer el bien al pobre y al afligido debe ser observado por amor a él.

Lucas 14:15-24

15-24 Observad en esta parábola la gracia gratuita y la misericordia de Dios que resplandecen en el evangelio de Cristo, que será alimento y fiesta para el alma de un hombre que conoce sus propias necesidades y miserias. Todos encontraron algún pretexto para aplazar su asistencia. Esto reprende a la nación judía por su descuido de las ofertas de la gracia de Cristo. Demuestra también el atraso que hay para cerrar con el llamado del evangelio. La falta de gratitud de quienes desprecian los ofrecimientos del Evangelio, y el desprecio que con ello se hace al Dios del cielo, lo provocan justamente. Los apóstoles debían dirigirse a los gentiles, cuando los judíos rechazaron la oferta; y con ellos se llenó la iglesia. La provisión hecha para las almas preciosas en el evangelio de Cristo, no ha sido hecha en vano; porque si algunos rechazan, otros aceptarán agradecidos la oferta. Los más pobres y humildes del mundo serán tan bienvenidos a Cristo como los ricos y grandes; y muchas veces el evangelio tiene el mayor éxito entre los que trabajan bajo las desventajas mundanas y las enfermedades corporales. La casa de Cristo se llenará finalmente; así será cuando se complete el número de los elegidos.

Lucas 14:25-35

25-35 Aunque no todos los discípulos de Cristo están crucificados, todos llevan su cruz, y deben llevarla en el camino del deber. Jesús les pide que cuenten con ella y que la consideren. Nuestro Salvador explica esto con dos similitudes; la primera muestra que debemos considerar los gastos de nuestra religión; la segunda, que debemos considerar los peligros de la misma. Siéntate y cuenta el costo; considera que costará la mortificación del pecado, incluso de las lujurias más queridas. El pecador más orgulloso y atrevido no puede enfrentarse a Dios, pues ¿quién conoce el poder de su ira? Es nuestro interés buscar la paz con él, y no tenemos que enviar a pedir condiciones de paz, se nos ofrecen, y son altamente ventajosas para nosotros. De alguna manera un discípulo de Cristo será puesto a prueba. Que busquemos ser discípulos de verdad, y que tengamos cuidado de no volvernos flojos en nuestra profesión, o temerosos de la cruz; para que seamos la buena sal de la tierra, para sazonar a los que nos rodean con el sabor de Cristo.


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Biblia al Día (BAD)

Copyright © Editorial "Mundo Hispano" en 1989, inspirada en la versión americana "The Living Bible".

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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