Job 16 - Comentario Bíblico de Matthew HenryJob 161 A esto, Job contestó: 2 «He escuchado muchas cosas como éstas;¡valiente consuelo el de todos vosotros! 3 ¿No habrá fin a vuestras peroratas?¿Qué os irrita tanto que seguís respondiendo? 4 ¡También yo podría hablar del mismo modosi estuvierais vosotros en mi lugar!¡También yo pronunciaría bellos discursos contra vosotros,meneando con sarcasmo la cabeza! 5 ¡Os infundiría nuevos bríos con la boca;os daría consuelo con los labios! 6 »Si hablo, mi dolor no disminuye;si me callo, tampoco se me calma. 7 Ciertamente Dios me ha destruido;ha exterminado a toda mi familia. 8 Me tiene acorralado, y da testimonio contra mí;mi deplorable estado se levanta y me condena. 9 »En su enojo Dios me desgarra y me persigue;rechina los dientes contra mí;en mi clava su mirada mi adversario. 10 La gente se mofa de mí abiertamente;burlones, me dan de bofetadas,y todos juntos se ponen en mi contra. 11 Dios me ha entregado en manos de gente inicua;me ha arrojado en las garras de los malvados. 12 Yo vivía tranquilo, pero él me destrozó;me agarró por el cuello y me hizo pedazos;¡me hizo blanco de sus ataques! 13 Sus arqueros me rodearon.Sin piedad me perforaron los riñones,y mi hiel se derramó por el suelo. 14 Abriéndome herida tras herida,se lanzaron contra mí como un guerrero. 15 »El luto es parte de mi cuerpo;en el polvo tengo enterrada la frente. 16 De tanto llorar tengo enrojecida la cara,profundas ojeras tengo en torno a los ojos; 17 pero mis manos están libres de violencia,y es pura mi oración. 18 »¡Ah, tierra, no cubras mi sangre!¡No dejes que se acalle mi clamor! 19 Ahora mismo tengo en los cielos un testigo;en lo alto se encuentra mi abogado. 20 Mi intercesor es mi amigo,y ante él me deshago en lágrimas 21 para que interceda ante Dios en favor mío,como quien apela por su amigo. 22 Pasarán sólo unos cuantos añosantes de que yo emprenda el viaje sin regreso. Job 16Job 16 - Introducción* Job reprende a sus amigos. (1-5) Representa su caso como deplorable. (6-16) Job mantiene su inocencia. (17-22) Job 16:1-51-5 Elifaz había representado los discursos de Job como no rentables, y nada al respecto; Job aquí le da el mismo carácter. Quienes aprueben las censuras deben esperar que les repitan; es fácil, es interminable, pero ¿de qué sirve? Las respuestas enojadas despiertan las pasiones de los hombres, pero nunca convencen sus juicios, ni ponen la verdad a la luz. Lo que Job dice de sus amigos es cierto para todas las criaturas, en comparación con Dios; una u otra vez seremos obligados a ver y reconocer que los consoladores miserables son todos ellos. Cuando bajo convicciones de pecado, terrores de conciencia o arrestos de muerte, solo el Espíritu bendito puede consolar efectivamente; todos los demás, sin él, lo hacen miserablemente y sin ningún propósito. Cualesquiera que sean las penas de nuestros hermanos, debemos, por simpatía, hacerlas nuestras; pronto pueden serlo. Job 16:6-166-16 Aquí hay una representación triste de las quejas de Job. ¡Qué razón tenemos para bendecir a Dios, que no estamos haciendo tales quejas! Incluso los hombres buenos, cuando están en grandes problemas, tienen mucho cuidado de no tener pensamientos duros de Dios. Elifaz había representado a Job como humillado bajo su aflicción: No, dice Job, sé cosas mejores; El polvo es ahora el lugar más apto para mí. En esto nos recuerda a Cristo, que era un hombre de tristezas, y pronunció a los benditos que lloran, porque serán consolados. Job 16:17-2217-22 La condición de Job era muy deplorable; pero tenía el testimonio de su conciencia para él, que nunca se permitió ningún pecado grave. Nadie estaba más dispuesto a reconocer los pecados de la enfermedad. Elifaz lo había acusado de hipocresía en la religión, pero él especifica la oración, el gran acto de la religión, y profesa que en esto era puro, aunque no de toda enfermedad. Tenía un Dios al que acudir, a quien dudaba que no se diera cuenta de todas sus penas. Los que derraman lágrimas ante Dios, aunque no pueden suplicar por sí mismos, debido a sus defectos, tienen un Amigo que defiende por ellos, incluso el Hijo del hombre, y en él debemos basar todas nuestras esperanzas de aceptación con Dios. Morir es ir por donde no volveremos. Todos debemos, sin duda, y muy pronto, emprender este viaje. ¿No debería ser el Salvador precioso para nuestras almas? ¿Y no deberíamos estar preparados para obedecer y sufrir por él? Si nuestras conciencias están rociadas con su sangre expiatoria y testifican que no estamos viviendo en pecado o hipocresía, cuando vamos por donde no volveremos, será una liberación de la prisión y una entrada a la felicidad eterna. |
Copyright © Editorial "Mundo Hispano" en 1989, inspirada en la versión americana "The Living Bible".
Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit