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Ezequiel 7 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Ezequiel 7

1 El Señor me habló diciendo:

2 «Hijo de hombre, así dice el Señor omnipotente al pueblo de Israel: ¡Te llegó la hora! Ha llegado el fin para todo el país.

3 ¡Te ha llegado el fin! Descargaré mi ira sobre ti; te juzgaré según tu conducta y te pediré cuentas de todas tus acciones detestables.

4 No voy a tratarte con piedad ni a tener compasión de ti, sino que te haré pagar cara tu conducta y tus prácticas repugnantes. Así sabrás que yo soy el Señor.

5 Así dice el Señor omnipotente: ¡Las desgracias se siguen unas a otras!

6 ¡Ya viene la hecatombe; tu fin es inminente!

7 Te ha llegado la hora, habitante del país. Ya viene la hora, ya se acerca el día. En las montañas hay pánico y no alegría.

8 Voy a descargar sobre ti mi furor; desahogaré mi enojo contra ti. Te juzgaré según tu conducta; te pediré cuentas por todas tus acciones detestables.

9 No voy a tratarte con piedad ni a tener compasión de ti, sino que te haré pagar cara tu conducta y tus prácticas repugnantes. Así sabrás que yo, el Señor, también puedo herir.

10 »¡Ya llegó el día! ¡Ya está aquí! ¡Tu suerte está echada! Florece la injusticia, germina el orgullo,

11 y la violencia produce frutos de maldad. Nada quedará de vosotros ni de vuestra multitud; nada de vuestra riqueza ni de vuestra opulencia.

12 Llegó la hora; éste es el día. Que no se alegre el que compra ni llore el que vende, porque mi enojo caerá sobre toda la multitud.

13 Y aunque el vendedor siga con vida, no recuperará lo vendido. Porque no se revocará la visión referente a toda su multitud, y por su culpa nadie podrá conservar la vida.

14 Aunque toquen la trompeta y preparen todo, nadie saldrá a la batalla, porque mi enojo caerá sobre toda la multitud.

15 Allá afuera hay guerra; y aquí adentro, peste y hambre. El que esté en el campo morirá a filo de espada, y el que esté en la ciudad se morirá de hambre y de peste.

16 Los que logren escapar se quedarán en las montañas como palomas del valle, cada uno llorando por su maldad.

17 Desfallecerá todo brazo y temblará toda rodilla.

18 Se vestirán de luto, y el terror los dominará. Se llenarán de vergüenza y se convertirán en objeto de burla.

19 La plata la arrojarán a las calles, y el oro lo verán como basura. En el día de la ira del Señor, ni su oro ni su plata podrán salvarlos, ni les servirán para saciar su hambre y llenarse el estómago, porque el oro fue el causante de su caída.

20 Se enorgullecían de sus joyas hermosas, y las usaron para fabricar sus imágenes detestables y sus ídolos despreciables. Por esta razón convertiré esas joyas en algo repugnante.

21 Haré que vengan los extranjeros y se las roben, y que los malvados de la tierra se las lleven y las profanen.

22 Alejaré de ellos mi presencia, y mi templo será profanado; entrarán los invasores y lo profanarán.

23 »Prepara las cadenas porque el país se ha llenado de sangre, y la ciudad está llena de violencia.

24 Haré que las naciones más violentas vengan y se apoderen de sus casas. Pondré fin a la soberbia de los poderosos, y sus santuarios serán profanados.

25 Cuando la desesperación los atrape, en vano buscarán la paz.

26 Una tras otra vendrán las desgracias, al igual que las malas noticias. Del profeta demandarán visiones; la instrucción se alejará del sacerdote, y a los jefes del pueblo no les quedarán consejos.

27 El rey hará duelo, el príncipe se cubrirá de tristeza, y temblarán las manos del pueblo. Yo los trataré según su conducta, y los juzgaré según sus acciones. Así sabrán que yo soy el Señor.»

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Ezequiel 7

Ezequiel 7 - Introducción

* La desolación de la tierra. (1-15) La angustia de los pocos que deberían escapar. (16-22) El cautiverio. (23-27)

Ezequiel 7:1-15

1-15 La brusquedad de esta profecía y las muchas repeticiones muestran que el profeta se vio profundamente afectado por la posibilidad de estas calamidades. Tal será la destrucción de los pecadores; porque ninguno puede evitarlo. ¡Oh, que la maldad de los malvados termine antes de que los ponga fin! El problema es para el impenitente solo un mal, endurece sus corazones y agita sus corrupciones; pero hay aquellos para quienes está santificado por la gracia de Dios, y es un medio de mucho bien. El día de los problemas reales está cerca, no es un mero eco o un rumor de problemas. Cualesquiera que sean los frutos de los juicios de Dios, nuestro pecado es la raíz de ellos. Estos juicios serán universales. Y Dios será glorificado en todo. Ahora es el día de la paciencia y la misericordia del Señor, pero el tiempo de los problemas del pecador está cerca.

Ezequiel 7:16-22

16-22 Tarde o temprano, el pecado causará tristeza; y aquellos que no se arrepientan de su pecado, pueden ser justificados para que lo defiendan. Hay muchos cuya riqueza es su trampa y ruina; y ganar el mundo es perder sus almas. Las riquezas no se benefician en el día de la ira. La riqueza de este mundo no tiene eso que responda a los deseos del alma, ni sea una satisfacción en un día de angustia. El templo de Dios los sostendrá en ningún lugar. Esos no son dignos de ser honrados con la forma de piedad, que no será gobernada por su poder.

Ezequiel 7:23-27

23-27 Quien rompa los lazos de la ley de Dios, se encontrará atado y retenido por las cadenas de sus juicios. Como se animaron unos a otros a pecar, Dios los desanimaría. Todos deben estar en problemas cuando Dios viene a juzgarlos de acuerdo con sus desiertos. Que el Señor nos permita buscar esa parte buena que no será quitada.


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Biblia al Día (BAD)

Copyright © Editorial "Mundo Hispano" en 1989, inspirada en la versión americana "The Living Bible".

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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