Deuteronomio 12 - Comentario Bíblico de Matthew HenryDeuteronomio 121 »Éstos son los preceptos y las normas que tendréis cuidado de poner en práctica mientras viváis en la tierra que el Señor y Dios de vuestros antepasados os ha dado en posesión: 2 Destruiréis por completo todos los lugares donde adoran a sus dioses las naciones que vosotros vais a desposeer, es decir, en las montañas, en las colinas y debajo de todo árbol frondoso. 3 »Demoleréis sus altares, haréis pedazos sus piedras sagradas, les prenderéis fuego a sus imágenes de la diosa Aserá, derribaréis sus ídolos y borraréis de esos lugares los nombres de sus dioses. 4 »No haréis lo mismo con el Señor vuestro Dios, 5 sino que iréis y lo buscaréis en el lugar donde, de entre todas vuestras tribus, él decida habitar. 6 Allí llevaréis vosotros vuestros holocaustos, sacrificios, diezmos, contribuciones, promesas, ofrendas voluntarias, y los primogénitos de vuestros ganados y rebaños. 7 Allí, en la presencia del Señor vuestro Dios, vosotros y vuestras familias comeréis y os regocijaréis por los logros de vuestro trabajo, porque el Señor vuestro Dios os habrá bendecido. 8 »Vosotros no haréis allí lo que ahora hacemos aquí, donde cada uno hace lo que mejor le parece, 9 pues todavía no habéis entrado en el reposo ni en la herencia que os da el Señor vuestro Dios. 10 Pero vosotros cruzaréis el río Jordán y viviréis en la tierra que el Señor vuestro Dios os da en herencia; él os librará de vuestros enemigos que os rodean, y vosotros viviréis seguros. 11 Y al lugar donde el Señor vuestro Dios decida habitar llevaréis todo lo que os he ordenado: holocaustos, sacrificios, diezmos, contribuciones, y las ofrendas más selectas que le hayáis prometido al Señor. 12 Y os regocijaréis en la presencia del Señor vuestro Dios, junto con vuestros hijos e hijas, con vuestros esclavos y esclavas, y con los levitas que vivan en vuestras ciudades, pues ellos no tendrán ninguna posesión ni herencia. 13 »Cuando ofrezcas holocaustos, cuídate de no hacerlo en el lugar que te plazca. 14 Los ofrecerás sólo en el lugar que el Señor elija en una de tus tribus, y allí harás todo lo que yo te ordeno. 15 Sin embargo, siempre que lo desees podrás matar animales y comer su carne en cualquiera de tus ciudades, según el Señor tu Dios te haya bendecido. Podrás comerla, estés o no ritualmente puro, como si se tratara de carne de gacela o de ciervo. 16 Pero no deberás comer la sangre, sino que la derramarás en la tierra como si fuera agua. 17 »No podrás comer en tus ciudades el diezmo de tu trigo, de tu vino o de tu aceite, ni los primogénitos de tus ganados y de tus rebaños, ni lo que hayas prometido dar, ni tus ofrendas voluntarias ni tus contribuciones. 18 Disfrutarás de ellos en presencia del Señor tu Dios, en el lugar que él elija. Así también lo harán tu hijo y tu hija, tu esclavo y tu esclava, y los levitas que vivan en tus ciudades, y te alegrarás ante el Señor tu Dios por los logros de tu 19 Cuídate de no abandonar al levita mientras vivas en tu tierra. 20 »Cuando el Señor tu Dios haya extendido tu territorio, según te lo ha prometido, y digas: “¡Cómo quisiera comer carne!”, podrás comer toda la carne que quieras. 21 Si queda demasiado lejos el lugar donde el Señor tu Dios decida habitar, podrás sacrificar animales de tus ganados y rebaños, según mis instrucciones, y comer en tus pueblos todo lo que quieras. 22 Come de su carne como si fuera carne de gacela o de ciervo. Estés o no ritualmente puro, podrás comerla. 23 Pero asegúrate de no comer la sangre, porque la sangre es la vida. No debes comer la vida con la carne. 24 En lugar de comerla, derrámala en la tierra como si fuera agua. 25 No comas la sangre, para que te vaya bien a ti y a tu descendencia, pues estarás haciendo lo recto a los ojos del Señor. 26 »Las cosas que hayas consagrado, y las ofrendas que hayas prometido, prepáralas y llévalas al lugar que el Señor habrá de elegir. 27 Tanto la carne como la sangre de tus holocaustos las ofrecerás sobre el altar del Señor tu Dios. Derramarás la sangre sobre el altar, pero podrás comer la carne. 28 »Ten cuidado de obedecer todos estos mandamientos que yo te he dado, para que siempre te vaya bien, lo mismo que a tu descendencia. Así habrás hecho lo bueno y lo recto a los ojos del Señor tu Dios. 29 »Ante tus propios ojos el Señor tu Dios exterminará a las naciones que vas a invadir y desposeer. Cuando las hayas expulsado y te hayas establecido en su tierra, 30 después de haberlas destruido cuídate de no seguir su ejemplo y caer en la trampa de inquirir acerca de sus dioses. No preguntes: “¿Cómo adoraban estas naciones a sus dioses, para que yo pueda hacer lo mismo?” 31 No adorarás de esa manera al Señor tu Dios, porque al Señor le resulta abominable todo lo que ellos hacen para honrar a sus dioses. ¡Hasta quemaban a sus hijos e hijas en el fuego como sacrificios a sus dioses! 32 »Cuídate de poner en práctica todo lo que te ordeno, sin añadir ni quitar nada. Deuteronomio 12Deuteronomio 12 - Introducción* Monumentos de idolatría a ser destruidos. (1-4) El lugar del servicio de Dios a ser guardado. (5-32) Deuteronomio 12:1-41-4 Moisés llega a los estatutos que debía impartir a Israel y comienza con aquellos que se relacionan con la adoración de Dios. Se les ordena a los israelitas que no introduzcan los ritos y prácticas de los idólatras en la adoración de Dios, ni siquiera bajo el pretexto de mejorarla. No podemos servir a Dios y a las riquezas; ni adorar al Dios verdadero y a los ídolos; ni depender de Cristo Jesús y de confianzas supersticiosas o autojustificantes. Deuteronomio 12:5-325-32 El mandato de llevar TODOS los sacrificios a la puerta del tabernáculo se explicó ahora en referencia a la tierra prometida. En cuanto al servicio moral, entonces, como ahora, los hombres podían orar y adorar en cualquier lugar, como lo hacían en sus sinagogas. El lugar que Dios elegiría se dice que sería el lugar donde Él pondría Su nombre. Sería Su morada, donde, como Rey de Israel, sería encontrado por todos los que lo buscaran con reverencia. Ahora, bajo el evangelio, no tenemos templo ni altar que santifique la ofrenda sino solo Cristo; y en cuanto a los lugares de adoración, los profetas predijeron que en cada lugar se ofrecería incienso espiritual, Malaquías 1:11. Nuestro Salvador declaró que son aceptados como verdaderos adoradores los que adoran a Dios con sinceridad y verdad, sin tener en cuenta ni este monte ni Jerusalén, Juan 4:21. Y un israelita devoto podía honrar a Dios, mantener comunión con Él y obtener misericordia de Él, aunque no tuviera la oportunidad de llevar un sacrificio a Su altar. El trabajo para Dios debe hacerse con santa alegría y felicidad. Incluso los niños y los siervos deben alegrarse delante de Dios; los servicios de la religión deben ser un placer y no una tarea o un trabajo duro. Es deber de las personas ser amables con sus ministros, quienes les enseñan bien y les dan buenos ejemplos. Mientras vivamos, necesitamos su ayuda, hasta que lleguemos a ese mundo donde no se necesitarán ordenanzas. Ya sea que comamos o bebamos, o hagamos cualquier cosa, se nos ordena hacerlo todo para la gloria de Dios. Y debemos hacer todo en el nombre del Señor Jesucristo, dando gracias al Padre por medio de Él. Ni siquiera deben inquirir en los modos y formas de la adoración idólatra. ¿De qué les serviría conocer esas profundidades de Satanás? Y nuestra satisfacción interior será cada vez mayor, a medida que abundemos en amor y buenas obras, que brotan de la fe y la morada del Espíritu de Cristo. |
Copyright © Editorial "Mundo Hispano" en 1989, inspirada en la versión americana "The Living Bible".
Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit