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Deuteronomio 10 - Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Deuteronomio 10

1 »En aquel tiempo el Señor me dijo: “Talla dos tablas de piedra iguales a las primeras, y haz un arca de madera; después de eso, sube a la montaña para encontrarte conmigo.

2 Yo escribiré en esas tablas las mismas palabras que estaban escritas en las primeras, y después las guardarás en el arca.”

3 »Hice, pues, el arca de madera de acacia, y tallé dos tablas de piedra como las primeras; luego subí a la montaña llevando en las manos las dos tablas.

4 En esas tablas, que luego me entregó, el Señor escribió lo mismo que había escrito antes, es decir, los diez mandamientos que os dio a vosotros el día en que estábamos todos reunidos en asamblea, cuando habló desde el fuego en la montaña.

5 En seguida bajé de la montaña y guardé las tablas en el arca que había hecho. Y allí permanecen, tal como me lo ordenó el Señor.»

6 Después los israelitas se trasladaron de los pozos de Berot Bené Yacán a Moserá. Allí murió Aarón y fue sepultado, y su hijo Eleazar le sucedió en el sacerdocio.

7 De allí se fueron a Gudgoda, y siguieron hasta Jotbata, tierra con abundantes corrientes de agua.

8 En aquel tiempo el Señor designó la tribu de Leví para llevar el arca del pacto y estar en su presencia, y para ministrar y pronunciar bendiciones en su nombre, como hasta hoy lo hace.

9 Por eso los levitas no tienen patrimonio alguno entre sus hermanos, pues el Señor es su herencia, como él mismo lo ha declarado.

10 «Yo me quedé en la montaña cuarenta días y cuarenta noches, como lo hice la primera vez, y también esta vez el Señor me escuchó. Como no era su voluntad destruiros,

11 el Señor me dijo: “Ve y guía al pueblo en su camino, para que entren y tomen posesión de la tierra que juré a sus antepasados que les daría.”

12 »Y ahora, Israel, ¿qué te pide el Señor tu Dios? Simplemente que le temas y andes en todos sus caminos, que lo ames y le sirvas con todo tu corazón y con toda tu alma,

13 y que cumplas los mandamientos y los preceptos que hoy te manda cumplir, para que te vaya bien.

14 »Al Señor tu Dios le pertenecen los cielos y lo más alto de los cielos, la tierra y todo lo que hay en ella.

15 Sin embargo, él se encariñó con tus antepasados y los amó; y a ti, que eres su descendencia, te eligió de entre todos los pueblos, como lo vemos hoy.

16 Por eso, despójate de lo pagano que hay en tu corazón, y ya no seas terco.

17 Porque el Señor tu Dios es Dios de dioses y Señor de señores; él es el gran Dios, poderoso y terrible, que no actúa con parcialidad ni acepta sobornos.

18 Él defiende la causa del huérfano y de la viuda, y muestra su amor por el extranjero, proveyéndole ropa y alimentos.

19 Así mismo debes tú mostrar amor por los extranjeros, porque también tú fuiste extranjero en Egipto.

20 Teme al Señor tu Dios y sírvele. Aférrate a él y jura sólo por su nombre.

21 Él es el motivo de tu alabanza; él es tu Dios, el que hizo en tu favor las grandes y maravillosas hazañas que tú mismo presenciaste.

22 Setenta eran los antepasados tuyos que bajaron a Egipto, y ahora el Señor tu Dios te ha hecho un pueblo tan numeroso como las estrellas del cielo.

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Deuteronomio 10

Deuteronomio 10 - Introducción

* Las misericordias de Dios con Israel después de su rebelión. (1-11) Una exhortación a la obediencia. (12-22)

Deuteronomio 10:1-11

1-11 Moisés les recordó a los israelitas la gran misericordia de Dios hacia ellos, a pesar de sus provocaciones. Había cuatro cosas en las cuales el Señor se mostró reconciliado con Israel. Dios les dio su ley. Así, Dios nos ha confiado Biblias, días de reposo y sacramentos, como señales de su presencia y favor. Dios los condujo hacia Canaán. Él designó un ministerio permanente entre ellos para cosas santas. Y ahora, bajo el evangelio, cuando el derramamiento del Espíritu es más abundante y poderoso, la sucesión es mantenida por la obra del Espíritu en los corazones de los hombres, calificando y haciendo que algunos estén dispuestos a esa obra en todas las épocas. Dios aceptó a Moisés como defensor o intercesor de ellos, y por lo tanto lo nombró como su príncipe y líder. Moisés fue un tipo de Cristo, que vive, suplica por nosotros, y tiene todo el poder en el cielo y en la tierra.

Deuteronomio 10:12-22

12-22 Aquí se nos enseña nuestro deber hacia Dios en nuestros principios y prácticas. Debemos temer al Señor nuestro Dios. Debemos amarlo y deleitarnos en la comunión con él. Debemos caminar en los caminos que él nos ha señalado. Debemos servirlo con todo nuestro corazón y alma. Lo que hacemos en su servicio debemos hacerlo con alegría y buena voluntad. Debemos guardar sus mandamientos. Hay verdadero honor y placer en la obediencia. Debemos dar honor a Dios; y a él debemos adherirnos, como a alguien a quien amamos y nos deleitamos, en quien confiamos y de quien tenemos grandes expectativas. Aquí se nos enseña nuestro deber hacia nuestro prójimo. Los dones comunes de Dios a la humanidad nos obligan a honrar a todos los hombres. Y aquellos que han estado en aflicción y han encontrado misericordia con Dios, deben estar listos para mostrar amabilidad a aquellos que están en la misma aflicción. Aquí se nos enseña nuestro deber hacia nosotros mismos. Circunciden sus corazones. Arrojen todas las aficiones y inclinaciones corruptas que les impiden temer y amar a Dios. Por naturaleza, no amamos a Dios. Este es el pecado original, la fuente de donde procede nuestra maldad; y la mente carnal es enemiga de Dios, porque no está sujeta a la ley de Dios, ni puede serlo realmente; así que aquellos que están en la carne no pueden agradar a Dios,  Romanos 8:5. Vayamos, sin demora ni reserva, y adherímonos a nuestro Dios reconciliado en Jesucristo, para que lo amemos, sirvamos y obedezcamos de manera aceptable, y seamos transformados día a día a su imagen, de gloria en gloria, por el Espíritu del Señor. Consideren la grandeza y la gloria de Dios; y su bondad y gracia; estos nos persuaden a hacer nuestro deber. ¡Espíritu bendito! Oh, por tus influencias purificadoras, perseverantes y renovadoras, para que, siendo llamados fuera del estado de extraños, como lo fueron nuestros padres, podamos encontrarnos entre el número de los hijos de Dios y que nuestra porción esté entre los santos.


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Biblia al Día (BAD)

Copyright © Editorial "Mundo Hispano" en 1989, inspirada en la versión americana "The Living Bible".

Comentario Bíblico de Matthew Henry

Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit

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