1 Samuel 10 - Comentario Bíblico de Matthew Henry1 Samuel 101 Entonces Samuel tomó un frasco de aceite y lo derramó sobre la cabeza de Saúl. Luego lo besó y le dijo:—¡Es el Señor quien te ha ungido para que gobiernes a su pueblo! 2 Hoy mismo, cuando te alejes de mí y llegues a Selsa, en el territorio de Benjamín, cerca de la tumba de Raquel verás a dos hombres. Ellos te dirán: “Ya encontramos las burras que andabas buscando. Pero tu padre ya no piensa en las burras, sino 3 »Más adelante, cuando llegues a la encina de Tabor, te encontrarás con tres hombres que se dirigen a Betel para adorar a Dios. Uno de ellos lleva tres cabritos; otro, tres panes; y el otro, un odre de vino. 4 Después de saludarte, te entregarán dos panes. Acéptalos. 5 »De ahí llegarás a Guibeá de Dios, donde hay una guarnición filistea. Al entrar en la ciudad te encontrarás con un grupo de profetas que bajan del santuario en el cerro. Vendrán profetizando, precedidos por músicos que tocan liras, panderetas, 6 Entonces el Espíritu del Señor vendrá sobre ti con poder, y tú profetizarás con ellos y serás una nueva persona. 7 Cuando se cumplan estas señales que has recibido, podrás hacer todo lo que esté a tu alcance, pues Dios estará contigo. 8 »Baja luego a Guilgal antes que yo. Allí me reuniré contigo para ofrecer holocaustos y sacrificios de comunión, y cuando llegue, te diré lo que tienes que hacer. Pero tú debes esperarme siete días. 9 Cuando Saúl se dio la vuelta para alejarse de Samuel, Dios le cambió el corazón, y ese mismo día se cumplieron todas esas señales. 10 En efecto, al llegar Saúl y su criado a Guibeá, un grupo de profetas les salió al encuentro. Entonces el Espíritu de Dios vino con poder sobre Saúl, quien cayó en trance profético junto con ellos. 11 Los que desde antes lo conocían, al verlo profetizar junto con los profetas se preguntaban unos a otros:—¿Qué le pasa a Saúl hijo de Quis? ¿Acaso él también es uno de los profetas? 12 Alguien que vivía allí replicó:—¿Y quién es el responsable de ellos?De ahí viene el dicho: «¿Acaso también Saúl es uno de los profetas?» 13 Cuando Saúl acabó de profetizar, subió al santuario del cerro. 14 Su tío les preguntó a él y a su criado:—¿Y dónde estabais vosotros?—Andábamos buscando las burras —respondió Saúl—; pero como no dábamos con ellas, fuimos a ver a Samuel. 15 —Cuéntame lo que os dijo Samuel —pidió el tío de Saúl. 16 —Nos aseguró que ya habían encontrado las burras.Sin embargo, Saúl no le contó a su tío lo que Samuel le había dicho acerca del reino. 17 Después de esto, Samuel convocó al pueblo de Israel para que se presentara ante el Señor en Mizpa. 18 Allí les dijo a los israelitas:«Así dice el Señor, Dios de Israel: “Yo saqué a Israel de Egipto. Yo os libré a vosotros del poder de los egipcios y de todos los reinos que os oprimían.” 19 Ahora, sin embargo, vosotros habéis rechazado a vuestro Dios, quien os libra de todas las calamidades y aflicciones. Habéis dicho: “¡No! ¡Danos un rey que nos gobierne!” Por tanto, presentaos ahora ante el Señor por tribus y por familias.» 20 Dicho esto, Samuel hizo que se acercaran todas las tribus de Israel y, al echar la suerte, fue escogida la tribu de Benjamín. 21 Luego mandó que se acercara la tribu de Benjamín, familia por familia, y la suerte cayó sobre la familia de Matri, y finalmente sobre Saúl hijo de Quis. Entonces fueron a buscar a Saúl, pero no lo encontraron, 22 de modo que volvieron a consultar al Señor:—¿Ha venido aquí ese hombre?—Sí —respondió el Señor—, pero se ha escondido entre el equipaje. 23 Fueron corriendo y lo sacaron de allí. Y cuando Saúl se puso en medio de la gente, vieron que era tan alto que nadie le llegaba al hombro. 24 Dijo entonces Samuel a todo el pueblo:—¡Mirad al hombre que el Señor ha escogido! ¡No hay nadie como él en todo el pueblo!—¡Viva el rey! —exclamaron todos. 25 A continuación, Samuel le explicó al pueblo las leyes del reino y las escribió en un libro que depositó ante el Señor. Luego mandó que todos regresaran a sus casas. 26 También Saúl se fue a su casa en Guibeá, acompañado por un grupo de hombres leales, a quienes el Señor les había movido el corazón. 27 Pero algunos insolentes protestaron: «¿Y éste es el que nos va a salvar?» Y fue tanto su desprecio por Saúl, que ni le ofrecieron regalos. Saúl, por su parte, no les hizo caso. 1 Samuel 101 Samuel 10 - Introducción* Samuel unge a Saúl. (1-8) Saul profetiza. (9-16) Saúl elegido rey. (17-27) 1 Samuel 10:1-81-8 La sagrada unción que se usaba en ese momento apuntaba al gran Mesías, o al Ungido, el Rey de la iglesia y Sumo Sacerdote de nuestra profesión, quien fue ungido con el aceite del Espíritu, no limitadamente, sino sin medida y por encima de todos los sacerdotes y príncipes de la iglesia judía. Para la mayor satisfacción de Saúl, Samuel le da algunas señales que se cumplirían ese mismo día. El primer lugar al que lo dirige es la sepultura de uno de sus antepasados; allí debe recordar su propia mortalidad y ahora que tenía una corona ante él, debe pensar en su sepulcro, donde todo su honor sería reducido al polvo. Desde la época de Samuel, parece que ha habido escuelas o lugares donde se criaban a jóvenes piadosos en el conocimiento de las cosas divinas. Saúl debería sentirse fuertemente motivado a unirse a ellos y se transformaría en otro hombre respecto a lo que había sido. El Espíritu de Dios cambia a los hombres, los transforma de manera maravillosa. Saúl, al alabar a Dios en la comunión de los santos, se convirtió en otro hombre, pero se puede cuestionar si se convirtió en un hombre nuevo. 1 Samuel 10:9-169-16 Las señales que Samuel le había dado a Saúl se cumplieron puntualmente; descubrió que Dios le había dado otro corazón, una disposición de ánimo diferente. Sin embargo, no conviene confiar demasiado en una muestra externa de devoción y en un cambio repentino en el momento presente; Saúl, entre los profetas, seguía siendo Saúl. La unción que recibió se mantuvo en secreto. Él dejó en manos de Dios llevar a cabo su obra a través de Samuel y se quedó a ver cómo se desarrollaría la situación. 1 Samuel 10:17-2717-27 Samuel les dice a la gente: "Hoy han rechazado a su Dios". Saúl, en este momento, no parecía muy interesado en el poder que pronto, cuando lo poseía, no podía imaginar renunciar. Es bueno ser consciente de nuestra indignidad e insuficiencia para los servicios a los que somos llamados; sin embargo, no debemos caer en el extremo contrario al rechazar los empleos a los que el Señor y la iglesia nos llaman. La mayoría de la gente trató el asunto con indiferencia. Saúl modestamente regresó a su casa, pero fue acompañado por un grupo de hombres cuyos corazones Dios dispuso para apoyar su autoridad. Si en algún momento el corazón se inclina hacia el buen camino, es porque Él lo ha tocado. Un solo toque es suficiente cuando es divino. Otros lo despreciaron. Así es como las personas reaccionan ante nuestro exaltado Redentor. Hay un remanente que se somete a él y lo sigue a dondequiera que vaya; son aquellos cuyos corazones Dios ha tocado, a quienes ha hecho dispuestos. Pero hay otros que lo desprecian, que se preguntan: "¿Cómo nos salvará este hombre?". Se ofenden por él, y serán castigados. |
Copyright © Editorial "Mundo Hispano" en 1989, inspirada en la versión americana "The Living Bible".
Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit