1 Reyes 8 - Comentario Bíblico de Matthew Henry1 Reyes 81 Entonces el rey Salomón mandó que los ancianos de Israel, y todos los jefes de las tribus y los patriarcas de las familias israelitas, se congregaran ante él en Jerusalén para trasladar el arca del pacto del Señor desde Sión, la Ciudad de David. 2 Así que en el mes de etanim, durante la fiesta del mes séptimo, todos los israelitas se congregaron ante el rey Salomón. 3 Cuando llegaron todos los ancianos de Israel, los sacerdotes alzaron el arca. 4 Con la ayuda de los levitas, trasladaron el arca del Señor junto con la Tienda de reunión y con todos los utensilios sagrados que había en ella. 5 El rey Salomón y toda la asamblea de Israel reunida con él delante del arca sacrificaron ovejas y bueyes en tal cantidad que fue imposible llevar la cuenta. 6 Luego los sacerdotes llevaron el arca del pacto del Señor a su lugar en el santuario interior del templo, que es el Lugar Santísimo, y la pusieron bajo las alas de los querubines. 7 Con sus alas extendidas sobre ese lugar, los querubines cubrían el arca y sus travesaños. 8 Los travesaños eran tan largos que sus extremos se podían ver desde el Lugar Santo, delante del Lugar Santísimo, aunque no desde afuera; y ahí han permanecido hasta hoy. 9 En el arca sólo estaban las dos tablas de piedra que Moisés había colocado en ella en Horeb, donde el Señor hizo un pacto con los israelitas después de que salieron de Egipto. 10 Cuando los sacerdotes se retiraron del Lugar Santo, la nube llenó el templo del Señor. 11 Y por causa de la nube, los sacerdotes no pudieron celebrar el culto, pues la gloria del Señor había llenado el templo. 12 Entonces Salomón declaró:«Señor, tú has dicho que habitarías en la oscuridad de una nube, 13 y yo te he construido un excelso templo, un lugar donde habites para siempre.» 14 Luego se puso de frente para bendecir a toda la asamblea de Israel que estaba allí de pie, 15 y dijo:«Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que con su mano ha cumplido ahora lo que con su boca le había prometido a mi padre David cuando le dijo: 16 “Desde el día en que saqué de Egipto a mi pueblo Israel, no elegí ninguna ciudad de las tribus de Israel para que en ella se me construyera un templo donde yo habitara, sino que elegí a David para que gobernara a mi pueblo Israel.” 17 »Pues bien, mi padre David tuvo mucho interés en construir un templo en honor del Señor, Dios de Israel, 18 pero el Señor le dijo: “Me agrada que te hayas interesado en construir un templo en mi honor. 19 Sin embargo, no serás tú quien me lo construya, sino un hijo de tus entrañas; él será quien construya el templo en mi honor.” 20 »Ahora el Señor ha cumplido su promesa: Tal como lo prometió, he sucedido a mi padre David en el trono de Israel y he construido el templo en honor del Señor, Dios de Israel. 21 Allí he fijado un lugar para el arca, en la cual está el pacto que el Señor hizo con nuestros antepasados cuando los sacó de Egipto.» 22 A continuación, Salomón se puso delante del altar del Señor y, en presencia de toda la asamblea de Israel, extendió las manos hacia el cielo 23 y dijo:«Señor, Dios de Israel, no hay Dios como tú arriba en el cielo ni abajo en la tierra, pues tú cumples tu pacto de amor con quienes te sirven y te siguen de todo corazón. 24 Has llevado a cabo lo que le dijiste a tu siervo David, mi padre; y este día has cumplido con tu mano lo que con tu boca le prometiste. 25 »Ahora, Señor, Dios de Israel, cumple también la promesa que le hiciste a tu siervo, mi padre David, cuando le dijiste: “Si tus hijos observan una buena conducta y me siguen como tú lo has hecho, nunca te faltará un descendiente que ocupe el tr 26 Dios de Israel, ¡confirma ahora la promesa que le hiciste a mi padre David, tu siervo! 27 »Pero ¿será posible, Dios mío, que tú habites en la tierra? Si los cielos, por altos que sean, no pueden contenerte, ¡mucho menos este templo que he construido! 28 Sin embargo, Señor mi Dios, atiende la oración y la súplica de este tu siervo. Oye el clamor y la oración que hoy elevo en tu presencia. 29 ¡Que tus ojos estén abiertos día y noche sobre este templo, el lugar donde decidiste habitar, para que oigas la oración que tu siervo te eleva aquí! 30 Oye la súplica de tu siervo y de tu pueblo Israel cuando oren en este lugar. Oye desde el cielo, donde habitas; ¡escucha y perdona! 31 »Si alguien peca contra su prójimo y se le exige venir a este templo para jurar ante tu altar, 32 óyelo tú desde el cielo y juzga a tus siervos. Condena al culpable, y haz que reciba su merecido; absuelve al inocente, y vindícalo por su rectitud. 33 »Cuando tu pueblo Israel sea derrotado por el enemigo por haber pecado contra ti, si luego se vuelve a ti para honrar tu nombre, y ora y te suplica en este templo, 34 óyelo tú desde el cielo, y perdona su pecado y hazlo regresar a la tierra que les diste a sus antepasados. 35 »Cuando tu pueblo peque contra ti y tú lo aflijas cerrando el cielo para que no llueva, si luego ellos oran en este lugar y honran tu nombre y se arrepienten de su pecado, 36 óyelos tú desde el cielo y perdona el pecado de tus siervos, de tu pueblo Israel. Guíalos para que sigan el buen camino, y envía la lluvia sobre esta tierra, que es tuya, pues tú se la diste a tu pueblo por herencia. 37 »Cuando en el país haya hambre, peste, sequía, o plagas de langostas o saltamontes en los sembrados, o cuando el enemigo sitie alguna de nuestras ciudades; en fin, cuando venga cualquier calamidad o enfermedad, 38 si luego cualquier israelita, consciente de su propia culpa, extiende sus manos hacia este templo, y ora y te suplica, 39 óyelo tú desde el cielo, donde habitas, y perdónalo. Trata a cada uno según su conducta, la cual tú conoces, puesto que sólo tú escudriñas el corazón humano. 40 Así todos tendrán temor de ti mientras vivan en la tierra que les diste a nuestros antepasados. 41 »Trata de igual manera al extranjero que no pertenece a tu pueblo Israel, pero que atraído por tu fama ha venido de lejanas tierras. 42 (En efecto, los pueblos oírán hablar de tu gran nombre y de tus despliegues de fuerza y poder.) Cuando ese extranjero venga y ore en este templo, 43 óyelo tú desde el cielo, donde habitas, y concédele cualquier petición que te haga. Así todos los pueblos de la tierra conocerán tu nombre y, al igual que tu pueblo Israel, tendrán temor de ti y comprenderán que en este templo que he construido 44 »Señor, cuando saques a tu pueblo para combatir a sus enemigos, sea donde sea, si el pueblo ora a ti y dirige la mirada hacia la ciudad que has escogido, hacia el templo que he construido en tu honor, 45 oye tú desde el cielo su oración y su súplica, y defiende su causa. 46 »Ya que no hay ser humano que no peque, si tu pueblo peca contra ti, y tú te enojas con ellos y los entregas al enemigo para que se los lleven cautivos a otro país, lejano o cercano, 47 si en el destierro, en el país de los vencedores, se arrepienten y se vuelven a ti, y oran a ti diciendo: “Somos culpables, hemos pecado, hemos hecho lo malo”, 48 y allí en la tierra de sus enemigos que los tomaron cautivos se vuelven a ti de todo corazón y con toda el alma, y oran a ti y dirigen la mirada hacia la tierra que les diste a sus antepasados, hacia la ciudad que has escogido y hacia el templo 49 oye tú su oración y su súplica desde el cielo, donde habitas, y defiende su causa. 50 Perdona a tu pueblo, que ha pecado contra ti; perdona todas las ofensas que te haya infligido. Haz que sus enemigos le muestren clemencia, 51 pues Israel es tu pueblo y tu heredad; ¡tú lo sacaste de aquel horno de fundición que es Egipto! 52 »¡Dígnate mantener atentos tus oídos a la súplica de este tu siervo y a la plegaria de tu pueblo Israel! ¡Escúchalos cada vez que te invoquen! 53 Tú los apartaste de todas las naciones del mundo para que fueran tu heredad. Así lo manifestaste por medio de tu siervo Moisés cuando tú, Señor y Dios, sacaste de Egipto a nuestros antepasados.» 54 Salomón había estado ante el altar del Señor, de rodillas y con las manos extendidas hacia el cielo. Cuando terminó de orar y de hacer esta súplica al Señor, se levantó 55 y, puesto de pie, bendijo en voz alta a toda la asamblea de Israel, diciendo: 56 «¡Bendito sea el Señor, que conforme a sus promesas ha dado descanso a su pueblo Israel! No ha dejado de cumplir ni una sola de las gratas promesas que hizo por medio de su siervo Moisés. 57 Que el Señor nuestro Dios esté con nosotros, como estuvo con nuestros antepasados; que nunca nos deje ni nos abandone. 58 Que incline nuestro corazón hacia él, para que sigamos todos sus caminos y cumplamos los mandamientos, decretos y leyes que les dio a nuestros antepasados. 59 Y que día y noche el Señor tenga presente todo lo que le he suplicado, para que defienda la causa de este su siervo y la de su pueblo Israel, según la necesidad de cada día. 60 Así todos los pueblos de la tierra sabrán que el Señor es Dios, y que no hay otro. 61 Y ahora, dedíquense por completo al Señor nuestro Dios; vivan según sus decretos y cumplan sus mandamientos, como ya lo hacen.» 62 Entonces el rey, con todo Israel, ofreció sacrificios en presencia del Señor. 63 Como sacrificio de comunión, Salomón ofreció al Señor veintidós mil bueyes y ciento veinte mil ovejas. Así fue como el rey y todos los israelitas dedicaron el templo del Señor. 64 Aquel mismo día el rey consagró la parte central del atrio, que está frente al templo del Señor, y allí presentó los holocaustos, las ofrendas de cereales y la grasa de los sacrificios de comunión, ya que el altar de bronce que estaba ante el S 65 Y así, en presencia del Señor, Salomón y todo Israel celebraron la fiesta durante siete días, extendiéndola luego siete días más: ¡catorce días de fiesta en total! A la fiesta llegó gente de todas partes, desde Lebó Jamat hasta el río de Egipto 66 Al final, Salomón despidió al pueblo, y ellos bendijeron al rey y regresaron a sus casas, contentos y llenos de alegría por todo el bien que el Señor había hecho en favor de su siervo David y de su pueblo Israel. 1 Reyes 81 Reyes 8 - Introducción* La dedicación del templo. (1-11) La ocasión. (12-21) la oración de Salomón. (22-53) su bendición y exhortación. (54-61) las ofrendas de paz de Salomón. (62-66) 1 Reyes 8:1-111-11 La introducción del arca es el fin que debe coronar la obra: esto se hizo con gran solemnidad. El arca se fijó en el lugar designado para su descanso en la parte interior de la casa, de donde esperaban que Dios les hablara, incluso en el lugar santísimo. Las varas del arca se extendían para dirigir al sumo sacerdote al propiciatorio sobre el arca, cuando entraba, una vez al año, para rociar la sangre allí; para que continuaran utilizándose, aunque ya no había ocasión de llevarlo consigo. La gloria de Dios que aparece en una nube puede significar: 1. La oscuridad de esa dispensación, en comparación con la luz del evangelio, por la cual, con la cara abierta, contemplamos, como en un vaso, la gloria del Señor. 2. La oscuridad de nuestro estado actual, en comparación con la vista de Dios, que será la felicidad del cielo, donde se revela la gloria divina. 1 Reyes 8:12-2112-21 Salomón animó a los sacerdotes, que estaban muy asombrados por la nube oscura. Las dispensaciones oscuras de la Providencia deberían acelerarnos para huir en busca de refugio a la esperanza del evangelio. Nada puede reconciliarnos más con ellos que considerar lo que Dios ha dicho y comparar su palabra y su trabajo conjunto. Independientemente del bien que hagamos, debemos considerarlo como el cumplimiento de la promesa de Dios a nosotros, no de nuestras promesas a él. 1 Reyes 8:22-5322-53 En esta excelente oración, Salomón hace lo que debemos hacer en cada oración; Él da gloria a Dios. Nuevas experiencias de la verdad de las promesas de Dios requieren grandes alabanzas. Él demanda por gracia y favor de Dios. Las experiencias que tenemos de Dios cumpliendo sus promesas, deberían alentarnos a depender de ellas, y rogarles con él; y aquellos que esperan más misericordias, deben estar agradecidos por las antiguas misericordias. Las promesas de Dios deben ser la guía de nuestros deseos y el fundamento de nuestras esperanzas y expectativas en la oración. Los sacrificios, el incienso y todo el servicio del templo eran todos típicos de los oficios, la ofrenda y la intercesión del Redentor. El templo, por lo tanto, debía ser recordado continuamente. Bajo una palabra, "perdona", Salomón expresó todo lo que podía pedir en nombre de su pueblo. Porque, como toda la miseria brota del pecado, el perdón del pecado prepara el camino para la eliminación de todo mal y la recepción de todo bien. Sin ella, ninguna liberación puede ser una bendición. Además de la enseñanza de la Palabra de Dios, Salomón suplicó al Señor mismo que enseñara a la gente a sacar provecho de todos, incluso por sus castigos. Conocerán a cada hombre la plaga de su propio corazón, qué es lo que le duele; y extenderán sus manos en oración hacia esta casa; ya sea que el problema sea de cuerpo o mente, lo representarán ante Dios. Las cargas internas parecen especialmente significadas. El pecado es la plaga de nuestros propios corazones; nuestras corrupciones internas son nuestras enfermedades espirituales: todo verdadero israelita se esfuerza por conocerlas, para poder mortificarlas y velar contra el surgimiento de ellas. Estos lo ponen de rodillas; lamentando esto, extiende sus manos en oración. Después de muchos detalles, Salomón concluye con la solicitud general de que Dios escuchará a su pueblo de oración. Ningún lugar, ahora, bajo el evangelio, puede agregar a las oraciones hechas en o hacia él. La sustancia es Cristo; cualquier cosa que le pidamos en su nombre, se nos dará. De esta manera el Israel de Dios se establece y santifica, el reincidente se recupera y se cura. De esta manera, se acerca al extraño, se consuela al doliente, se glorifica el nombre de Dios. El pecado es la causa de todos nuestros problemas; El arrepentimiento y el perdón conducen a toda la felicidad humana. 1 Reyes 8:54-6154-61 Nunca se desestimó a una congregación con lo que era más probable que los afectara y que cumpliera con ellos. Lo que Salomón pide en esta oración todavía se concede en la intercesión de Cristo, de la cual su súplica era un tipo. Recibiremos la gracia suficiente, adecuada y razonable, en todo momento de necesidad. Ningún corazón humano está dispuesto a obedecer el llamado del evangelio al arrepentimiento, la fe y la novedad de la vida, caminando en todos los mandamientos del Señor, sin embargo, Salomón exhorta al pueblo a ser perfecto. Este es el método de las Escrituras, es nuestro deber obedecer el mandato de la ley y el llamado del evangelio, ya que hemos violado la ley. Cuando nuestros corazones se inclinan hacia eso, sintiendo nuestra pecaminosidad y debilidad, oramos por ayuda Divina; así somos capaces de servir a Dios a través de Jesucristo. 1 Reyes 8:62-6662-66 Salomón ofreció un gran sacrificio. Mantuvo la fiesta de los tabernáculos, como parece, después de la fiesta de la dedicación. Así deberíamos ir a casa, regocijándonos, de las ordenanzas sagradas, agradecidos por la bondad de Dios |
Copyright © Editorial "Mundo Hispano" en 1989, inspirada en la versión americana "The Living Bible".
Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit