1 Crónicas 29 - Comentario Bíblico de Matthew Henry1 Crónicas 291 El rey David le dijo a toda la asamblea: «Dios ha escogido a mi hijo Salomón, pero para una obra de esta magnitud todavía le falta experiencia. El palacio no es para un hombre sino para Dios el Señor. 2 Con mucho esfuerzo he hecho los preparativos para el templo de Dios. He conseguido oro para los objetos de oro, plata para los de plata, bronce para los de bronce, hierro para los de hierro, madera para los de madera, y piedras de ónice, piedra 3 Además, aparte de lo que ya he conseguido, por amor al templo de mi Dios entrego para su templo todo el oro y la plata que poseo: 4 cien mil kilos de oro de Ofir y doscientos treinta mil kilos de plata finísima, para recubrir las paredes de los edificios, 5 para todos los objetos de oro y de plata, y para toda clase de trabajo que hagan los orfebres. ¿Quién de vosotros quiere hoy dar una ofrenda al Señor?» 6 Entonces los jefes de familia, los jefes de las tribus de Israel, los jefes de mil y de cien soldados, y los encargados de las obras del rey hicieron sus ofrendas voluntarias. 7 Donaron para las obras del templo de Dios ciento sesenta y cinco mil kilos y diez mil monedas de oro, trescientos treinta mil kilos de plata, y alrededor de seiscientos mil kilos de bronce y tres millones trescientos mil kilos de hierro. 8 Los que tenían piedras preciosas las entregaron a Jehiel el guersonita para el tesoro del templo del Señor. 9 El pueblo estaba muy contento de poder dar voluntariamente sus ofrendas al Señor, y también el rey David se sentía muy feliz. 10 Entonces David bendijo así al Señor en presencia de toda la asamblea:«¡Bendito seas, Señor,Dios de nuestro padre Israel,desde siempre y para siempre! 11 Tuyos son, Señor,la grandeza y el poder,la gloria, la victoria y la majestad.Tuyo es todo cuanto hayen el cielo y en la tierra.Tuyo también es el reino,y tú estás por encima de todo. 12 De ti proceden la riqueza y el honor;tú lo gobiernas todo.En tus manos están la fuerza y el poder,y eres tú quien engrandece y fortalece a todos. 13 Por eso, Dios nuestro, te damos gracias,y a tu glorioso nombre tributamos alabanzas. 14 »Pero, ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que podamos darte estas ofrendas voluntarias? En verdad, tú eres el dueño de todo, y lo que te hemos dado, de ti lo hemos recibido. 15 Ante ti, somos extranjeros y peregrinos, como lo fueron nuestros antepasados. Nuestros días sobre la tierra son sólo una sombra sin esperanza. 16 Señor y Dios nuestro, de ti procede todo cuanto hemos conseguido para construir un templo a tu santo nombre. ¡Todo es tuyo! 17 Yo sé, mi Dios, que tú pruebas los corazones y amas la rectitud. Por eso, con rectitud de corazón te he ofrecido voluntariamente todas estas cosas, y he visto con júbilo que tu pueblo, aquí presente, te ha traído sus ofrendas. 18 Señor, Dios de nuestros antepasados Abraham, Isaac e Israel, conserva por siempre estos pensamientos en el corazón de tu pueblo, y dirige su corazón hacia ti. 19 Dale también a mi hijo Salomón un corazón íntegro, para que obedezca y ponga en práctica tus mandamientos, preceptos y leyes. Permítele construir el templo para el cual he hecho esta provisión.» 20 Luego David animó a toda la asamblea: «¡Alabad al Señor vuestro Dios!» Entonces toda la asamblea alabó al Señor, Dios de sus antepasados, y se inclinó ante el Señor y ante el rey. 21 Al día siguiente, ofrecieron sacrificios y holocaustos al Señor por todo Israel: mil becerros, mil carneros y mil corderos, con sus respectivas libaciones, y numerosos sacrificios. 22 Ese día comieron y bebieron con gran regocijo en presencia del Señor.Luego, por segunda vez, proclamaron como rey a Salomón hijo de David, y lo consagraron ante el Señor como rey, y a Sadoc lo ungieron como sacerdote. 23 Y Salomón sucedió en el trono del Señor a su padre David, y tuvo éxito. Todo Israel le obedeció. 24 Todos los jefes, los guerreros y los hijos del rey David rindieron pleitesía al rey Salomón. 25 El Señor engrandeció en extremo a Salomón ante todo Israel, y le otorgó un reinado glorioso, como jamás lo tuvo ninguno de los reyes de Israel. 26 David hijo de Isaí reinó sobre todo Israel. 27 En total, reinó cuarenta años sobre Israel: siete años reinó en Hebrón, y treinta y tres en Jerusalén. 28 Y murió muy anciano y entrado en años, en medio de grandes honores y riquezas, y su hijo Salomón le sucedió en el trono. 29 Todos los hechos del rey David, desde el primero hasta el último, y lo que tiene que ver con su reinado y su poder, y lo que les sucedió a él, a Israel y a los pueblos vecinos, están escritos en las crónicas del vidente Samuel, del profeta Nat 1 Crónicas 291 Crónicas 29 - Introducción* David induce a los príncipes y al pueblo a ofrecer voluntariamente (1-9). Su acción de gracias y oración (10-19). Coronación de Salomón (20-25). Reinado y muerte de David (26-30). 1 Crónicas 29:1-91-9 Lo que se hace en obras de piedad y caridad debe hacerse de forma voluntaria, no por obligación; porque a Dios le agrada un dador alegre. David dio un buen ejemplo. Lo ofreció David no por obligación ni por ostentación, sino porque había puesto su afecto en la casa de Dios y pensaba que nunca podría hacer lo suficiente para promover esa buena obra. Aquellos que quieran guiar a otros hacia el bien deben dar ejemplo ellos mismos. 1 Crónicas 29:10-1910-19 No podemos tener una idea precisa de la magnificencia del templo y los edificios que lo rodeaban, en los cuales se emplearon grandes cantidades de oro y plata. Pero las inescrutables riquezas de Cristo superan el esplendor del templo, mucho más de lo que este superaba a la cabaña más humilde en la tierra. En lugar de jactarse de estas grandes ofrendas, David dio gracias solemnemente al Señor. Todo lo que dieron para el templo del Señor ya le pertenecía; si intentaban retenerlo, la muerte pronto los habría alejado de él. El único uso que podrían darle para su verdadero beneficio era consagrarlo al servicio de Aquel que lo había dado. 1 Crónicas 29:20-2520-25 Esta gran asamblea se unió a David para adorar a Dios. Quien sea la voz de la congregación, solo aquellos que se unen a él obtienen el beneficio, no tanto inclinando la cabeza, sino elevando el alma. Salomón se sentó en el trono del Señor. El reino de Salomón prefiguraba el reino del Mesías, cuyo trono es el trono del Señor. 1 Crónicas 29:26-3026-30 Cuando leemos el segundo libro de Samuel, difícilmente podríamos haber esperado ver a David aparecer tan ilustre en su escena final. Pero su arrepentimiento fue tan notable como su pecado; y su conducta durante sus aflicciones y hacia el final de su vida parece haber tenido un buen efecto en sus súbditos. Bendito sea Dios, incluso el principal de los pecadores puede esperar una partida gloriosa cuando se arrepiente y huye en busca de refugio en la sangre expiatoria del Salvador. Observemos la diferencia entre el espíritu y el carácter del hombre según el corazón de Dios, en vida y en muerte, y aquellos de profesantes sin valor, que se le asemejan solo en sus pecados y que intentan malvadamente excusar sus crímenes con los pecados de él. Vigilemos y oremos para no ser vencidos por la tentación y sorprendidos por el pecado, para no deshonrar a Dios y herir nuestras propias conciencias. Cuando sintamos que hemos ofendido, sigamos el ejemplo de arrepentimiento y paciencia de David, esperando una gloriosa resurrección por medio de nuestro Señor Jesucristo. |
Copyright © Editorial "Mundo Hispano" en 1989, inspirada en la versión americana "The Living Bible".
Autor: Matthew Henry, Traducido al castellano por Francisco la Cueva, Copyright © Spanish House Ministries | Unilit