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Daniel 2:35 - Biblia Nacar-Colunga

35 Entonces el hierro, el barro, el bronce, la plata y el oro se desmenuzaron juntamente y fueron como tamo de las eras en verano; se los llevó el viento, sin que de ellos quedara traza alguna, mientras que la piedra que había herido a la estatua se hizo una gran montaña, que llenó toda la tierra.'

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Dugang nga mga bersyon

Biblia Reina Valera 1960

35 Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

35 La estatua quedó reducida a pequeños trozos de hierro, barro, bronce, plata y oro. Luego el viento se los llevó sin dejar rastro alguno, como la paja cuando se trilla el grano. Sin embargo, la roca que derrumbó la estatua se convirtió en una gran montaña que cubrió toda la tierra.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

35 Y en aquel mismo instante se hicieron trizas el hierro, la arcilla, el bronce, la plata y el oro; el viento se los llevó sin dejar huella como se lleva la paja del trigo en la era durante el verano. Y la piedra que había golpeado a la estatua se convirtió en una gran montaña que abarcó toda la tierra.

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La Biblia Textual 3a Edicion

35 Entonces fueron desmenuzados juntamente el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, que el viento arrebata sin que de ellos quede rastro alguno. Pero la piedra que golpeó a la imagen vino a ser un gran monte que llenó toda la tierra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

35 Entonces se desmenuzaron también el hierro, la arcilla, el bronce, la plata y el oro, y quedaron como tamo de las eras en verano. El viento se los llevó sin dejar rastro alguno; mas la piedra que chocó contra la estatua se convirtió en una gran montaña que llenó toda la tierra.

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Daniel 2:35
28 Cross References  

pero apenas viene el calor, se derriten, a los primeros ardores se extinguen en su lugar.


pero sopla sobre ella el viento, y ya no es más; ni se sabe siquiera su lugar.'


Comerán los pobres, y se saciarán, y alabarán a Yahvé los que le buscan: “¡Viva vuestro corazón siempre!”


Wau. Aún un poco, y el impío ya no será; le buscarás en su lugar, y no estará.'


y he pasado, y ya no era; le busqué, y no le hallé.'


Venid y ved las proezas de Yahvé, los prodigios que obró sobre la tierra.


Póstrese toda la tierra ante ti y entone salmos a tu nombre. Seláh.


Todas las gentes que tú hiciste, vengan, Señor, a postrarse ante ti y honren tu nombre.


No habrá ya más daño ni destrucción en todo mi monte santo, porque estará llena la tierra del conocimiento de Yahvé, como Herían las aguas el mar.


Aprended, pueblos, que seréis quebrantados6; apresta del oído todos vosotros, los de lejanas tierras. Armaos, que vais a ser quebrantados; apercibios, que seréis quebrantados.'


En tiempo de esos reyes, el Dios de los cielos suscitará un reino que no será destruido jamás y que no pasará a poder de otro pueblo; destruirá y desmenuzará a todos esos reinos, mas él permanecerá por siempre.'


Por eso serán como nube mañanera, como pasajero rocío matinal, como paja arrebatada por el viento t y como humo de la chimenea.


Álzate y trilla, hija de Sión, que haré yo tu cuerno cuerno de hierro, y tus pezuñas, pezuñas de bronce, y aplastarás a muchos pueblos, y consagrarás a Yahvé sus despojos, y sus riquezas al Señor de toda la tierra.


Aquel ¿lía pondré a Jerusalén como piedra pesada para todos los pueblos, y cuantos con ella carguen se harán cortaduras, y se reunirán contra ella todas las gentes de la tierra.


Pues preciso es que El reine “hasta poner a todos sus enemigos bajo su pies.”


El séptimo ángel tocó la trompeta, y oyéronse en el cielo grandes voces, que decían: Ya llegó el reino de nuestro Dios y de su Cristo sobre el mundo y remará por los siglos de los siglos.


y peleó el Dragón y sus ángeles, y no pudieron triunfar ni fue hallado su lugar en el cielo.


Vi un trono alto y blanco, y al que en él se sentaba, de cuya presencia huyeron el cielo y la tierra, y no dejaron rastro de sí.


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