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Juan 1:51 - Biblia Jünemann Septuaginta en español

51 Y dícele: «En verdad, en verdad dígoos: veréis el cielo abierto, y los ángeles de Dios ascender y descender sobre el Hijo del hombre».

Tan-awa ang kapitulo Kopyaha


Dugang nga mga bersyon

Biblia Reina Valera 1960

51 Y le dijo: De cierto, de cierto os digo: De aquí en adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

51 Y agregó: «Les digo la verdad, todos ustedes verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del Hombre, quien es la escalera entre el cielo y la tierra».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

51 En verdad les digo que ustedes verán los cielos abiertos y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del Hombre.

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La Biblia Textual 3a Edicion

51 Y le dice: De cierto, de cierto os digo:° Veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que ascienden° y descienden sobre el Hijo del Hombre.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

51 Y le añade: 'De verdad os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del hombre'.

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Juan 1:51
55 Cross References  

Y soñó; y he aquí una escala afianzada en la tierra y su cabeza tocaba el cielo; y he aquí ángeles de Dios ascendían y descendían por ella.


En visión ve el profeta a Dios Y aconteció en el trigésimo año(a), el cuarto mes, el quinto del mes, y yo estaba en medio de la cautividad, sobre el río el Cobar; y abriéronse los cielos, y vi visiones de Dios.


Espada, levántate sobre mis pastores; sobre varón, ciudadano mío, dice el Señor Todopoderoso; herid a los pastores y arrancad las ovejas; y traeré mi mano sobre los pequeños(c).


«Y cuando viniere el Hijo del hombre en su gloria y todos los ángeles con él; entonces se sentará en trono de su gloria;


El Hijo del hombre ciertamente va; según está escrito de él; mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre es entregado; bello le fuera, si no hubiese nacido aquel hombre».


Y bautizado Jesús, luego subió del agua. Y he aquí que se abrieron los cielos; y vio el espíritu de Dios, bajando como paloma, venir sobre él.


Entonces dejóle el diablo, y he aquí que ángeles se acercaron y le sirvieron.


Y dícele Jesús: «Las raposas cuevas tienen y los volátiles del cielo, albergues; pero el Hijo del hombre(c) no tiene dónde la cabeza reclinar».


Y para que veáis que tiene poder el Hijo del hombre sobre la tierra de perdonar pecados— (entonces dice al paralítico): «Levántate, alza tu litera y vete a tu casa».


Y presto, saliendo del agua, vio henderse los cielos y el Espíritu como paloma descendiendo sobre él.


Y Jesús dijo: «Yo soy: y veréis al Hijo del hombre a diestra del Poder y viniendo con las nubes del cielo».


Y de súbito fue con el ángel muchedumbre de milicia celestial, que alababan a Dios, y decían:


Y he aquí un ángel del Señor detúvose sobre ellos, y gloria del Señor circunfulgoróles, y atemorizáronse con gran temor.


Y aparecióle un ángel desde el cielo, confortándole.


Pero, desde ahora, estará el Hijo del hombre sentado a la diestra del poder de Dios».


Y aconteció, vacilando ellas, acerca de esto, que he aquí varones dos presentáronse a ellas en veste relampagueante.


Y aconteció que, bautizándose todo el pueblo, y bautizado Jesús y orando; abrióse el cielo,


Respondió Jesús y díjole: «¿Por qué te dije que te vi por debajo de la higuera, crees? Cosas mayores que éstas verás».


Divinidad de Cristo El buen pastor «En verdad, en verdad dígoos: el que no entra, por la puerta, en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, aquél ladrón es y bandido;


Dijo pues, de nuevo Jesús: «En verdad, en verdad dígoos que yo soy la puerta de las ovejas.


En verdad, en verdad dígoos: no hay siervo mayor que su señor, ni enviado, mayor que quien le envió.


Responde Jesús: «¿Tu alma por mí pondrás? En verdad, en verdad dígote: no gallo cantará, no, hasta que me niegues tres veces».


En verdad, en verdad dígoos, el que cree en mí, las obras que yo hago, también aquél hará, y mayores que éstas hará, porque yo al Padre me voy;


En verdad, en verdad dígoos que plañiréis y trenaréis(b) vosotros, pero el mundo gozará; vosotros os entristeceréis; empero la tristeza de vosotros en gozo trocaráse.


y en aquel día no me preguntaréis nada. En verdad, en verdad dígoos: si algo pidiereis al Padre, daráos en nombre mío.


«En verdad, en verdad dígote: cuando eras más joven, ceñíaste y caminabas a donde querías; mas, cuando envejecieres, extenderán tus manos, y otro te ceñirá y llevará a donde no quieres».


Respondió Jesús y díjole: «En verdad, en verdad, dígote: si alguno no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios».


Respondióle Jesús: «En verdad, en verdad dígote: si alguno no naciere de agua y Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.


Respondió; pues, y díjoles: «En verdad, en verdad dígoos: no puede el Hijo hacer por sí nada, si no algo viere al Padre hacer; pues, lo que aquel hiciere, esto también el Hijo semejantemente hace.


y potestad dióle de juicio hacer, porque Hijo de hombre es.


Respondióles: Jesús y dijo: «En verdad, en verdad dígoos: buscáisme, no porque habéis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y hartádoos.


Díjoles, pues, Jesús: «En verdad, en verdad dígoos; no Moisés dióos el pan del cielo, sino mi Padre daos el pan del cielo, el verdadero.


En verdad, en verdad dígoos: el que cree, tiene vida eterna.


Díjoles, pues, Jesús: «En verdad, en verdad dígoos: si no comiereis la carne del Hijo del hombre y bebiereis su sangre, no tenéis vida en vosotros.


Respondióles Jesús: «En verdad, en verdad dígoos que todo el que hace el pecado, siervo es del pecado;


En verdad, en verdad dígoos: si alguno mi palabra guardare, muerte no verá, no, por el siglo».


Díjoles Jesús: «En verdad, en verdad dígoos: antes que Abrahán fuese, yo soy».


y vio al cielo abierto, y descendiendo un recipiente, como un lienzo grande, con cuatro puntas bajando sobre la tierra,


y dijo: «He aquí, miro los cielos abiertos y al Hijo del hombre a la derecha parado de Dios».


y a vosotros los que sois atribulados, reposo con nosotros en la revelación del Señor Jesús, desde el cielo, con ángeles de su poder,


los cuales pena pagarán: perdición eterna desde(c) la faz del Señor y desde la gloria de su virtud;


Y convenidamente(i) grande es el de la piedad(j) misterio; que manifestado fue en carne, justificado en espíritu(k), visto de ángeles, predicado entre gentes, creído en el mundo, asumido en gloria(l).


¿Acaso no todos son ministeriales espíritus, que, en ministerio son enviados por los que han de heredar la salud?


Y profetizó también acerca de éstos el séptimo, desde Adán: Henoc, diciendo: «Hé aquí ha venido Señor en sus santas miríadas(b),


Y vi el cielo abrirse, y he aquí corcel esplendente, y el sentado sobre él llamado «Fiel y Veraz»; y en justicia juzga y guerrea.


Después de esto vi, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la voz la primera que oí, como de trompeta hablando conmigo, diciendo: «Asciende acá, y te mostraré lo que ha de acontecer después de esto». Al punto estuve en espíritu;


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