Y se envió por carteros, al reino de Artajerjes, borrar el linaje de los judíos en día uno del mes duodécimo, que es Adar, y arrebatar los bienes de ellos. Y de la epístola, ésta es la copia: «El rey grande Artajerjes, a los que desde la India hasta la Etiopía en las ciento veintisiete regiones, son sátrapas y prefectos subordinados, esto escribe: «Aunque tenga el imperio de muchos reinos y haya subordinado toda la tierra, no he querido engreírme con la altivez del poder ensoberbecido, sino gobernar más equitativamente y con suavidad siempre asegurando a los súbditos una vida perpetuamente tranquila y disponer la quietud y seguridad del reino hasta los confines, ofreciendo renovar también la de todos los hombres que desean la paz. Pero, preguntando a mis consejeros cómo llevar esto a término Amán, por cordura, entre nosotros, distinguido, y en benevolencia invariablemente firme, en fidelidad, probado y el segundo que los regios honores ha alcanzado: nos ha manifestado que en todas las regiones, con el pueblo está mezclado cierto enemigo nuestro, por sus leyes opuesto a toda gente, y de los reyes preteriendo continuamente las ordenaciones, para no ajustarse a las medidas irreprensiblemente dictadas. Habiendo, pues, considerado que esta gente solísima está en contradicción con todo, y que siempre todo hombre(a) considera la institución de leyes peregrinas permutando, y, malévola con nuestras cosas, los pésimos consuman(b) males para esto: para impedir que el reino a firmeza no llegue. Hemos, pues, ordenado que los que se os señalan en lo escrito por Amán, el puesto sobre los negocios, y segundo padre nuestro, todos, con sus mujeres, e hijos sean de raíz exterminados por la espada de sus enemigos, sin misericordia ni perdón, el catorceno del duodécimo mes de Adar del presente año; a fin de que los antes y ahora enemigos, en un solo día, violentamente bajen al infierno por muerte violenta, y en el tiempo venidero sea nuestro gobierno firme, e imperturbable hasta el fin de las cosas».