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Ester 4:3 - Biblia Jünemann Septuaginta en español

3 Y en toda región, donde se publicaban las letras, hubo vociferación y plañido y luto grande, para los judíos, y se echaron saco y ceniza.

Tan-awa ang kapitulo Kopyaha


Dugang nga mga bersyon

Biblia Reina Valera 1960

3 Y en cada provincia y lugar donde el mandamiento del rey y su decreto llegaba, tenían los judíos gran luto, ayuno, lloro y lamentación; cilicio y ceniza era la cama de muchos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 A medida que la noticia del decreto real llegaba a todas las provincias, había más duelo entre los judíos. Ayunaban, lloraban y se lamentaban, y muchos se vestían con tela áspera y se acostaban sobre ceniza.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 En las provincias, a medida que fueron llegando la orden y el decreto, sólo se vio entre los judíos duelo, ayuno, lágrimas y lamentaciones; muchos se acostaron en la ceniza cubiertos de saco.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Y en cada una de las provincias, dondequiera llegaba la orden del rey y su edicto, hubo gran duelo entre los judíos: ayuno y llanto y lamentaciones, y el saco y la ceniza llegaron a ser cama para muchos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 En cada una de las provincias, allí donde llegaban la orden y el decreto del rey, había entre los judíos gran duelo y ayuno y llanto y lamentaciones; y muchos se acostaban sobre sayal y ceniza.

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Ester 4:3
20 Cross References  

Sueño de Mardoqueo. Convite. Sueño. El año segundo del reinado de Artajerjes(a) el gran rey, el primero de Nisán, tuvo un sueño Mardoqueo, hijo de Jairo, de Semeías, de Quisayo, de la tribu de Benjamín, hombre judío, que habitaba en Susa, la ciudad, hombre grande, sirviendo en la corte del rey. Mas era de la cautividad que cautivó Nabucodonosor rey de Babilonia, de Jerusalén, con Jeconías, el rey de la Judea. Y éste su sueño: Y he aquí voces y tumulto y truenos y temblor y conturbación sobre la tierra; y he aquí dos dragones grandes, prontos adelantáronse ambos a luchar. Y se hizo de ellos voz grande, y a la voz de ellos aprontóse toda la gente a la guerra, para guerrear contra la nación de los justos. Y he aquí día de tinieblas y calígine; tribulación y angustia, aflicción y conturbación grande sobre la tierra y conturbóse toda la gente justa, temerosos de los propios males; y se aprontaron a perecer; y clamaron a Dios. Y, al clamor de ellos, nació, al modo que, de una pequeña fuente se convierte en un río grande, con mucha agua; y luz y sol salió, y los humildes fueron exaltados, y devoraron a los gloriosos. Y, despertando Mardoqueo, el que había visto este sueño, y qué Dios había determinado hacer, teníalo en el corazón y a toda costa quería conocerlo, hasta la noche. Y reposó Mardoqueo en la corte, con Gabatá y Tarsa, los dos eunucos del rey, los que custodiaban la corte, y oyó sus consideraciones; y sus proyectos escudriñó; y supo que preparan sus manos para apoderarse de Artajerjes el rey. E informó al rey acerca de ellos; y examinó el rey a los dos eunucos, y, confesando, fueron ajusticiados. Y escribió el rey estas palabras para memorial; y Mardoqueo escribió acerca de estas palabras; y ordenó el rey a Mardoqueo servir en la corte y diole dádivas por esto. Y era Amán de Amadatí, Bugeo, de gran crédito ante la faz del rey, y buscaba cómo hacer mal a Mardoqueo y a su pueblo, por la denuncia de los dos eunucos del rey. Y aconteció después de estas palabras, que en los días de Artajerjes, este Artajerjes, dominó desde la India, a ciento veintisiete regiones.


Y fueron llamados los escribas del rey, en mes primero, el trece, y escribieron como ordenó Amán, a los estrategos y a los príncipes de todas las regiones, desde India hasta Etiopía, a las ciento veintisiete regiones, y a los príncipes de las gentes según el habla de ellas, por Artajerjes, el rey.


«Caminando, congrega a los judíos, los de Susa, y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis por tres días, noche y día; y yo y mis doncellas no comeremos, y entonces entraré al rey, contra la ley, aun cuando yo debiere perecer»


Y vino hasta la puerta del rey, y detúvose; pues no le era lícito entrar en el aula teniendo saco y ceniza.


Y entraron las doncellas y los eunucos de la reina, y anunciáronle; y conturbóse oyendo lo sucedido, y envió a que se vestimentara Mardoqueo y se quitara el saco; pero él no obedeció.


(9:30) Y Mardoqueo y Ester, la reina, estatuyeron(d) para sí de por sí, y entonces(e) estatuyendo, a causa de la salvación suya, también el consejo(f) de ellos.


Y cogió un tejuelo para la pus raer, y sentóse sobre el estercolero, fuera de la ciudad.


Y llamó el Señor, Señor de ejércitos en aquel día, llanto y plañido, y rasura y ceñidura de sacos;


Por esto dije: «Dejadme, amargamente lloraré; no os empeñéis en consolarme del quebrantamiento de la hija del linaje mío»;


No este ayuno yo he elegido, y día de humillar el hombre su alma; ni, si encorvares, cual círculo tu cuello, y saco y ceniza tendieres debajo; ni así llamaréis el ayuno, acepto.


y vociferarán sobre ti con su voz y gritarán amargamente y pondrán sobre su cabeza tierra; y ceniza desparramarán sobre sí.


Y di mi rostro hacia el Señor Dios para hallar oración y misericordia, en ayunos, y saco y ceniza.


Y llegó la palabra al rey de Nínive; y se levantó de su trono, y quitóse su estola y revistióse de saco; y se sentó en ceniza.


y arrojaránles en el horno del fuego; allí habrá el llanto y el rechino de los dientes.


Entonces el rey dijo a los ministros: Atándole de pies y manos, y arrojadle fuera, en las tinieblas las exteriores(d); allí será el llanto y el rechino de los dientes.


Y al inútil siervo lanzad a las tinieblas exteriores: allí será el llanto y el rechino de los dientes.»


Y rasgó Josué sus vestiduras; y cayó Josué sobre la tierra, sobre su faz, ante el Arca del Señor, hasta la tarde, él y los ancianos de Israel, y esparcieron polvo sobre sus cabezas.


Y van los mensajeros a Gabaá, a Saúl y hablan las palabras a las orejas del pueblo; y alzaron —todo el pueblo su voz y lloraron.


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