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Proverbios 8:34 - Biblia Spanish Sagradas Escrituras

34 Bienaventurado el hombre que me oye, trasnochando a mis puertas cada día, guardando los umbrales de mis entradas.

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Dugang nga mga bersyon

Biblia Reina Valera 1960

34 Bienaventurado el hombre que me escucha, Velando a mis puertas cada día, Aguardando a los postes de mis puertas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

34 ¡Alegres son los que me escuchan, y están atentos a mis puertas día tras día, y me esperan afuera de mi casa!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

34 Feliz el que me escucha, que aguarda cada día junto a mi puerta y permanece a la espera, en el umbral.

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La Biblia Textual 3a Edicion

34 ¡Cuán bienaventurado es el hombre que me escucha, Vigilando en mis portones cada día, Aguardando en el umbral de mis entradas!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

34 Feliz el hombre que me escucha vigilando a mis puertas cada día, guardando los dinteles de mi entrada;

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Proverbios 8:34
17 Cross References  

Bienaventurados tus varones, bienaventurados éstos tus siervos, que están continuamente delante de ti, y oyen tu sabiduría.


Una cosa he demandado al SEÑOR, ésta buscaré; que esté yo en la Casa del SEÑOR todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del SEÑOR, y para inquirir en su templo.


Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos ; escogí antes estar a la puerta en la Casa de mi Dios, que habitar en las moradas de maldad.


Plantados en la Casa del SEÑOR, en los atrios de nuestro Dios florecerán.


Y tomarán de la sangre, y pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer.


clama en los principales lugares de concurso; en las entradas de las puertas de la ciudad dice sus razones:


Bienaventurado el hombre que halló la sabiduría, y que saca a luz la inteligencia;


Ella es árbol de vida a los que de ella echan mano; y bienaventurados son los que la mantienen.


Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé al varón prudente, que edificó su casa sobre la peña;


Y eran ambos justos delante de Dios, andando sin reprensión en todos los mandamientos y estatutos del Señor.


Y ésta tenía una hermana que se llamaba María, la cual sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra.


Y él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan.


Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, y en la comunión, y en el partimiento del pan, y en las oraciones.


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