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Jeremías 6:19 - Biblia Spanish Sagradas Escrituras

19 Oye, tierra. He aquí yo traigo mal sobre este pueblo, el fruto de sus pensamientos; porque no escucharon a mis palabras, y aborrecieron mi ley.

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Dugang nga mga bersyon

Biblia Reina Valera 1960

19 Oye, tierra: He aquí yo traigo mal sobre este pueblo, el fruto de sus pensamientos; porque no escucharon mis palabras, y aborrecieron mi ley.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 ¡Escuchen, habitantes de toda la tierra! Traeré desastre sobre mi pueblo. Es el fruto de sus propias intrigas, porque se niegan a escucharme; han rechazado mi palabra.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 Escucha, tierra, mira el castigo que voy a dar a este pueblo como fruto de su rebelión, pues no quisieron hacerme caso cuando les hablaba, y despreciaron mi Ley.

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 ¡Oye, oh tierra! He aquí traigo el mal sobre este pueblo, El fruto de sus pensamientos, Porque no escucharon mis palabras, Y desecharon mi Ley.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 Escucha, tierra: Mirad que estoy trayendo una desgracia sobre este pueblo, fruto de sus proyectos, porque no escucharon mis palabras y despreciaron mi ley.

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Jeremías 6:19
37 Cross References  

Abominación son al SEÑOR los pensamientos del malo; mas el hablar de los limpios es limpio.


El que aparta su oído para no oír la ley, su oración también será abominable.


Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla el SEÑOR: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí.


Por tanto, como la lengua del fuego consume las aristas, y la paja es desecha por la llama, así será su raíz como pudrición, y su flor se desvanecerá como polvo; porque desecharon la ley del SEÑOR de los ejércitos, y abominaron la palabra del Santo de Israel.


Sus pies corren al mal, y se apresuran para derramar sangre inocente; sus pensamientos, pensamientos de iniquidad; destrucción y quebrantamiento son sus caminos.


Porque yo entiendo sus obras y sus pensamientos. Tiempo vendrá para juntar todos los gentiles y lenguas; y vendrán, y verán mi gloria.


Por tanto, así dijo el SEÑOR: He aquí yo traigo sobre ellos mal del cual no podrán salir; y clamarán a mí, y no los oiré.


Tú me dejaste, dice el SEÑOR, atrás te volviste; por tanto, yo extendí sobre ti mi mano, y te eché a perder; estoy cansado de arrepentirme.


Yo soy el SEÑOR, que escudriño el corazón, que pruebo los riñones, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.


Así dijo el SEÑOR de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí yo traigo sobre esta ciudad y sobre todas sus villas todo el mal que hablé contra ella; porque han endurecido su cerviz, para no oír mis palabras.


Dirás pues: Oíd palabra del SEÑOR, oh reyes de Judá, y moradores de Jerusalén. Así dice el SEÑOR de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que yo traigo mal sobre este lugar, tal que quien lo oyere, le retiñan los oídos.


Yo os visitaré conforme al fruto de vuestras obras, dijo el SEÑOR, y haré encender fuego en su breña, y consumirá todo lo que está alrededor de ella.


¡Oh tierra, tierra, tierra! Oye palabra del SEÑOR.


porque no oyeron mis palabras, dijo el SEÑOR, que les envié por mis siervos los profetas, madrugando y enviando; y no oístes, dijo el SEÑOR.


Lava tu corazón de la malicia, oh Jerusalén, para que seas salva. ¿Hasta cuándo dejarás estar en medio de ti los pensamientos de tu iniquidad?


Decid de los gentiles; he aquí, haced oír sobre Jerusalén: Guardas vienen de tierra lejana, y darán su voz sobre las ciudades de Judá.


Circuncidaos al SEÑOR, y quitad los prepucios de vuestro corazón, varones de Judá y moradores de Jerusalén; no sea que mi ira salga como fuego, y se encienda y no haya quien apague, por la malicia de vuestras obras.


Y haré que Elam tenga temor delante de sus enemigos, y delante de los que buscan su alma; y traeré sobre ellos mal, y el furor de mi enojo, dijo el SEÑOR; y enviaré en pos de ellos espada hasta que los acabe.


¿A quién tengo que hablar y amonestar, para que oigan? He aquí que sus orejas son incircuncisas, y no pueden escuchar. He aquí que la palabra del SEÑOR les es cosa vergonzosa; no la aman.


Por tanto oíd, gentiles, y conoced, oh congregación de ellas.


¿Por qué es este pueblo de Jerusalén rebelde con rebeldía perpetua? Abrazaron el engaño, no quisieron volverse.


Los sabios se avergonzaron, se espantaron y fueron presos; he aquí que aborrecieron la palabra del SEÑOR; ¿y qué sabiduría tienen?


Y todo Israel traspasó tu ley apartándose por no oír tu voz; por lo cual ha caído sobre nosotros la maldición, y el juramento que está escrito en la ley de Moisés, siervo de Dios; porque contra él pecamos.


Habéis arado impiedad, segasteis iniquidad; comeréis fruto de mentira; porque confiaste en tu camino, y en la multitud de tus fuertes.


Mi pueblo fue talado, porque le faltó sabiduría. Porque tú desechaste la sabiduría, yo te echaré del sacerdocio; y pues que olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.


Así dijo el SEÑOR: Por tres pecados de Judá, y por el cuarto, no la convertiré; porque menospreciaron la ley del SEÑOR, y no guardaron sus ordenanzas; y sus mentiras los hicieron errar, en pos de las cuales anduvieron sus padres.


Oíd, pueblos todos: está atenta, tierra, y todo lo que en ella hay; y el Señor DIOS, el Señor desde su santo templo sea testigo contra vosotros.


Oíd, montes, y fuertes fundamentos de la tierra, el pleito del SEÑOR; porque tiene el SEÑOR pleito con su pueblo, y altercará con Israel.


El que me desecha, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero.


Arrepiéntete pues de ésta tu maldad, y ruega a Dios, si quizás te será perdonado este pensamiento de tu corazón.


A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu simiente;


Escuchad, cielos, y hablaré; y oiga la tierra los dichos de mi boca.


yo pongo hoy por testigos al cielo y a la tierra, que presto pereceréis totalmente de la tierra a la cual pasáis el Jordán para heredarla; no estaréis en ella largos días sin que seáis destruidos.


Porque la rebelión es pecado de hechicería, e ídolo e idolatría el quebrantar la palabra de Dios . Y por cuanto tú desechaste la palabra del SEÑOR, él también te ha desechado para que no seas rey.


Y Samuel respondió a Saúl: No volveré contigo; porque desechaste la palabra del SEÑOR, y el SEÑOR te ha desechado para que no seas rey sobre Israel.


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