Jeremías 3 - Biblia Jünemann Septuaginta en español1 Arrepiéntase Israel. Reuniráse con Judá. Gloria de Jerusalén. «Si repudiare un varón a su mujer; y se apartare ella de él y fuere de otro varón, ¿acaso, volviendo, volverá a él ya? ¿No manchada, se manchará aquella mujer? Y tú te has constuprado en pastores muchos, ¿y volvías a mí? dice el Señor. 2 Levanta a rectitud tus ojos, y ve donde no te revolviste. Sobre los caminos te les sentabas, tal como cuervo solitario, y contaminaste la tierra en tus prostituciones y en tus maldades; 3 y tuviste pastores muchos en tropiezo a ti(a): cara de prostituta fue hecha la tuya; te desvergonzaste para con todos. 4 ¿No cual casa me llamaste y padre y guía de tu doncellez? 5 ¿Acaso permanecerá(b) por el siglo, o reservada será al triunfo(c). He aquí hablaste e hiciste esto malo y pudiste». 6 Y dijo el Señor a mí en los días de Josías, el rey: «¿Has visto lo que me ha hecho la casa de Israel? Han ido a todo monte alto y bajo todo leño frondoso; y fornicado allí. 7 Y dije, después de fornicar ella todo esto: «A mí vuélvete»; y no se volvió; y vio la deslealtad de ella la desleal Judá. 8 Y vi que, por todo lo que también vi; por todo lo que fue sorprendida, en lo que fornicó la casa de Israel y la repudié y di libelo de repudio en sus manos; y no temió la desleal Judá, y fue y fornicó también ella. 9 y se convirtió en nada su fornicación, y fornicó con el leño y la piedra. 10 Y en todo esto no se volvió a mí la desleal Judá de todo su corazón, sino en mentira». 11 Y díjome el Señor: «Ha justificado su alma Israel, más que la desleal Judá. 12 Ve y lee estas palabras al septentrión, y dirás: «Vuélvete a mí, la casa de Israel, dice el Señor; y no afianzaré mi rostro sobre vosotros; que misericordioso yo soy, dice el Señor, y no me airaré contra vosotros por el siglo. 13 Empero conoce tu injusticia, que contra el Señor, tu Dios, te has desapiadado y dispersado tus caminos a extraños debajo de todo leño frondoso, y mi voz no has escuchado, dice el Señor. 14 Volveos, hijos separados, dice el Señor, por cuanto yo me enseñorearé de vos, y os tomaré uno de ciudad y dos de familia, y os introduciré en Sión; 15 y os daré pastores, según mi corazón y os pastorearán, pastoreando con saber. 16 Y será: si(d) os multiplicareis y acrecentareis sobre la tierra, en aquellos días, dice el Señor, no dirán ya: «¡Arca de alianza del Santo de Israel!», ni ascenderá(e) a corazón; no será nombrada ni visitada; y no será hecha ya. 17 En aquellos días y en aquel tiempo llamarán a Jerusalén: Trono del Señor; y serán congregadas todas las gentes en ella, y no irán ya en pos de los deseos de su corazón, el malo. 18 En aquellos días se juntarán la casa de Judá a la casa de Israel, y llegarán a una, de tierra de septentrión y de todas las regiones a la tierra que legué a sus padres». 19 Y yo dije: «Hágase Señor». Porque(f) te pondré en hijos, y te daré tierra escogida, heredad del Dios todopoderoso de gentes; y dije: «Padre me llamaréis; y de mí no os apartaréis. 20 Empero, como desprecia una mujer al que está con ella, así me despreció la casa de Israel, dice el Señor. 21 Voz de labios escuchóse de llanto y súplica de hijos de Israel, porque agraviaron en sus caminos; olvidáronse de Dios, el Santo de ellos. 22 Volveos, hijos, volviendo, y sanaré vuestros quebrantos». —«He aquí siervos nosotros te seremos; pues tú, Señor, Dios nuestro eres. 23 Verdaderamente en mentira eran los collados y la virtud de los montes; empero por el Señor, nuestro Dios, la salvación de Israel. 24 Pero la confusión consumió los trabajos de nuestros padres, desde nuestra juventud, sus ovejas, y sus becerros; y sus hijos y sus hijas. 25 Hemos dormido en nuestra confusión y nos ha cubierto nuestra deshonra, por cuanto, delante de nuestro Dios, hemos pecado nosotros y nuestros padres, de nuestra juventud hasta este día, y no hemos obedecido la voz del Señor, nuestro Dios. |
P. Guillermo Jünemann 1928©