4 (5) Mira bien a mi derecha: ¡nadie me presta atención! ¡No hay nadie que me proteja! ¡A nadie le importo!
Juan 5:7 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual El enfermo contestó: —Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando el agua se mueve. Cada vez que trato de meterme, alguien lo hace primero. Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. Biblia Nueva Traducción Viviente —Es que no puedo, señor —contestó el enfermo—, porque no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando se agita el agua. Siempre alguien llega antes que yo. Biblia Católica (Latinoamericana) El enfermo le contestó: 'Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se agita el agua, y mientras yo trato de ir, ya se ha metido otro. La Biblia Textual 3a Edicion Señor, le respondió el enfermo, no tengo un hombre que me meta en el estanque cuando es agitada el agua, y mientras yo voy, otro baja antes de mí. Biblia Serafín de Ausejo 1975 El enfermo le contestó: 'Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando el agua comienza a agitarse; y para cuando yo llego, ha bajado otro antes que yo'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Señor, le respondió el enfermo, no tengo hombre que me meta en el estanque cuando el agua es agitada; pues entre tanto que yo vengo, otro desciende antes que yo. |
4 (5) Mira bien a mi derecha: ¡nadie me presta atención! ¡No hay nadie que me proteja! ¡A nadie le importo!
El rey librará a los pobres cuando ellos le pidan ayuda; salvará a los afligidos que no tienen quién los ayude.
En Jerusalén, cerca de la entrada llamada «Portón de las Ovejas», había una piscina con cinco entradas, que en hebreo se llamaba Betzatá.
Allí, acostados en el suelo, había muchos enfermos: ciegos, cojos y paralíticos.
Cuando Jesús lo vio allí acostado, y se enteró de cuánto tiempo había estado enfermo, le preguntó: —¿Quieres que Dios te sane?
Cuando nosotros los pecadores no podíamos salvarnos, Cristo murió por nosotros. Murió en el momento elegido por Dios.
Ustedes saben que, en una carrera, no todos ganan el premio, sino uno solo. Pues nuestra vida como seguidores de Cristo es como una carrera, así que vivamos bien para llevarnos el premio.
»Cuando ya no tengamos fuerzas, nuestro Dios nos defenderá; cuando él nos vea reducidos a nada, tendrá compasión de nosotros