Nebuzaradán se llevó además objetos de oro y plata, como hornillos y tazones.
Esdras 1:9 - Biblia Traducción en Lenguaje Actual Los utensilios entregados fueron: treinta tazones de oro, mil tazones de plata, veintinueve cuchillos, treinta tazas de oro, cuatrocientas diez tazas de plata de un mismo juego, y una gran cantidad de otros utensilios. Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 Y esta es la cuenta de ellos: treinta tazones de oro, mil tazones de plata, veintinueve cuchillos, Biblia Nueva Traducción Viviente La siguiente es una lista de los artículos que se devolvieron: tazones de oro 30 tazones de plata 1000 recipientes de plata para quemar incienso 29 Biblia Católica (Latinoamericana) Esta es la lista: 30bandejas de oro, 1.000 bandejas de plata, 29cuchillos, La Biblia Textual 3a Edicion Y esta fue su cuenta: treinta tazones de oro, mil tazones de plata, veintinueve cuchillos,° Biblia Serafín de Ausejo 1975 He aquí el inventario: treinta bandejas de oro, mil bandejas de plata, veintinueve cuchillos, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y esta es la cuenta de ellos; treinta tazones de oro, mil tazones de plata, veintinueve cuchillos, |
Nebuzaradán se llevó además objetos de oro y plata, como hornillos y tazones.
Cuando terminaron, le regresaron al rey y a Joiadá el dinero que había sobrado. Con él hicieron utensilios de oro y plata para usarlos en el culto del templo. Y así, mientras Joiadá vivió, se presentaron en el templo sacrificios en honor de Dios.
Hiram también hizo las ollas, las palas y las vasijas. Así terminó todo el trabajo que hizo para el templo de Dios, por encargo del rey Salomón.
y esta es la lista: Veintiún mil cuatrocientos cincuenta kilos de plata, cien utensilios de plata, tres mil trescientos kilos de oro, veinte tazas de oro que pesaban ocho kilos en total, y dos utensilios de bronce pulido. Esos dos utensilios de bronce eran tan valiosos como el oro.
Entonces los sacerdotes y sus ayudantes recibieron la plata, el oro y los utensilios que habían sido pesados y los llevaron al templo de nuestro Dios en Jerusalén.
Herodías escuchó eso, y convenció a su hija de que le pidiera a Herodes la cabeza de Juan el Bautista.