Y nadie le podía responder palabra, ni desde aquel día se atrevió ninguno a preguntarle° más.
Y nadie le podía responder palabra; ni osó alguno desde aquel día preguntarle más.
Nadie pudo responderle, y a partir de entonces, ninguno se atrevió a hacerle más preguntas.
Y nadie supo qué contestarle. Desde ese día nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Y nadie podía responderle una palabra, ni desde aquel día se atrevió ya nadie a hacerle más preguntas.
Y nadie podía responderle ni una palabra; ni ninguno se atrevió desde aquel día a hacerle más preguntas.
Nadie pudo responderle a Jesús, y desde ese momento ya nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Y respondiendo a Jesús, dijeron: No sabemos. Y Él les dijo: Tampoco Yo os digo con qué clase de autoridad hago estas cosas.
Pues si David lo llama Señor, ¿cómo es su Hijo?
Y Jesús, viendo que había respondido° sensatamente, le dijo: No estás lejos del reino de Dios. Y ya ninguno se atrevía a preguntarle.
Y diciendo estas cosas, todos sus adversarios se avergonzaban, pero todo el pueblo se regocijaba por las cosas gloriosas° que eran hechas por Él.
Pero ellos callaron. Y agarrándolo,° lo sanó y lo despidió,
Y no podían replicar a estas cosas.
Y ya no se atrevían a preguntarle nada.
Y viendo al hombre que había sido sanado, en pie con ellos, no tenían nada que oponer.
Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.° Lleno de temor, Moisés no se atrevía a mirar.