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Génesis 30:14 - La Biblia Textual 3a Edicion

Durante la siega del trigo, fue Rubén y halló mandrágoras° en el campo, y las llevó a su madre Lea. Y dijo Raquel a Lea: Te ruego que me des de las mandrágoras de tu hijo.

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Biblia Reina Valera 1960

Fue Rubén en tiempo de la siega de los trigos, y halló mandrágoras en el campo, y las trajo a Lea su madre; y dijo Raquel a Lea: Te ruego que me des de las mandrágoras de tu hijo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Cierto día, durante la cosecha de trigo, Rubén encontró algunas mandrágoras que crecían en el campo y se las llevó a su madre, Lea. Raquel le suplicó a Lea: —Por favor, dame algunas de las mandrágoras que te trajo tu hijo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

En el tiempo de la siega del trigo, salió Rubén y encontró unas manzanas silvestres en el campo; y se las llevó a su madre Lía. Las vio Raquel y dijo a Lía: 'Por favor, dame alguna de esas manzanas silvestres que ha traído tu hijo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Salió Rubén al tiempo de la siega del trigo, encontró mandrágoras en el campo y se las trajo a Lía, su madre. Dijo Raquel a Lía: 'Dame, por favor, algunas de las mandrágoras de tu hijo'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y fue Rubén en tiempo de la siega de los trigos, y halló mandrágoras en el campo, y las trajo a Lea su madre: y dijo Raquel a Lea: Te ruego que me des de las mandrágoras de tu hijo.

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Biblia Traducción en Lenguaje Actual

Un día, durante la cosecha del trigo, Rubén salió al campo y encontró unas frutas llamadas mandrágoras. Entonces se las llevó a su madre Lía. Al ver las frutas, Raquel le rogó a Lía que le diera algunas,

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Génesis 30:14
5 Cross References  

Entonces dijo Esaú a Jacob: Te ruego, déjame engullir de eso rojo,° porque estoy desfallecido. (Por eso le llaman Edom°).


Y ella le dijo: ¿Te parece poco haberme quitado a mi marido, que me quieres quitar las mandrágoras de mi hijo? Respondió Raquel: Pues bien, que se acueste contigo esta noche por las mandrágoras de tu hijo.


Y cuando Jacob volvía del campo por la tarde, Lea le salió al encuentro, diciendo: Llégate a mí, porque te he alquilado formalmente por unas mandrágoras de mi hijo. Y se acostó con ella aquella noche.


Las mandrágoras exhalan su fragancia, Y a nuestra puerta hay toda suerte de frutos deliciosos, Nuevos y añejos, Que he guardado para ti, oh amado mío.


Junto al límite de Simeón, desde el lado oriental hasta el lado del mar, Isacar, otra.