Ya no será el sol tu lumbrera de día, ni te alumbrará el resplandor de la luna, sino que Yahvé será tu eterna lumbrera, y tu Dios será tu esplendor.
Lucas 9:32 - Biblia Nacar-Colunga Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño. Al despertar, vieron su gloria y a los dos varones que con El estaban. Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 Y Pedro y los que estaban con él estaban rendidos de sueño; mas permaneciendo despiertos, vieron la gloria de Jesús, y a los dos varones que estaban con él. Biblia Nueva Traducción Viviente Pedro y los otros se durmieron. Cuando despertaron, vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres de pie junto a él. Biblia Católica (Latinoamericana) Un sueño pesado se había apoderado de Pedro y sus compañeros, pero se despertaron de repente y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con él. La Biblia Textual 3a Edicion Y Pedro y los que estaban con él se hallaban cargados de sueño, pero habiéndose sacudido el sueño, vieron su gloria, y a los dos varones que estaban con Él. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero se despertaron y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que con él estaban. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y Pedro y los que estaban con él, estaban cargados de sueño; y despertando, vieron su gloria, y a los dos varones que estaban con Él. |
Ya no será el sol tu lumbrera de día, ni te alumbrará el resplandor de la luna, sino que Yahvé será tu eterna lumbrera, y tu Dios será tu esplendor.
Oí el sonido de sus palabras, y, en oyendo el sonido de sus palabras, caí aturdido rostro a tierra.
Al hablarme caí entontecido sobre el rostro, pero él me tocó y me hizo estar en pie,
Viniendo otra vez, los encontró dormidos, porque estaban sus ojos pesados; y no sabían qué responderle.'
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos visto su gloria, gloria como de Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Padre, lo que tú me has dado, quiero que donde esté Yo estén ellos también conmigo, para que vean mi gloria, que tú me has dado, porque me amaste antes de la creación del mundo.
Porque no fue siguiendo artificiosas fábulas como os dimos a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo, sino como quienes han sido testigos oculares de su majestad.
Carísimos, ahora somos hijos de Dios, aunque aún no se ha manifestado lo que hemos de ser. Sabemos que cuando aparezca seremos semejantes a El, porque le veremos tal cual es.