Cuando el arca de Yahvé llegó a la ciudad de David, Micol, hija de Saúl, miró por la ventana; y al ver al rey David saltando y danzando delante de Yahvé, le menospreció en su corazón.'
Lucas 6:23 - Biblia Nacar-Colunga Alegraos y regocijaos en aquel día, pues vuestra recompensa será grande en el cielo. Así hicieron sus padres con los profetas. Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 Gozaos en aquel día, y alegraos, porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos; porque así hacían sus padres con los profetas. Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando les suceda eso, pónganse contentos. ¡Sí, salten de alegría, porque les espera una gran recompensa en el cielo! Y recuerden que los antepasados de ellos trataron a los antiguos profetas de la misma manera. Biblia Católica (Latinoamericana) Alégrense en ese momento y llénense de gozo, porque les espera una recompensa grande en el cielo. Recuerden que de esa manera trataron también a los profetas en tiempos de sus padres. La Biblia Textual 3a Edicion Regocijaos en ese día y saltad de gozo, porque he aquí vuestra recompensa será grande en el cielo. Porque del mismo modo hacían sus padres con los profetas.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Alegraos aquel día y saltad de gozo; porque mirad: vuestra recompensa será grande en el cielo. Porque de la misma manera trataban sus padres a los profetas. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Regocijaos en aquel día, y saltad de gozo; porque he aquí vuestra recompensa es grande en el cielo; porque así hacían sus padres a los profetas. |
Cuando el arca de Yahvé llegó a la ciudad de David, Micol, hija de Saúl, miró por la ventana; y al ver al rey David saltando y danzando delante de Yahvé, le menospreció en su corazón.'
y cuando Jezabel exterminaba a los profetas de Yahvé, escondió a cien profetas, de cincuenta en cincuenta, por cincuenta días en cavernas, proveyéndoles de pan y de agua.
El respondió: “He sentido vivo celo por Yahvé Sebaot, porque los hijos de Israel han roto tu alianza, han derribado tus altares y han pasado a cuchillo a tus profetas, de los que sólo he quedado yo, y me están buscando para quitarme la vida.”
Y él respondió: “He sentido vivo celo por Yahvé Sebaot, porque los hijos de Israel han roto tu alianza, han derribado tus altares y han pasado a cuchillo a tus profetas, de los que sólo quedo yo, y me buscan para quitarme la vida.”
y Jezabel mandó a Elías un mensajero para decirle: “Así me hagan los dioses y así me añadan si mañana a estas horas no estás tú como uno de ellos.”
Ajab dijo a Elías: “¿Me has hallado, enemigo mío? Y Elías le respondió: “Te he hallado. Porque tú te has vendido para hacer el mal a los ojos de Yahvé,
y diles: “Así dice el rey de Israel: Poned preso a este hombre y mantenedlo con pan escaso y agua tasada hasta que yo vuelva en paz.”
El rey de Israel respondió a Josafat: “Queda todavía aquí un hombre por el que podríamos consultar a Yahvé, Miqueas, hijo de Yemla; pero yo le aborrezco, porque no me profetiza bien alguno: nunca me profetiza más que mal”; y Josafat dijo: “No hable así el rey.”
El rey dijo: “Que esto me haga Yahvé y esto me añada si la cabeza de Elíseo, hijo de Safat, quedare hoy sobre los hombros.”
Pero ellos hicieron escarnio de los mensajeros de Dios y menospreciaron sus palabras, burlándose de sus profetas, hasta que subió la ira de Dios contra su pueblo y ya no hubo remedio.
Pero te irritaron rebelándose contra ti, y echaron tu Ley a sus espaldas; y mataron a tus profetas, que los reprendían para convertirlos a ti, e hicieron grandes abominaciones.'
Se alegrará el justo al ver el castigo, bañará sus pies en la sangre del impío.
Entonces saltará el rengocomo un ciervo, y la lengua de los mudos cantará gozosa. Porque brotarán aguas en el desierto, y torrentes en la estepa.
En vano os he castigado; vuestros hijos no aceptaron la corrección, La espada ha devorado a vuestros profetas como león devastador.'
(19) Pues he aquí que llega el día, ardiente como horno, y serán entonces los soberbios y obradores de maldad como paja, y el día que viene le prenderá fuego, dice Yahvé, de suerte que no les quedará ni raíz ni follaje.
Alegraos y regocijaos, porque grande será en los cielos vuestra recompensa, pues así persiguieron a los profetas que hubo antes de vosotros.
Así que Isabel oyó el saludo de María, exultó el niño en su seno, e Isabel se llenó del Espíritu Santo,
Porque así que sonó la voz de tu salutación en mis oídos, exultó de gozo el niño en mi seno.
Pero amad a vuestros enemigos, haced bien y prestad sin esperanza de remuneración, y será grande vuestra recompensa, y seréis hijos del Altísimo, porque El es bondadoso para con los ingratos y los malos.
le dijo en alta voz: Levántate, ponte de pie. El, dando un salto, echó a andar.
y de un brinco se puso en pie, y comenzando a andar entró con ellos en el templo, saltando y brincando y alabando a Dios.
Ellos se fueron contentos de la presencia del sanedrín, porque habían sido dignos de padecer ultrajes por el nombre de Jesús:
Y no sólo esto, sino que nos gloriamos hasta en las tribulaciones, sabedores de que la tribulación produce la paciencia;'
Por lo cual me complazco en las enfermedades, en los oprobios, en las necesidades, en las persecuciones, en las angustias por Cristo; pues cuando parezco débil, entonces es cuando soy fuerte.'
Ahora me alegro de mis padecimientos por vosotros, y suplo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo por su cuerpo, que es la Iglesia.
si sufrimos con El, con El remaremos; si le negamos, también El nos negará;'
teniendo por mayor riqueza que los tesoros de Egipto el oprobio de Cristo, porque ponía los ojos en la recompensa.
cosa que sin la fe es imposible. Que es preciso que quien se acerque a Dios crea que existe y que es remunerador de los que le buscan.
Tened, hermanos míos, por sumo gozo veros rodeados de diversas tentaciones,
antes habéis de alegraros en la medida en que participáis en los padecimientos de Cristo, para que en la revelación de su gloria exultéis de gozo.
El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. Al que venciere le daré del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en ella escrito un nombre nuevo, que nadie conoce sino el que lo recibe.
Y al que venciere y al que conservare hasta el fin mis obras, yo le daré poder sobre las naciones,
El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de mi Dios.
El que venciere heredará estas cosas, y seré su Dios, y él será mi hijo.
Al vencedor yo le haré columna en el templo de mi Dios, y no saldrá ya jamás fuera de él, y sobre él escribiré el nombre de Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios, de la nueva Jerusalén, la que desciende del cielo de mi Dios, y mi nombre nuevo.
El que venciere, ése se vestirá de vestiduras blancas, jamás borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles.