Cuando envejeció Isaac, se debilitaron sus ojos y no veía. Llamó, pues, a Esaú, su hijo mayor, y le dijo: “Hijo mío.” Este contestó: “Heme aquí.”
Génesis 48:10 - Biblia Nacar-Colunga Los ojos de Israel se habían oscurecido por la edad y no podía ya ver. José los acercó, y él los besó y los abrazó, Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 Y los ojos de Israel estaban tan agravados por la vejez, que no podía ver. Les hizo, pues, acercarse a él, y él les besó y les abrazó. Biblia Nueva Traducción Viviente Jacob casi había perdido la vista debido a su avanzada edad y apenas podía ver. Entonces José le acercó a los muchachos, y Jacob los besó y los abrazó. Biblia Católica (Latinoamericana) Israel tenía los ojos debilitados por la vejez y no podía ver. Cuando José se los acercó, él los abrazó y los besó. La Biblia Textual 3a Edicion Y los ojos de Israel estaban pesados a causa de la vejez, y casi no podía ver. Así pues, los hizo acercarse y los besó y los abrazó. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Los ojos de Israel se habían debilitado por la vejez y no podía ver. José se los acercó, y él los besó y abrazó. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y los ojos de Israel estaban tan agravados de la vejez, que no podía ver. Les hizo, pues, acercarse a él, y él los besó y abrazó. |
Cuando envejeció Isaac, se debilitaron sus ojos y no veía. Llamó, pues, a Esaú, su hijo mayor, y le dijo: “Hijo mío.” Este contestó: “Heme aquí.”
Acercóse él y le besó; y en cuanto olió la fragancia de sus vestidos, le bendijo, diciendo: “¡Oh, es el olor de mi hijo como el olor de un campo al que ha bendecido Yahvé!'
Besó también a todos sus hermanos, llorando mientras los abrazaba, y después sus hermanos estuvieron hablando con él.
diciendo a José: “No creí ya ver más tu rostro, y he aquí que Dios me ha dejado verte a ti y también a tu prole.”
y él, dejando los bueyes, se vino corriendo tras Elías y le dijo: “Déjame ir a abrazar a mi padre y a mi madre, y te seguiré.” Elías le respondió: “Ve y vuelve, pues ya ves lo que he hecho contigo.”
cuando temblarán los guardianes de la casa y se encorvarán los fuertes, y cesarán de trabajar las muelas porque son pocas, y se oscurecerán los que miran por las ventanas,
He aquí que se ha acortado la mano de Yahvé para salvar ni se ha hecho duro su oído para oír,
ved, y no conozcáis. Endurece el corazón de ese pueblo, tapa sus oídos, cierra sus ojos. Que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni entienda su corazón, y no sea curado de nuevo.
Tenía, cuando murió, ciento veinte años, y ni se habían debilitado sus ojos ni se había mustiado su vigor.
Un día, estando acostado en su lugar Helí, cuyos ojos se habían oscurecido y no podían ver, cuando todavía no se había apagado la lámpara de Dios en el santuario,
Helí tenía noventa y ocho años; sus ojos se habían quedado rígidos y no veía.'