Y dijeron: “Vamos a edificarnos una ciudad y una torre cuya cúspide toque a los cielos y nos haga famosos, por si tenemos que dividirnos por la haz de la tierra.”
Génesis 4:17 - Biblia Nacar-Colunga Conoció Caín a su mujer, que concibió y parió a Enoc. Púsose aquél a edificar una ciudad, a la que dio el nombre de Enoc, su hijo. Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 Y conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc; y edificó una ciudad, y llamó el nombre de la ciudad del nombre de su hijo, Enoc. Biblia Nueva Traducción Viviente Caín tuvo relaciones sexuales con su esposa, y ella quedó embarazada y dio a luz a Enoc. Luego Caín fundó una ciudad, que llevaba el nombre de su hijo Enoc. Biblia Católica (Latinoamericana) Caín tuvo relaciones con su mujer, la cual dio a luz un hijo, al que llamó Henoc. Construyó una ciudad y la llamó Henoc, con el mismo nombre de su hijo. La Biblia Textual 3a Edicion Y conoció° Caín a su mujer, y concibió, y dio a luz a Enoc. Y cuando estaba edificando una ciudad, llamó el nombre de la ciudad como el nombre de su hijo Enoc. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Conoció Caín a su mujer, que concibió y dio a luz a Henoc. Y edificó Caín una ciudad, a la que dio el nombre de su hijo: Henoc. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y conoció Caín a su esposa, la cual concibió y dio a luz a Enoc; y edificó una ciudad, y llamó el nombre de la ciudad del nombre de su hijo, Enoc. |
Y dijeron: “Vamos a edificarnos una ciudad y una torre cuya cúspide toque a los cielos y nos haga famosos, por si tenemos que dividirnos por la haz de la tierra.”
Caín, alejándose de la presencia del Señor, habitó la tierra de Nod, al oriente de Edén.
A Enoc le nació Irad, e Irad engendró a Mejuyael; Mejuyael a Matusael, y Matusael a Lamec.'
Anduvo Henoc en la presencia de Dios, después de engendrar a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas.
Habíase alzado Absalón en vida un monumento en el valle del rey, diciendo: “Para que se conserve la memoria de mi nombre, pues que no tengo hijos,” y dio al monumento su nombre, y así se llama hoy todavía el cipo de Absalón.
Pues verá cómo los sabios mueren, desaparecen juntamente el necio y el exulto y dejan a otros sus haciendas.
Las tumbas son sus casas para siempre, sus moradas de generación en generación, aunque dieron sus nombres a las tierras.
Al momento se cumplió en Nabucodonosor la palabra: fue arrojado de en medio de los hombres y comió hierba como los bueyes, y su cuerpo se empapó del rocío del cielo, hasta que llegaron a crecerle los cabellos como plumas de águila, y las uñas como las de las aves de rapiña.