“Óyenos, señor, por favor: Tú eres entre nosotros un príncipe de Dios; sepulta a la muerta en el mejor de nuestros sepulcros; ninguno de nosotros te negará su sepulcro para que en él sepultes a tu muerta.”
Génesis 32:4 - Biblia Nacar-Colunga Envió Jacob ante sí mensajeros a Esaú, su hermano, a tierras de Seir, en los campos de Edom, mandándoles: Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 Y les mandó diciendo: Así diréis a mi señor Esaú: Así dice tu siervo Jacob: Con Labán he morado, y me he detenido hasta ahora; Biblia Nueva Traducción Viviente Y les dijo: «Den este mensaje a mi señor Esaú: “Humildes saludos de tu siervo Jacob. Hasta el momento, estuve viviendo con el tío Labán, Biblia Católica (Latinoamericana) Jacob mandó a avisar de su llegada a su hermano Esaú, en Seír, en los campos de Edom;' La Biblia Textual 3a Edicion y les ordenó, diciendo: Así diréis a mi señor Esaú: Así dice tu siervo Jacob: He habitado como forastero con Labán deteniéndome hasta ahora. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Envió Jacob por delante mensajeros a Esaú, su hermano, a Seír, en el campo de Edom, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y les mandó diciendo: Así diréis a mi señor Esaú: Así dice tu siervo Jacob: Con Labán he morado, y he estado allí hasta ahora; |
“Óyenos, señor, por favor: Tú eres entre nosotros un príncipe de Dios; sepulta a la muerta en el mejor de nuestros sepulcros; ninguno de nosotros te negará su sepulcro para que en él sepultes a tu muerta.”
dijo a Jacob: “Por favor, dame a comer de ese guiso rojo, que estoy desfallecido.” Por esto se le dio a Esaú el nombre de Edom
Sírvante pueblos y prostérnense ante ti naciones. Sé señor de tus hermanos, y póstrense ante ti los hijos de tu madre.
Respondió Isaac y dijo a Esaú: “Mira, le he hecho señor tuyo, y todos sus hermanos se los he dado por siervos; le he atribuido el trigo y el mosto. A ti, pues, ¿qué voy a hacerte, hijo mío?”
He llevado en tu casa veinte años; catorce te he servido por tus dos hijas, seis por tus ganados, y me has mudado diez veces el salario.'
Al primero le dio esta orden: “Si te encuentra Esaú, mi hermano, y te pregunta: ¿De quién eres, adonde vas y de quién es eso que llevas?,
“Así habéis de decir a mi señor Esaú: He aquí lo que dice Jacob, tu siervo: He estado con Labán y he morado con él hasta ahora.
Pase, pues, mi señor delante de su siervo, y yo seguiré lentamente al paso de los rebaños que llevo delante y al paso de los niños, hasta llegar a Seir, a mi señor.”
Esaú les preguntó: “¿Qué pretendes con todos estos hatos que he ido encontrando?” “Hallar gracia a los ojos de mi señor.”
He aquí los nombres de los hijos de Esaú, padre de Edom, en el monte de Seir:
¿No es verdad que, si obraras bien, andarías erguido, mientras que, si no obras bien, estará el pecado a la puerta? Y siente apego a ti, y tú debes dominarle.”
Vistiéronse sacos sobre los lomos y pusiéronse sogas al cuello y se fueron al rey de Israel y le dijeron: “Tu siervo Ben Hadad dice: Déjame la vida.” Ajab respondió: “¿Vive todavía? Es mi hermano.”
Aarón respondió: “Que no se encienda la cólera de mi señor. Tú mismo sabes cuan inclinado al mal es este pueblo.
Una respuesta blanda calma la ira; una palabra áspera enciende la cólera.'
Con longanimidad se aplaca el príncipe, y la lengua suave ablanda los huesos.
haz esto, hijo mío, para librarte, ya que has caído en manos de tu prójimo: ve sin tardanza y asegúrate de tu amigo;'
Cuando un poderoso se enfurezca contra ti, no repliques, porque la mansedumbre impide grandes males.
Oráculo sobre Edom. Danrne voces desde Seir: Centinela, ¿qué hora es de la noche? Centinela, ¿qué hora es de la noche?
porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado.
Como Sara, cuyas hijas habéis venido a ser vosotras, obedecía a Abraham y le llamaba señor, obrando el bien sin intimidación alguna.
Cuando tú, ¡oh Yahvé! salías de Seír, cuando subías desde los campos de Edom, tembló ante ti la tierra, destilaron los cielos y las nubes se deshicieron en agua.
Saúl conoció la voz de David y dijo: “¿Eres tú, hijo mío, David?” David contestó: “Yo soy, ¡oh rey, mi señor!”