Trajeron sus ganados, y José les dio pan a cambio de caballos, rebaños de ovejas y de bueyes y de asnos. Aquel año los proveyó de trigo a cambio de todos sus ganados.
Éxodo 9:3 - Biblia Nacar-Colunga caerá la mano de Yahvé sobre los ganados que están en tus campos, sobre los caballos, sobre los asnos, sobre los camellos, sobre los bueyes y sobre las ovejas, una peste muy mortífera. Dugang nga mga bersyonBiblia Reina Valera 1960 he aquí la mano de Jehová estará sobre tus ganados que están en el campo, caballos, asnos, camellos, vacas y ovejas, con plaga gravísima. Biblia Nueva Traducción Viviente la mano del Señor herirá a todos tus animales —caballos, burros, camellos, ganado, ovejas y cabras— con una plaga mortal. Biblia Católica (Latinoamericana) volveré mi mano contra los animales de tus campos, de manera que habrá una mortandad tremenda de los caballos, de los burros, de los camellos, de las vacas y ovejas. La Biblia Textual 3a Edicion he aquí la mano de YHVH estará con una peste gravísima sobre tus ganados que están en el campo, sobre los caballos, los asnos, los camellos, la vacada y el ganado lanar. Biblia Reina Valera Gómez (2023) he aquí la mano de Jehová será sobre tu ganado que está en el campo, sobre los caballos, sobre los asnos, sobre los camellos, sobre las vacadas y sobre las ovejas: habrá una pestilencia gravísima: |
Trajeron sus ganados, y José les dio pan a cambio de caballos, rebaños de ovejas y de bueyes y de asnos. Aquel año los proveyó de trigo a cambio de todos sus ganados.
Ellos le dijeron: “El Dios de los hebreos se nos ha mostrado. Deja, pues, que vayamos al desierto, tres jornadas de camino, y ofrezcamos sacrificios a Yahvé, para que no venga sobre nosotros peste ni espada.”
El faraón no os escuchará, y yo pondré mi mano sobre Egipto, y sacaré de la tierra de Egipto a mis ejércitos, a mi pueblo, a los hijos de Israel, por grandes juicios.
Haré distinción entre mi pueblo y el tuyo. Mañana será este prodigio.”
Os castigué con plagas a modo de las de Egipto, maté a vuestros mancebos a la espada, di al cautiverio a vuestros caballeas, y en mi furor abrasé con el fuego vuestros campos, pero no os convertisteis a mí, oráculo de Yahvé.
Ahora mismo la mano del Señor caerá sobre ti y quedarás ciego, sin ver la luz del sol por cierto tiempo. Al punto se apoderó de él la tiniebla y la oscuridad, y daba vueltas buscando quien le diera la mano.
Seguidla con los ojos: si sube por el camino de su tierra hacia Bet Semes, será que Yahvé nos ha infligido tanto mal; si no, sabremos que no ha sido su mano la que nos ha herido y que esto ha sucedido por casualidad.”